Dra. Ana Fernández Arcos. Sociedad Española de Neurología (SEN).
Dra. Ana Fernández Arcos. Sociedad Española de Neurología (SEN).

El sueño de las personas mayores importa

Dra. Ana Fernández Arcos

Coordinadora del Grupo de Estudio de Trastornos de la Vigilia y el Sueño de la Sociedad Española de Neurología (SEN)

El sueño es un estado fisiológico en el que pasamos aproximadamente un tercio de nuestra vida. Aunque aún no conocemos con exactitud todas sus funciones, cada vez conocemos más, principalmente por las consecuencias a corto y a largo plazo de un mal descanso nocturno. Un sueño insuficiente y de mala calidad se relaciona con alteraciones cognitivas, conductuales y del estado de ánimo. Mantenido a lo largo del tiempo incrementa el riesgo de enfermedad cardiovascular, metabólica, trastornos mentales y enfermedades neurodegenerativas.

 Durante el envejecimiento, las necesidades de sueño disminuyen y empeora la calidad del descanso en forma de despertares frecuentes y sueño más superficial. Además, nuestro ritmo circadiano no es tan eficaz para mantener la regularidad de sueño y vigilia. No obstante, estos cambios no deberían ocasionar malestar significativo ni provocar somnolencia diurna en situaciones no deseadas o con consecuencia de siestas prolongadas. No debería estar normalizado un mal descanso a determinada edad.  La población en general y las personas mayores en particular, deberían tener un mayor conocimiento de qué es lo esperable y ante qué síntomas deberían consultar. Los profesionales sanitarios debemos ser capaces de identificar correctamente los problemas de sueño y poder aplicar medidas de forma individualizada. 

En consonancia con el aumento de la prevalencia de enfermedades neurodegenerativas como la Enfermedad de Alzheimer o la Enfermedad de Parkinson con la edad, lo hacen los trastornos de sueño, que pueden ser a su vez factores de riesgo y signos precoces de la enfermedad. El diagnóstico de trastornos de sueño puede derivarse de problemas primarios de sueño (apneas, síndrome de piernas inquietas, alteración del ritmo circadiano…) o por la afectación neurodegenerativa directa sobre áreas cerebrales implicadas en los circuitos de sueño y la vigilia. Tanto por la calidad de vida como por las consecuencias de un mal descanso, el sueño debería incluirse en las evaluaciones sobre salud para evitar que sean pasados por alto los trastornos.

El sueño en los mayores, crucial para la carga del cuidador

Pacientes y cuidadores deben estar capacitados para consultar por el problema y tanto la formación sobre sueño como los recursos para el diagnóstico deben mejorarse. A menudo, limitaciones en la consulta impiden una correcta valoración y hacer una orientación diagnóstica precisa. Es entonces cuando se puede interpretar como una única vía terapéutica la prescripción de hipnóticos.  También es posible que las personas de edad avanzada por su fragilidad tengan menos acceso a pruebas complementarias consideradas patrón oro, como el video-polisomnograma. En los casos en los que es un riesgo que el paciente duerma fuera de su entorno existen numerosas pruebas en el mercado que pueden hacerse en domicilio.

No debemos olvidar que los problemas de sueño en las personas dependientes pueden ser cruciales para la carga de los cuidadores y una razón importante para institucionalizar a estas personas.  Por todo ello, es necesario poner el foco en el sueño con un especial interés en los ancianos.

Si bien experimentar cambios al largo de la vida, así como cortos periodos con problemas para dormir es frecuente, la imposibilidad de tener un sueño reparador es motivo de consulta. Mejorar el descanso de nuestros mayores debe ser una prioridad para un envejecimiento saludable, ya que el sueño es un pilar fundamental para la salud.

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