Ejercicio físico para personas con discapacidad.

Beneficios del ejercicio de alto rendimiento en las personas con patologías cerebrales y medulares

Las personas con patologías neurológicas, con frecuencias, padecen problemas de debilidad muscular, pérdida de capacidad cardiorrespiratoria y coordinación de movimientos, lo que conduce a un estilo de vida sedentario. A largo plazo, este sedentarismo prolongado también provoca acortamientos de tejidos, problemas gastrointestinales, de la piel y dolores crónicos; lo que lleva a una pérdida importante en la calidad de vida. En este contexto, el ejercicio físico se erige como un importante aliado en la prevención y terapia de estas secuelas y sus complicaciones. Eso sí, este tipo de ejercicios debe pautarse y realizarse de manera personalizada acorde a las necesidades y objetivos que se planten la persona y los especialistas que la atienden.

En un contexto donde el ictus es la principal causa de discapacidad tanto en España como en el mundo y que la incidencia de este daño cerebral va en aumento, junto con otras patologías neurológicas, sabemos que cada vez va a haber más gente con discapacidad. La buena noticia es que los avances permiten que sobrevivan, pero con secuelas, mayormente de movimiento

Esto hace que el sedentarismo en estas personas aumente, especialmente. Para las personas con secuelas de un daño cerebral es peor aún porque esto va a desarrollar nuevas patologías y problemas de salud. Esto, además de una pérdida en la calidad de vida de esta persona, supone un gasto socioeconómico muy elevado porque van a requerir muchos más servicios sanitarios y atención médica y ayudas a la dependencia. 

La neurociencia ha avanzado de forma extraordinaria en las últimas dos décadas. Hay muchos estudios sobre los efectos del ejercicio en el sistema nervioso central desde el aspecto celular hasta el funcional, pasando por el orgánico. El ejercicio físico ha demostrado que es capaz de revertir mucha de las secuelas más frecuentes que padecen las personas con patologías cerebrales y medulares. “Aumenta la fuerza muscular, mejora la capacidad aeróbica de la persona y su coordinación de movimientos como, por ejemplo, para caminar o mantener el equilibrio. También evita otros problemas secundarios e incrementa de forma considerable la calidad de vida de las personas con discapacidad”, asegura José López Sánchez, director clínico de Centro Europeo de Neurociencias (CES) y de Rehab Gym, primer gimnasio de alto rendimiento de España especializado para personas con patologías cerebrales y medulares.

Valoración completa de la persona

Dados sus beneficios, el ejercicio físico debe formar parte de la terapia de rehabilitación, bien como complemento o como continuación de un periodo de rehabilitación intensiva con el objetivo de mejorar las capacidades de la persona y su calidad de vida. Así lo explica López Sanchez: “En ambos casos, como complemento en una etapa más intensiva de recuperación de funciones y como mantenimiento de los logros obtenidos, la actividad física de forma regular es una opción de prevenir y evitar complicaciones secundarias en el futuro, como la inmovilidad del paciente. Por otro lado, también consigue que fomenten la mejora de sus capacidades”.

Además de regular, el ejercicio físico como terapia debe estar personalizado para cada usuario, en base a su historial clínico, y orientado a cumplir objetivos. De este modo, permitirá a la persona con patologías cerebrales y medulares superar sus límites de una forma adecuada. 

Para estudiar un caso en particular, en Rehab Gym, un equipo de profesionales sanitarios expertos en el conocimiento del sistema nervioso central y neurociencia de la recuperación y el aprendizaje realizan una valoración completa de la persona: historial médico, fortalezas y debilidades físicas, estado emocional, estado nutricional, cómo es el descanso por la noche, etc. Se trata de un equipo multidisciplinar (médico, fisioterapeuta, terapeuta ocupacional neuropsicólogo y nutricionista) que “valora al paciente como si fuera un deportista de alto rendimiento en el que hay que tener en cuenta todos los aspectos que puedan estar influyendo en su desempeño. El objetivo es conocer cuáles son los puntos fuertes y débiles de la persona para que apoyándose en sus puntos fuertes pueda ir mejorando progresivamente los puntos débiles”, sostiene López Sánchez. 

Se valora al paciente como si fuera un deportista de alto rendimiento en el que hay que tener en cuenta todos los aspectos que puedan estar influyendo en su desempeño

Entrenamiento de alto rendimiento

A diferencia de la rehabilitación tradicional, que se basa en terapias principalmente manuales, con poca implicación activa del paciente, que se realizan en una dosis baja a base de masajes, estiramientos o ejercicios de muy baja intensidad, el director clínico del Centro Europeo de Neurociencias aconseja las terapias con dosis mayor (que se alcanza con el trabajo en clínica y se complementa con trabajo en casa), con una implicación activa en todo momento del paciente, una intensidad media-alta (trabajo de fuerza y aeróbico, adaptado a cada persona) en donde se utilizan máquinas y dispositivos que sirven para medir y ajustar de forma más precisa el tratamiento.

Actividad y ejercicio físico. Fisioterapeuta.

En concreto, el programa de alto rendimiento de Rehab Gym se basa en ejercicios de fuerza, aeróbicos, de flexibilidad, equilibrio, concentración, etc. Se realizan con material y máquinas específicas que se pueden ajustar para hacer el ejercicio más sencillo o difícil, en función de las capacidades de cada persona. “Son ejercicios en donde se está trabajando principalmente el cerebro de la persona, que es el que controla todo. Por supuesto, los músculos también mejorarán, pero hay que tener en cuenta que los músculos no funcionan por sí solos, los controla el cerebro. Por eso, la clave de la intervención está en saber cómo entrenar el cerebro. Si el cerebro mejora, mejorará todo lo demás”, cuenta López Sánchez.

Para ello, el gimnasio cuenta con más de 20 máquinas distintas, además de material de pequeño tamaño y se complementa con tecnología avanzada en rehabilitación, como cintas de marcha con realidad aumentada, sensores, realidad virtual, etc.

La clave de la intervención está en saber cómo entrenar el cerebro. Si el cerebro mejora, mejorará todo lo demás

Los principales beneficios que hemos medido en nuestros pacientes y que están reportados en los estudios son la mejora de la fuerza muscular, el aumento de la capacidad cardiorrespiratoria con una mayor tolerancia al esfuerzo, la mejora de la coordinación de movimientos, de la flexibilidad y del equilibrio, además de la confianza en no caerse. También se evidencia la mejora del estado de ánimo con disminución de la ansiedad y los síntomas depresivos, así como la disminución de dolores, entre otros”, apunta el director clínico de CES. 

Además de para pacientes con lesión cerebral y límites de movilidad, este tipo de entrenamientos están recomendados para cualquier persona que haya tenido una lesión, ya sea traumatológica u ortopédica, personas con cáncer en tratamiento con quimio o radioterapia, personas mayores sin patología pero que empiezan a perder capacidades por el envejecimiento, etc. 

Retos que se plantean en la rehabilitación de personas con discapacidad

Según López Sánchez, el principal reto en la rehabilitación de personas con discapacidad es el de empoderarlas para que puedan y sepan hacerse cargo de su propia salud y su evolución. “Es muy importante la educación sobre la salud para que sepan que la actividad física regular, lo que se come y también cómo se duerme es crucial. Además, hay que mantenerse mentalmente activo y potenciar las relaciones sociales”, subraya este experto. 

Estos aspectos son claves para tener una vida con la mayor calidad posible, para cualquier persona, pero con mayor importancia para las personas con discapacidad, ya que son más vulnerables y tienen más probabilidades de desarrollar problemas de salud porque se empiezan a alterar todos esos aspectos relevantes como la actividad física, el sueño, la alimentación o las relaciones sociales. Por tanto, establecer programas individualizados que contribuyan a esta meta es un hito importante.

Actividad y ejercicio físico.

¿En qué consiste un gimnasio de alto rendimiento para personas con discapacidad? 

Un gimnasio de alto rendimiento es aquel que tiene en cuenta todos los aspectos que pueden estar influyendo en el rendimiento de la persona: la actividad física, la alimentación, el sueño, la actividad mental y las relaciones sociales. 

A partir de esta idea nace Rehab Gym, primer gimnasio de alto rendimiento dirigido a personas con patologías cerebrales y medulares, ya que adapta la metodología y el espíritu de los centros de alto rendimiento para deportistas de alto nivel con el objetivo de conseguir lo mejor de cada uno. “Queríamos fomentar la actividad física, también en aquellas personas que tienen su movilidad reducida a causa de un daño cerebral o del sistema central. Un fomento de la actividad física integrada en un marco general de buenos hábitos de vida entre los que también se incluye la alimentación y el sueño. Hablamos de un gimnasio de alto rendimiento porque elevamos a través de todas las áreas de una persona su capacidad de mejorar su calidad de vida”, explica su director clínico.

Se valora al paciente como si fuera un deportista de alto rendimiento en el que hay que tener en cuenta todos los aspectos que puedan estar influyendo en su desempeño

En primera persona

Ignacio de la Torre sufrió un ictus el 2 de septiembre de 2017 mientras realizaba jogging por la mañana. Por ese entonces vivía en Londres y desempeñaba un cargo de ejecutivo en una multinacional. “Para mí fue un cambio increíble ya que, a consecuencia de este accidente cerebrovascular, me quedó el brazo izquierdo totalmente paralizado e inmóvil y sin posibilidad de realizar actividades que antes eran muy importantes en mi vida, como jugar al tenis, correr, conducir o, incluso, andar. 

Estuvo dos años haciendo rehabilitación, pero sin resultados óptimos, hasta que en agosto del 2020 comenzó con una terapia intensiva en el Centro Europeo de Neurociencias (CES). Esto supuso cambiar las cuatro horas semanales de rehabilitación que hacía con anterioridad cuatro o cinco horas diarias, dónde se trabajaba el rehacer los movimientos físicos para así reconstruir las neuronas y los circuitos neuronales. A todo esto, se suma el uso de la tecnología empleada. “Para mí ha sido una ayuda muy importante en este proceso de recuperar mi vida tal y como eran previo al ictus. Aprendí a correr otra vez con máquinas que me obligaban a hacerlo, pero además me ayudaban a no perder la estabilidad. De esta forma podía ensayar el correr sin miedo a caerme, y al final, al cabo de tres semanas aumentando el ritmo y la progresión podía correr sin ayuda de la máquina y por mí mismo”.

Actividad y ejercicio físico.

La rehabilitación requiere un periodo de tiempo mucho más largo, normalmente de unos 10 años para conseguir unos grandes resultados, pero con la rehabilitación intensiva Ignacio de la Torre he conseguido esos resultados en el plazo de cinco años.

«He logrado recuperar mayoritariamente los movimientos corporales pre-ictus»

Además de la terapia intensiva, la recuperación también depende del paciente, ya que él es quién diseña o define lo que quiere conseguir con ello y se tiene que trabajar diariamente. “La terapia no sólo se realiza en el centro, también se debe incorporar en el día a día, aunque al principio sea difícil, es necesario utilizar el miembro afectado para que su movimiento sea más fluido y controlado”, explica De la Torre.

La actividad física tiene mucha relevancia antes y después de sufrir un ictus porque una persona que realice constantemente ejercicio tiene menos probabilidades de padecerlo y aquellos que ya han pasado por un episodio de este tipo, tienen su mejor aliado en el entrenamiento diario.

“Gracias a ese aumento de tiempo y esfuerzo en la rehabilitación intensiva dedicados a poder mejorar la movilidad, he logrado recuperar mayoritariamente los movimientos corporales pre-ictus y he vuelto a llevar a cabo las actividades físicas que pensaba que no iba a volver a realizar de manera habitual, los cuales eran mi principal objetivo”, reconoce.

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