Eduardo Rodríguez, director Mentalia Montreal, y doctor Ricardo Guinea, director técnico de Mentalia Montreal Ciudad Universitaria.
Eduardo Rodríguez, director Mentalia Montreal, y doctor Ricardo Guinea, director técnico de Mentalia Montreal Ciudad Universitaria.

“Todos somos susceptibles de padecer una enfermedad mental en algún momento de la vida”

Eduardo Rodríguez, director Mentalia Montreal, y doctor Ricardo Guinea, director técnico de Mentalia Montreal Ciudad Universitaria.

En la encrucijada de desafíos demográficos y sanitarios de la sociedad española, emerge un tema que reclama atención con urgencia: la salud mental en las personas mayores. Para comprender esta realidad y conocer cómo garantizar una calidad de vida digna a esta población, entrevistamos a Eduardo Rodríguez, director de Mentalia Montreal, y al doctor Ricardo Guinea, director técnico de Mentalia Montreal Ciudad Universitaria.

Según estos expertos, la demanda de servicios de salud mental ha crecido mucho en los últimos años. Y, aunque se ha avanzado en la atención, el sistema y la presencia de profesionales de la salud mental sigue siendo insuficiente para cubrir todas las necesidades, sobre todo en las personas mayores. En estos casos, según Rodríguez y Guinea, es necesario aportar ayudas que compensen esas dificultades, y las atiendan respetando su dignidad. También es fundamental contar con equipos multidisciplinares en los centros y con el apoyo de la familia, que es clave en la efectividad del tratamiento.

¿Cómo describiría la situación actual de la salud mental en España? 

A medida que un país es más próspero y moderno, sus ciudadanos son más demandantes de servicios, como es el caso de España. En menos de 40 años hemos pasado de carecer casi por completo de servicios de salud mental (periodo previo a la Ley General de Sanidad de 1986), a disponer de un sistema amplio y complejo, pero insuficiente para cubrir todas las necesidades y demandas de los ciudadanos.

A raíz de la pandemia y el confinamiento muchos grupos vulnerables se han resentido, en particular niños y adolescentes. Además, la salud mental ha ganado presencia en los medios de comunicación poniendo énfasis en las necesidades no atendidas.

En este contexto sobresalen problemas como la tasa de suicidio -que se ha triplicado en los últimos años (la más alta de nuestra historia conocida) con especial incidencia en jóvenes y en la franja de los 50 años-, y el llamativo aumento de las tentativas de suicidio, que saturan los dispositivos de urgencia (unas 200 alertas diarias en España).

Hablemos de recursos disponibles

Los recursos son siempre limitados e insuficientes respecto a las demandas. Para mejorar la situación sería necesaria la creación de más recursos, pero sería injusto no tener en cuenta que, durante los últimos 20 años, estos han aumentado. Por ejemplo, hace 20 años en la Comunidad de Madrid tan solo existían dos hospitales de día para la población infanto-juvenil (públicos o concertados), y en la actualidad existen siete hospitales de día. Además, desde el año 2000 se ha creado un sistema bastante amplio de atención a personas con enfermedad grave en la mayoría de las comunidades autónomas.

Aun así, se nota que la presencia de profesionales de la salud mental es insuficiente, por ejemplo, no existen psicólogos en atención primaria. Además, la atención está saturada lo que repercute en la calidad asistencial. También faltan centros específicos para ampliar el rango de las intervenciones para ayudar a las familias de los pacientes, así como recursos de continuidad de cuidados con dotaciones suficientes, tanto de materiales como de personal, para cubrir las necesidades de la población. Los Servicios Sociales no se encuentran en una situación mejor.

¿Podría proporcionar una definición clara de lo que se considera enfermedad mental? ¿Cuáles son las señales y síntomas más comunes que deberíamos conocer?

Para la Organización Mundial de la Salud (OMS), la salud mental consiste en vivir con un grado razonable de bienestar, estar en situación de poder afrontar las adversidades normales de la vida y contribuir a la sociedad de manera útil.

La falta de salud mental se caracteriza por un malestar y limitación funcional, con alteraciones clínicamente significativas de la cognición, de las emociones y/o del comportamiento del individuo. La gravedad de cada situación vendrá determinada por la intensidad y duración de los síntomas, así como, por la afectación y el impacto que dichos síntomas provoquen en las diferentes esferas de la vida cotidiana de las personas (social, familiar, laboral o personal).

A nivel general las señales de alerta pueden venir por cambios significativos en la persona, especialmente en su manera de relacionarse y/o en su manera de afrontar los problemas. A veces si lo que domina es la angustia o la depresión es frecuente que la misma persona se dé cuenta y pida ayuda. Otras veces, son los demás los que ven las señales en la conducta desadaptativa de la persona, lo que es más complicado de gestionar.

Los sentimientos intensos de tristeza, los cambios amplios y bruscos en el estado de ánimo, las situaciones de pérdida del sentido de la realidad, la confusión mental, el aislamiento social, la excesiva expansividad de ánimo, el abuso de sustancias, la excesiva irritabilidad, la dificultad para controlar los impulsos, los niveles de ansiedad elevados, etc. son indicadores claros de que algo no va bien.

Hay que destacar que la gravedad vendrá determinada por la duración, intensidad e impacto en la vida de dichos síntomas.

La presencia de profesionales de la salud mental es insuficiente. Además, la atención está saturada lo que repercute en la calidad asistencial

¿Cuáles son las enfermedades mentales más frecuentes? ¿Hay alguna tendencia en particular que se esté observando?

El Ministerio de Salud monitoriza habitualmente las cifras de prevalencia de trastornos mentales detectados. Gracias a eso conocemos cifras: el trastorno más detectado es el de ansiedad (casi 7 % de la población), seguido de la depresión (4%). La psicosis tiene una prevalencia bastante estable, alrededor del 1,2%. También hay que considerar problemas en franjas especiales de edad: los trastornos involutivos del anciano (3% en personas de más de 60 años), o los trastornos propios de la infancia y la adolescencia, que se inician con signos inespecíficos como el aislamiento social, las autolesiones, los trastornos de alimentación, o de otras facetas de la conducta.

Como tendencia, lo que venimos observando los clínicos es el aumento significativo de los denominados Trastornos de Personalidad. Son problemas que se diagnostican, por su evolución, a lo largo de la vida y que empiezan como una manera particular de ser, a nivel de pensamiento o de comportamiento, que se van haciendo más rígida y, por ello, se van convirtiendo en patológica porque repercute de manera relevante en la vida de la persona. Fundamentalmente son cuadros en los que predomina la inestabilidad emocional, las alteraciones en la relación con los demás o las conductas de tipo obsesivo.

Eduardo Rodríguez, director Mentalia Montreal.
Eduardo Rodríguez, director Mentalia Montreal.

¿Las personas mayores con enfermedades mentales son especialmente vulnerables? ¿En qué aspectos de su vida cotidiana y social se ven más afectadas?

Con el avance de la edad todos tendemos a ser más vulnerables y menos adaptativos. Si además padecemos un problema de salud mental previo, es mucho más probable que se requieran de cuidados específicos. En esa situación suele configurarse una constelación de problemas donde se mezclan los problemas de salud física, los de salud mental y los problemas sociales.  En esa condición es necesario aportar ayudas que compensen esas dificultades, y las atiendan sin lesionar la dignidad de la persona. Por ejemplo, los problemas de soledad son muy frecuentes, también la gestión de la vida cotidiana, como puede ser la administración del dinero, pero también los problemas de movilidad personal, que resultan muy discapacitantes.

La esperanza de vida de las personas mayores con enfermedad mental también ha aumentado ¿cómo deberíamos abordar la salud mental de esta población? 

El envejecimiento de la población es un reto muy serio y lo es más si se combina con la tendencia observada de la reducción de la natalidad, de manera que cada vez menos personas tendrán que hacerse cargo de más personas dependientes. Esto sin duda va a ser un reto sanitario, social y económico muy serio en el que habrá que pensar junto con sociólogos, economistas, etc.

Por supuesto, el problema es siempre el mismo: cómo ofrecer programas de continuidad suficientes con cuidados adecuados y con un mínimo de calidad para cubrir las necesidades sociales, físicas, mentales, etc. de los pacientes.

¿Existen diferencias significativas con respecto a la atención en adultos jóvenes?

En la franja de adultos jóvenes, encontramos a personas que padecen un cuadro psiquiátrico definido – como esquizofrenia o trastorno bipolar- que les afectará funcionalmente durante su vida. Generalmente, su situación física no está comprometida, por ello, su atención debe ir encaminada a la rehabilitación y a la inclusión a una vida en la comunidad lo más independiente y activa posible, y también en mejorar su calidad de vida, evitar recaídas, poder acompañarlos en la vida y especialmente poder cuidarles en situaciones de crisis o descompensación.

¿Nuestro sistema sanitario y social está preparado para dar respuesta a las necesidades de las personas mayores con enfermedad mental?

A partir de cierto momento de la vida las necesidades de atención de una persona mayor con problemas de salud mental, no difieren mucho de las necesidades de cualquier otro mayor y tienden a ser atendidos de manera similar en recursos parecidos. El problema de los mayores, como ya hemos sugerido, es que el sistema de atención afronta un serio riesgo de descompensación por la estructura de la población: cada vez más personas dependientes, y cada vez menos personas para producir los recursos para atenderlos.

¿Qué consejos ofrecería para que las personas mayores con enfermedades mentales envejezcan con mayor calidad de vida?

A nivel personal, que se mantengan activos, que usen cada día sus capacidades, que hagan planes a su alcance y que no se abandonen. Usar una capacidad es la mejor manera de conservarla. Y, a nivel de los servicios que puedan ir necesitando, proporcionarles comprensión, ayuda, cuidados, entender sus necesidades en los diferentes momentos de su proceso de envejecimiento.

¿Qué tipo de profesionales están directamente implicados en la atención y cuidado de personas mayores con enfermedades mentales? ¿Hay un enfoque multidisciplinario? ¿Cómo trabajáis en Mentalia?

El enfoque de los tratamientos es y debe ser siempre multidisciplinar para poder ofrecer la mejor atención posible. Cada figura profesional como el médico, el psiquiatra, el psicólogo, el trabajador social, el monitor de tiempo libre, el enfermero tienen su relevancia en las diferentes facetas de la atención. 

A pesar de los avances, la enfermedad mental sigue estigmatizada. ¿Cómo podemos deshacernos de estas falsas ideas y promover una visión más comprensiva? 

Afortunadamente, tenemos que agradecer la visibilidad que le dan los medios de comunicación, las personalidades públicas y las obras de ficción. Poco a poco se abre paso una imagen más realista de lo que es vivir con enfermedad mental, y se diluyen estereotipos falsos y dañinos como el que las personas con enfermedad mental son siempre peligrosas o imprevisibles. Va quedando menos población que piensa que es de locos ir al psicólogo.

Los pacientes con enfermedad mental son personas que presentan un sufrimiento importante y deberíamos comprender que todos somos susceptibles de padecer una enfermedad mental en algún momento de la vida. Lo que le pasa a la gente con enfermedad mental, en general, no es muy diferente a los que nos pasa a todos: tener miedo, inseguridad, ansiedad, rabia, etc., pero les sucede con una intensidad que se escapa a su control y los lleva a tener dificultades significativas. Si uno se para a escucharlos, les puede entender e incluso podría llegar a identificarse con muchas de las cosas que les pasan.

Doctor Ricardo Guinea, director técnico de Mentalia Montreal Ciudad Universitaria.
Doctor Ricardo Guinea, director técnico de Mentalia Montreal Ciudad Universitaria.

¿Cuál es el papel crucial del apoyo familiar en el manejo y tratamiento de las enfermedades mentales en personas mayores?

Una de las transformaciones menos favorable en las familias de las sociedades modernas es el debilitamiento de los vínculos familiares, no ya de la clásica familia extensa – abuelos, primos, tíos lejanos, etc.- sino también de la familia nuclear – padre, madre e hijos-. La familia antes era la red de seguridad y de solidaridad básica de la sociedad, y podía contener y cuidar a los miembros más mayores y a los menos afortunados sin demasiados problemas ni cuestionamientos. Actualmente, la mitad de las familias literalmente están rotas o reconstituidas, y eso debilita mucho el soporte social mutuo.

Por eso, la atención familiar y el apoyo a las personas cuidadoras es fundamental. La evolución del paciente va a ser mucho más positiva si se consigue la inclusión y participación de los miembros de la familia en el tratamiento y cuidado. 

El paciente va a necesitar a su familia y la familia va a necesitar de los profesionales, para poder entender mejor al paciente, obtener pautas que favorezcan la recuperación y para que puedan tener un espacio donde poder verbalizar lo que les está generando la enfermedad de su familiar.

La evolución del paciente será mucho más positiva si se consigue la inclusión y participación de los miembros de la familia en el tratamiento y cuidado

¿Cuál cree que será el futuro de la atención sanitaria en salud mental para personas mayores en España? ¿Existen cambios o avances que prevea en los próximos años?

Como ya se ha comentado, a partir de cierta edad tienden a difuminarse las diferencias entre los mayores con enfermedad mental y los mayores con otro tipo de necesidades y dependencias. Las necesidades de unos y otros tienden a homogeneizarse. El futuro pasará por equilibrar los recursos de manera que las personas mayores puedan estar cuidadas con un nivel adecuado de calidad, con dignidad y respeto, y durante el tiempo que sea necesario.

¿Qué desafíos destacaría en cuanto a la atención en salud mental de las personas mayores en el futuro?

Conforme lo que sugieren las estadísticas, el desafío en España para las próximas décadas es una población envejecida, a la que habrá que dar respuesta a sus necesidades tanto desde la esfera pública como privada.

El suicidio cada vez tiene más visibilidad, sobre todo, a partir de la pandemia, las personas con enfermedades mentales son más proclives a este tipo de comportamientos. ¿Y en concreto las personas mayores? ¿Hay estrategias específicas para prevenirlo?

El suicidio es una tentación que aparece cuando la persona percibe que su vida está dominada por el malestar y la desesperanza.

La mejor estrategia para evitar el suicidio es recuperar la conexión, es decir, que el paciente perciba un vínculo estable y fuerte con el profesional que le atiende y con el entorno para poder manejar las situaciones de crisis desde el cuidado, el apoyo y la protección. Educar a las personas desde pequeños en comunicación emocional es la mejor herramienta para prevenir problemas de salud mental en el futuro.

La mejor estrategia para evitar el suicidio es recuperar la conexión, es decir, que el paciente perciba un vínculo estable y fuerte con el profesional que le atiende y con el entorno para poder manejar las situaciones de crisis desde el cuidado, el apoyo y la protección

¿Tiene algún mensaje final o consejo para los familiares y la sociedad en general en relación con la salud mental de las personas mayores en España?

Añadimos que la dignidad y el respeto en el trato son valores que las personas dependientes de cualquier edad valoran mucho, por lo que la calidad en la atención tiene mucho que ver con el trato que se ofrece. No viene mal recordar que todos envejeceremos y que querremos que se nos trate así llegado el momento.

Sobre Mentalia Salud

Mentalia Salud es la división de atención a la salud mental de DomusVi. La red de centros de Mentalia Salud está especializada en crear y gestionar servicios para la atención a la salud mental y discapacidad del adulto y del adolescente.

Los objetivos principales son prestar servicios profesionales y de calidad en la atención en salud mental de los adolescentes, en la rehabilitación psicosocial de adultos con problemas de salud mental, y en la atención y cuidado de las personas mayores.

Los valores que definen a la compañía son las personas, que sitúan en el centro del proceso de atención, el compromiso profesional y la calidad en el servicio.

En términos generales, trabajan con un modelo de Atención Centrado en la Persona (ACP), donde siempre destaca el compromiso profesional y la calidad en la atención. Los equipos conocen su trabajo y están al día de las tendencias técnicas y e innovaciones en la atención.

Compartir en FacebookCompartir en TwitterCompartir en LinkedInCompartir en WhatsApp