Las personas mayores y su rol en la unión intergeneracional

La figura esencial de los mayores en la sociedad y su rol en la unión intergeneracional

A menudo, muchos jóvenes y adultos piensan que las personas mayores son un lastre o molestia para la sociedad llegada la edad de jubilación, en torno a los 65 años. Incluso, las propias personas mayores también lo piensan. Una circunstancia que, a priori, sería un problema teniendo en cuenta que, según Sabina Camacho, presidenta de la Confederación Española de Organizaciones de Mayores (CEOMA), “en 2050, se espera que una cuarta parte de la población española tenga más de 65 años”. Nada más lejos de la realidad.

Este colectivo ha contribuido enormemente al desarrollo de la economía y de la propia sociedad en el último medio siglo. No solo eso, sino también a la unión entre generaciones con su soporte y ayuda a familiares o personas ajenas de núcleo familiar. La pandemia y las nuevas tecnologías parecen haberlos alejado del resto de la sociedad. Sin embargo, su figura, valor, trabajo y generosidad están muy por encima de cualquier asunto tangible que nos haga pensar lo contrario.

No hay mejor oportunidad de valorar los grandes momentos de toda una vida que después de la peor crisis sanitaria mundial que nos ha tocado vivir. Y no es menos cierto que muchos de esos buenos momentos vividos, y los que nos quedan por vivir, han sido y serán al lado de personas mayores.

Ellos han sido, y siguen siendo, un elemento de cohesión intergeneracional, quizá el más importante. Así queda reflejado en el informe “Uniendo Generaciones: Construyendo el camino hacia la solidaridad intergeneracional en España”, desarrollado por Edwards Lifesciences, líder mundial de innovaciones centradas en el paciente para el tratamiento de las enfermedades cardíacas estructurales y la monitorización de pacientes críticos.

Es más que evidente que su rol y función hoy en día en la sociedad es primordial. Dan un impulso a su entorno, su vivienda o su trabajo. Puede parecer que su presencia no está todo lo valorada que se merece, pero no es menos cierto que las generaciones más jóvenes les tienen una alta estima poniendo en gran valor todo lo que pueden hacer por ellos: consejos, experiencias, apoyo o el simple bienestar por su compañía.

Como decíamos, la pandemia pudo marcar un antes y un después. De hecho, según el informe de Edwards Lifesciences y su encuesta realizada por Censuswide, agencia internacional de investigación sobre los consumidores, el 49% de los 12.850 encuestados (6.425 tienen entre 18 y 40 años y 6.425 son mayores de 65 años) cree que ambas generaciones están más distanciadas desde el estallido del covid-19. Una afirmación que queda reflejada en que casi uno de cada dos (el 41%) pasa menos tiempo del que pasaba antes con una persona de una generación diferente a la suya.

Los mayores, máster de vida y fuente de sabiduría para los jóvenes

En este sentido entran en juego varios factores que iremos desgranando a lo largo del texto. Bien la falta de tiempo o la brecha digital han hecho que las personas mayores puedan estar más distanciadas de otras generaciones de menor edad, pero uno de los grandes peligros o miedos para nuestra sociedad debería de ser su aislamiento. Una circunstancia que hay que evitar a toda costa y sobre la que hay muchos brotes verdes para que no se produzca.

Las nuevas generaciones tienen claro que quieren contar en su día a día con la presencia y apoyo de los mayores. De hecho, el 91% de los jóvenes lo valoran muy positivamente porque los ven como un máster de vida, una fuente de sabiduría por su experiencia, una base constructora de valores sociales (guía para la toma de decisiones y de respeto hacia los demás), resiliencia para afrontar los problemas y un impulso para las relaciones intergeneracionales dentro de la propia familia con los padres o hermanos.

Sin ejercer ninguna figura o comportamiento autoritario y sin estar muy encima, los mayores siempre están cuando las generaciones más jóvenes lo necesitan. Los jóvenes no dejan pasar la oportunidad de atenderlos y recibir opiniones a modo de inspiración, mientras que, en menor medida, también aprovechan esas ‘clases’ de los mayores para adquirir nuevos conocimientos de distintas temáticas de la vida.

Los jóvenes ven a los mayores como una base constructora de valores sociales y resiliencia ante dificultades

No solo obtienen beneficio los jóvenes. Los mayores aprendan cada día de los jóvenes formando así una sociedad perfecta, tal y como lo confirman los números. El 79% de los encuestados ve beneficiosa esa relación e interacción entre ambas generaciones. Incluso, en España hay un 66% que confirma tener una amistad con una persona de distinta generación por el 28% que está abierto a tenerla. Un dato significativo y especial en un momento complicado en ese sentido después de la pandemia, pero que deja entrever la necesidad de esa cohesión intergeneracional.

Esta interacción entre pequeños y mayores tiene influencia directa en diversos ámbitos, principalmente a nivel familiar, cultural o de comunidad en el día a día. Así la sociedad puede romper barreras y verse toda por igual con respeto y autoestima y apoyo entre ambos bloques. Una circunstancia que nos daría un impulso humano a nivel colectivo.

El bienestar de los jóvenes y la vitalidad de los mayores

Esta cohesión intergeneracional se ve reflejada en un desarrollo grupal muy valioso. Y es que, si los mayores se sienten sanos y se mantienen activos, su vitalidad es infinita y su contribución en diversos aspectos crece con el firme objetivo de que se les valore en la sociedad.

Así queda reflejado en el informe “Uniendo Generaciones”. El 36% de los mayores en España (alrededor de 3.5 millones) cuida a un miembro de su familia y ese mismo número hacen actividades domésticas del día a día, como puede ser limpiar, comprar, cocinar o pasar tiempo con otros familiares. En este sentido no hemos mencionado otro de los asuntos en el que más influyen directamente, como es el económico.

De hecho, hasta el 81% de ellos presta ayuda económica a sus hijos o nietos. Una ayuda destinada a elementos fundamentales de nuestra vida a los que siempre hay que hacer frente: la educación (un 41%) o bienes para el hogar (32%). De igual forma, esta prestación también a veces va dirigida a otros aspectos no tan esenciales, pero sí que están presentes a nivel cotidiano como las vacaciones u otro tipo de ocio (32%).

Sin embargo, esa vitalidad no queda de puertas para dentro, sino que también se trasmite al exterior con la realización de algún voluntariado. Un 37% de los mayores sí los hace, con actividades tipo talleres culturales, de manualidades, deportivos o de cualquier tipo de colaboración con otras causas.

Cuidados a familiares, tareas cotidianas y apoyo económico, así se refleja la vitalidad de los mayores

Aquí queda confirmada la necesidad de que las personas tengan activado el cerebro y no precisamente solo los más mayores. Todos tenemos la necesidad e, incluso, obligación de dedicarnos tiempo a nosotros mismos por nuestro propio bienestar, pero también es vital mantener rutinas y hábitos saludables en lo que se refiere a alimentación, descanso y, sobre todo, participación e interacción social. 

El 75% de los mayores de 65 años y el 84% de los más jóvenes considera que una cohesión intergeneracional más cercana es algo positivo. Se transmite un sentimiento de compañía, amistad, aprendizaje y también bienestar mental y emocional.

De hecho, este citado bienestar es el principal beneficio que los jóvenes pueden ofrecer a las personas mayores (49%), seguido de la compañía y la amistad (46%), además de un tema, como es el de las nuevas tecnologías (redes sociales, principalmente), un 36%, que iremos desgranando en las próximas líneas.

Escucha, consejo y apoyo educativo vs Nuevas Tecnologías

A su vez, la generación menos adulta, como decíamos antes, también se beneficia de esa relación constante y especial de las personas mayores. Los jóvenes, según el informe, saben escucharlos y recibir consejos (el 62%), muestra de su sabiduría inagotable, como también lo son sus conocimientos históricos y culturales (47%).

Cabe destacar también que los jóvenes tienen en cuenta el apoyo de los mayores en términos educativos (hasta un 18%) y profesionales (15%) a la hora de preocuparse y mirar por su futuro.

Viceversa gira todo en la misma dirección. Las personas mayores, una de cada dos, más allá de la compañía que reciben de generaciones de menos edad, buscan también de ellos aprender sobre las nuevas tecnologías y medios digitales. El hecho de mejorar en este tipo de conocimientos y prácticas es fundamental para su relación con la sociedad evitando un aislamiento como el vivido en los peores momentos de la pandemia.

De ocio y entretenimiento a una necesidad social

Ahora vivimos en una sociedad nativa digital. Las generaciones de menos edad, y desde bien pequeñas, dominan a su antojo, por su propia iniciativa y casi por inercia, las nuevas tecnologías. Así ha llegado el momento de que esta joven sociedad digital se convierta en “Solidaria Digital” de manera inmediata. Evitaríamos que muchas personas mayores sientan que no pueden aprender, adaptarse y, por consiguiente, que no tengan valor en esta sociedad.

Esta circunstancia se convertiría en el impulso definitivo para esa cohesión intergeneracional de la que tanto hablamos y esperamos. Aunque junto a esta medida de internet y redes sociales, que comparte el 40% de los encuestados, también entran en juego otros factores. Unas propuestas que ayudarían a acercarnos a ese punto de encuentro entre generaciones. Tal y como indica el informe, serían cinco las otras propuestas que ayudarían a ese acercamiento entre grupos de edad.

En primer lugar, el 42% así lo piensa, es la transmisión de conocimientos culturales o históricos de personas mayores a través de clubes o asociaciones. Es decir, un lugar idílico para que puedan reunirse personas de diferentes generaciones compartiendo experiencias únicas y con valor para el resto.

A continuación, hasta el 39%, apuesta por la creación de espacios intergeneracionales, espacios físicos de encuentro con las personas mayores. Un centro en el que, de manera intencionada, personas de distintas generaciones comparten servicios y programas o actividades planificadas.

Otra de las medidas por la que se decantarían el 27% de los encuestados es la de viviendas intergeneracionales, un “cohousing”. Espacios para la convivencia que se basan en la atención centrada en la persona sin necesidad de que alguna de las internas requiera una vigilancia más individualizada.

Mentoría y nuevas formas de comunicar y aprender

Además, el 25% valora los programas educativos o de mentoría ofrecidos por las administraciones públicas. Una oportunidad inigualable en el cual los expertos ofrecen información y consejo para potenciar el desarrollo de conocimientos y habilidades de los empleados.

En este último sentido, aunque en menor medida, el 16%, apostaría por un asesoramiento empresarial o programas de mentoría ofrecidos por empresas o asociaciones. Una ‘masterclass’ de profesionales de diversos sectores de los que se puede extraer verdaderos aprendizajes.

De esta manera, todos ejercerían un rol cohesionador entre generaciones. Cada uno aportaría un punto de vista diferente, un testimonio, una anécdota o una experiencia que hiciera adquirir nuevos conocimientos al de al lado.

No son ninguna carga, sino una pieza fundamental

Y es que así queda más que demostrado que las personas mayores, lejos de lo que puedan considerar determinados colectivos, no son una carga para la sociedad ni para ningún otro colectivo. Y si de confirmarse lo que dictan los expertos, que en 2050 se espera que una cuarta parte de la población española tenga más de 65 años, no hay tiempo que perder ni oportunidad que dejar escapar de cuidar a los mayores, protegerlos y hacerlos sentir una parte fundamental de la sociedad junta a otras generaciones menos adultas.

Los mayores contribuyen enormemente a la sociedad. No es menos cierto que lo hacen desde otra perspectiva, pero toda forma parte de la evolución del ser humano. Cada uno tiene su rol y ninguno deja de ser más importante que otro. Así se considera determinante la valoración de Ramón García Furquet, director general de Edwards Lifesciences España, respecto a este caso. “En un momento en el que las personas viven cada vez más años y lo hacen con mejor salud, es esencial mejorar la percepción que se tiene de la tercera edad”.

Y uno de los asuntos principales, quizá el más importante, es que esta percepción por parte de los mayores no viene sola. Jóvenes y adultos, como hemos reflejado con datos durante el texto, también desean una mayor solidaridad intergeneracional que una aún más si cabe a los diferentes colectivos.

Este último planteamiento se puede lograr través de programas o espacios de mentoría e intercambio de conocimientos por ambos lados, como pueden ser históricos, culturales o digitales, que mejoren la conectividad y reduzcan la brecha digital entre los más mayores y los más jóvenes. Así lograríamos reconstruir y reconducir los caminos de las diferentes generaciones, que la pandemia y las nuevas tecnologías trataron de separar, hacia esa nueva unión porque nadie es una carga para nadie ni para la propia sociedad.

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