Isidro Díaz de Bustamante
Presidente de la Asociación de Centros y Empresas de Hospitalización Privada de Madrid (ACHPM)
La salud, la sanidad y su gestión es una prioridad para los ciudadanos en España. Así lo demuestra el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) que, mes a mes, la sitúa entre las cinco principales preocupaciones. Y, a medida que aumenta la esperanza de vida y la Medicina ofrece más respuestas, la consideración de “salud” cambia: ya no es sólo la posibilidad de vivir más años, de esquivar enfermedades, sino que también significa mantener mayores cotas de calidad de vida y de autonomía.
Bajo esta perspectiva, vivimos un momento crucial no sólo en el aspecto clínico, sino también en el sociosanitario, marcado por los retos demográficos, con una población que aumenta y vive más tiempo mientras se incrementa la cronicidad. A la vez, surgen nuevas amenazas y se hacen globales, como quedó de manifiesto en la pandemia.
Este marco se repite en todos los países de nuestro entorno e, internamente, en todas las comunidades autónomas, de manera especial, en aquellas con factores como una densidad de población mayor, como la Comunidad de Madrid.
Si aunar esfuerzos para enfrentar retos es importante para cualquier tarea, y en especial, en el ámbito de la Medicina y los Cuidados, en la coyuntura actual lo es mucho más.
En España, la sanidad es universal, gratuita y de excelencia. A su vez, contamos con un sistema de atención a la dependencia que, si bien tiene aún mucho camino por delante, ha dado lugar a nuevos derechos. Mantener este modelo es un objetivo compartido por administraciones, profesionales y pacientes que, sin embargo, plantea desafíos imposibles de ignorar.
Una de las fortalezas de la Asociación que presido es la experiencia en la colaboración público-privada, una fórmula por la que apostamos decididamente. En sanidad, existe una clara interdependencia de pública y privada derivada de los conciertos. Además, ambas comparten profesionales, equilibran los flujos de acceso y se complementan en tecnología. El resultado de esa cooperación y reciprocidad es un beneficio mutuo. Esta situación es extrapolable también al ámbito de la atención sociosanitaria.
Garantizar la asistencia de todos sus ciudadanos
Una muestra de esta colaboración con las administraciones es la labor llevada a cabo durante la crisis de la Covid-19. Pero, sin necesidad de una emergencia sanitaria y social de esta magnitud, todos los gobiernos autonómicos, de todos los colores políticos, en el ejercicio de sus competencias, han adoptado en las últimas décadas, y mantienen hoy en día, distintos acuerdos de colaboración con centros sanitarios y sociosanitarios privados (conciertos parciales, uso público de la red hospitalaria privada…), para garantizar la asistencia de todos sus ciudadanos. Han sido muchos los modelos ensayados, y de ellos han surgido algunos de los proyectos sanitarios de mayor éxito.
Es de resaltar en este aspecto la gran labor realizada por la Comisión de Sanidad y Asuntos Sociales de CEIM que presido con la participación de Matilde Pelegrí que no solamente con sus informes sino también con su defensa a ultranza del ámbito sociosanitario hacen posible afrontar todos los retos planteados.
El resultado de toda esa cooperación y reciprocidad es un beneficio mutuo una apuesta por la eficiencia. La colaboración público-privada en el ámbito sociosanitario revitaliza el sistema y lo hace con garantías. Tenemos un sistema público fuerte, con un futuro de avances por delante, y desde el sector privado debemos seguir apoyando este modelo, como demanda la sociedad.
