José Luis Pareja, presidente de Lares.

“El principal desafío es firmar un gran pacto por la dependencia”

José Luis Pareja

Presidente de Lares

José Luis Pareja Rivas fue nombrado presidente de Lares hace poco más de un mes, pero lleva más de 20 años de experiencia en el sector de atención a personas mayores y afronta su nueva responsabilidad con compromiso y entrega. Fiel defensor de los derechos de las personas mayores y de los trabajadores del sector sociosanitario, se muestra reivindicativo ante la situación actual e insiste en que es necesario un gran pacto por la dependencia en este momento de cambio y de reflexión sobre el modelo de atención. Además, reitera que la dotación económica es fundamental para asumir los retos que plantea la atención a la dependencia. Con él también hemos hablado sobre compromiso político, la falta de profesionales en el sector, la soledad no deseada, la necesidad de coordinación sociosanitaria, los precios de concierto residenciales y la profesionalización y vocación de los trabajadores.

¿Cuáles son los principales desafíos a los que se enfrenta el sector de atención a la dependencia en la actualidad?

El principal desafío ahora mismo es firmar un gran pacto por la dependencia. Desde Lares entendemos que esto es fundamental para solventar muchos problemas que estamos constatando, no de ahora, sino desde hace mucho tiempo. Hablo de aspectos de desigualdad en la financiación o de ausencia de personal que pueda trabajar en los centros asistenciales. Y es que estos profesionales cada vez son más requeridos por la Administración, que a su vez les paga más que los centros residenciales. Además, a nosotros, como somos centros del tercer sector, nos afecta mucho más, porque atendemos a personas en una situación de exclusión social que todavía están en vías de valoración de la dependencia y aún no han accedido a los recursos. 

Consideramos que, ahora mismo, hay aspectos que son esenciales. Y de nada va a servir que se hagan acuerdos para la acreditación de centros si no hay una dotación económica detrás para poder llevar a cabo los incrementos de ratio que todos entendemos que deben asumirse, la desigualdad salarial entre los profesionales sociosanitarios que trabajan para la Administración (hospitales, centros de salud…) y los que trabajan en los centros residenciales, las desigualdades en los precios de concierto de las plazas residenciales en las comunidades autónomas, etc.

Para todo eso hace falta que nos sentemos y establezcamos ese gran pacto por la dependencia del que deben formar parte todos los actores afectados. 

¿Cuáles son los primeros pasos que deben darse para abordarlos?

El primer paso es el compromiso por parte de la Administración Pública. Las personas mayores están cansadas de tanta espera, reunión y comisión. Quieren soluciones porque, mientras, el tiempo pasa y siguen sin darse pasos para avanzar en todos los problemas que existen.

Nosotros estamos hablando con todas las entidades políticas para ofrecerles lo que entendemos que es importante para Lares. Lares forma parte del tercer sector, del sector solidario, y este sector que atiende a las personas mayores tiene serias dificultades para llegar a fin de mes en algunos de los centros. La Administración Pública también es consciente de que es un tema importante, entonces ¿a qué estamos esperando?

Pues, ¿cuál es el inconveniente entonces?

El inconveniente es que esto cuesta dinero. Establecer un modelo de atención centrado en la persona, un modelo de convivencia, una normativa que incremente la ratio, los lugares saludables para las personas mayores, no es suficiente. Hay que establecer un modelo perdurable y eso pasa evidentemente por más asignación de recursos económicos, si no es imposible. ¿Y quién lo pone: sanidad, servicios sociales…? Por dependencia es imposible porque no se cubre ni siquiera con el Plan de Choque en Dependencia, que está muy bien, pero es insuficiente para cumplir con el acuerdo de acreditación para el nuevo modelo de atención.

¿Se ha calculado cuánto tiene que ser esa dotación económica?

Se han hecho varios estudios. Lo que está claro es que pagando una media de 60 euros diarios por plaza residencial no se puede cubrir los incrementos de ratio y todas las modificaciones que se plantean.

¿Qué sería lo ideal?

Incrementar el precio de concierto o que, por ejemplo, en el ámbito sanitario se pudiesen hacer aportaciones para poder fidelizar al personal sanitario que trabaja en los centros residenciales. Hay múltiples opciones, pero todas ellas pasan por un incremento de la financiación. 

Pero es que no se puede sostener el cuarto pilar del Estado de Bienestar si realmente no hay una mayor aportación. Y no vale solamente con los fondos Next Generation, que, si bien están resultando muy positivos para que los centros se actualicen, no dan para el día a día. 

Actualmente, el Gobierno del País Vasco está pagando una media de 100 euros/días por plaza residencial. Con eso, es probable que se puedan incrementar ratios y salarios. Pero es que hay comunidades autónomas que están pagando de 58 a 65 euros o menos, provocando una desigualdad acuciada en la atención que se ofrece a personas con las mismas necesidades. 

Con 60 euros diarios para plaza de residencia no pueden mantener un servicio adecuado, sobre todo en tercer sector, con las plazas solidarias, en que la persona paga con su pensión mínima porque todavía el sistema no los puede acoger, porque no tienen valoración. Y esa valoración, a veces, tarda muchísimo.

Es importante que formemos una verdadera unión entre familias, residentes y trabajadores, nos hagamos fuertes y trabajemos juntos. Tan importante es la atención de un profesional como el apoyo del familiar 

El tercer sector desempeña un papel fundamental en la atención a las personas mayores y/o con dependencia. ¿Cómo planea fortalecer la colaboración entre el sector público y el tercer sector para mejorar la calidad de los servicios?

Como no puede ser de otra forma, nosotros nos ponemos a disposición de las entidades públicas para poder llevar a cabo cualquier fórmula para mejorar la atención y el cuidado de las personas mayores.

Precisamente, el artículo 2 de la Ley de Dependencia define, aparte de lo que es la autonomía o dependencia o cuidados profesionales o no, lo que es Tercer Sector. Y lo define como organizaciones surgidas de la iniciativa social, sin ánimo de lucro que impulsan el reconocimiento y ejercicio de los derechos sociales.a colectivos especialmente desfavorecidos. Por eso, además de ofrecernos para todo, también debemos denunciar las situaciones de desigualdad o de, vamos a llamarlo así, de dilación en las reivindicaciones que pedimos.

¿Qué proyectos o iniciativas tienen en mente para impulsar la innovación y la mejora continua en la atención a la dependencia?

Las iniciativas para impulsar la innovación pasan por entender que la atención y el buen cuidado, sobre todo ahora que se habla mucho del modelo de atención centrada en la persona, conlleva también una forma diferente de entender el trabajo. 

Nosotros desde nuestros centros de Lares estamos apostando por la implantación progresiva del modelo integral centrado en la persona como una fórmula para poder hacer que esa atención y cuidado hacia las personas mayores sea mucho más cercana, personalizada y humanizada que la que hasta ahora hemos tenido o estamos teniendo. En este sentido, hay cientos de iniciativas. Podemos hablar de actividades determinadas, de concepciones a la hora de establecer horarios, formación de los profesionales, establecimiento de redes de comunicación entre familias que también cada vez se utiliza más. 

También estamos favoreciendo el desarrollo de innovación en los campos de la adecuación tecnológica, gracias a proyectos de digitalización que están financiados y que permiten que los centros estén dotados de sistemas de atención de enfermería, de detección de caídas, etcétera. Pero, sobre todo, el Tercer sector está intentando ponerse a la vanguardia con unos profesionales, además muy bien formados, muy vocacionados, para poder atender a las personas mayores. En esta línea, estamos desplegando todos los recursos que entendemos que son posibles en colaboración con cualquier entidad. Asimismo, hemos lanzado proyectos que persiguen la erradicación de la soledad no deseada en las personas mayores.

En cuestión de soledad no deseada ¿cómo estáis trabajando?

La soledad no deseada no es un aspecto especialmente definitorio de Lares, porque, aunque existe en los centros residenciales, pero donde tiene mayor afectación es en el ámbito domiciliario. No obstante, consideramos que tenemos que estar ahí y nuestra iniciativa en este caso es subsidiaria, es decir, estamos a disposición para incentivar nuestros recursos para hacer este tipo de atención. En este sentido estamos preparando nuestros centros y formando a los profesionales a los profesionales para detectar esa soledad no deseada que, a veces, parece que no existe porque las personas a las que atendemos no están estrictamente solas, pero pueden tener un sentimiento de sentirse en soledad. Por eso, estamos incidiendo en la detección y abordaje. 

En la atención a las personas mayores ¿consideras que se está dando mayor importancia a la salud mental? 

Siempre se le ha dado importancia a la salud mental, pero su abordaje se hacía desde un punto de vista estrictamente médico. Ahora, sin embargo, con el modelo de atención centrado en la persona, entendemos que se debe intervenir de manera interdisciplinar y fíjate, no sólo de manera interdisciplinar, sino también y cada vez más con las familias. Ese abordaje holístico conlleva pensar en la enfermedad, pero también en cómo organizamos nuestros centros para ponerlos a disposición de las personas mayores y no al revés. Para todo eso hace falta, insisto, que se lleven a cabo iniciativas, pero también dotación de recursos. Desde Lares tratamos de adaptarnos a las situaciones y circunstancias que existen, pero el modelo de residencias no es unívoco, no por tamaño, ni por ubicación, ni por dotación económica. En Lares tenemos claro que nuestro personal tiene que estar perfectamente formado y también tremendamente vocacionado, y eso lo trabajamos en cada uno de los centros.  

¿Y cómo consigue ese objetivo?

Tenemos la suerte de que Lares es la unión de 17 entidades que tienen capacidad y libertad para poder obrar en función de la situación que tienen en cada territorio. Por eso, presentan y tienen también sus propios planes de formación e intervención. Eso sí, unificados, puestos en común en Lares Federación, y que actúa como un vehículo de transmisión, como un elemento facilitador para que toda la información y todas las experiencias que se llevan a cabo en cualquiera de nuestros centros puedan ser conocidas y también replicadas en otros centros. Trabajamos en coordinación y comunicación continua.

Y en este caso, tenéis como estandarte el valor de la vocación y de la humanización en esas formaciones, en vuestra forma atender.

Nosotros no podemos negar nuestra inspiración desde el humanismo cristiano, que nace también de lo que es Cáritas Española. Cáritas que, al igual que nosotros, está formada por técnicos, pero también por voluntarios, tiene un lema, que a mí siempre me encantó, y es que, para trabajar en Cáritas, o para formar parte de la gran familia Cáritas, -y ahora yo lo extiendo a la familia Lares-, hacen falta técnicos con la vocación y la gratuidad del voluntario y voluntarios con la preparación y capacitación de los profesionales. Esa es para nosotros la unión perfecta entre vocación y profesionalidad en el ámbito de la atención y el cuidado formal. Pero también hay otras formas de apoyo como el voluntariado. Pero sí, nuestros profesionales deben tener o entendemos que deben de tener esas dos características. Pero no es fácil de encontrar porque es un sector poco valorado, mal pagado, en el cual además hay una rotación de personal muy grande. Y hay que luchar también, y es una constante, que tenemos no solamente en los centros del Tercer Sector, sino en todos los centros residenciales de este país. 

Para trabajar en Lares, hacen falta técnicos con la vocación y la gratuidad del voluntario y voluntarios con la preparación y capacitación de los profesionales. Esa es para nosotros la unión perfecta

En esta etapa de cambio y de replanteamiento del modelo de atención, ¿qué aprendizajes considera que se deben tener en cuenta para fortalecer la respuesta y preparación del sector de atención a la dependencia frente a futuras crisis?

El COVID nos ha hecho a todos diferentes. Y, a los que hemos estado en primera línea, nos ha hecho muy vulnerables ante la adversidad, pero muy firme ante la reivindicación y lo que entendemos que tiene que ser la atención a las personas mayores. Después del COVID está costando retomar la atención de las personas mayores. Ahora, por ejemplo, hay menos recursos humanos porque en su momento los requirió Sanidad y ya, por las circunstancias, ahí se han quedado. El COVID nos ha hecho ver las cosas de manera diferente y ahora es el momento de establecer las bases de un nuevo modelo de atención. El COVID, lo he dicho muchas veces, nos puso, por un lado, de cara a la sociedad, porque se mostró el trabajo que realizábamos, pero también nos puso de cara a la pared ante una sociedad, fundamentalmente por parte de los grandes poderes (comunicación, sanidad, políticos…), que no entendían ni sabían cómo era la atención a las personas mayores. Se nos acusó o generalizó, haciendo pensar que la atención había sido no ya deficitaria, sino incluso penalmente perseguible. Romper eso no es fácil, sobre todo porque ahí perdura lo que en su momento se sembró. El COVID evidenció que la atención a las personas mayores no sólo se trata desde el ámbito social o sanitario, sino que imprescindiblemente debe de llevarse a cabo desde el ámbito sociosanitario. ¿Cómo lo hacemos? Sentándonos y definiendo, entre todas las partes, cómo queremos que sea el modelo para solventar las fallas que existen; fallas que no son achacables a los centros asistenciales, sino al propio sistema que lo creó y que lo generó.

Uno de los principales problemas que tiene el sector es la falta de profesionales, ¿cómo considera que debiera enfocarse esta situación?

Pasa irremediablemente por la financiación y dotación económica para la atención y cuidado a las personas mayores. A los cuidados hay que darles el valor que tienen. En las residencias se trabaja mucho y bajo una presión enorme. A pesar de ello, parece que está mal visto que uno trabaje en una residencia en lugar de en sanidad. Además, se cobra menos. Esto hace que el problema crezca. 

Las fallas que existen en el modelo de atención a la dependencia no son achacables a los centros asistenciales, sino al propio sistema que lo creó y que lo generó

Dejando a un lado el aspecto económico, ¿qué ofrece este sector a sus profesionales? 

El atractivo a veces consiste en algo tan frugal y simple como el valor de una caricia, de una sonrisa o de una mirada cuando estás atendiendo o cuidando a una persona. Es algo que quizás, en estos tiempos, carece de valor, porque parece que lo que importa es la proyección personal e imagen pública. Por eso, en este ámbito, la vocación es fundamental para poder darle ese valor añadido. Los profesionales deben tener claro que su labor tiene una repercusión en personas desvalidas, personas muy frágiles, personas que quizás con esa sonrisa, con esa caricia, te están agradeciendo mucho. Y eso no tiene precio. 

Yo ahora que he sido nombrado presidente de Lares, que es una entidad enorme, te digo que valoro esta oportunidad de gestionar, junto a un equipo magnífico, el trabajo en la institución, pero me gusta volver todos los días o muchos días a mi centro, a la realidad, al día a día de la atención y el cuidado con las personas mayores, que es tan gratificante para mí. 

¿Cuál es su mensaje principal para los usuarios y sus familias en relación con el futuro de la atención a la dependencia?

Yo creo que es importante que formemos una verdadera unión entre familias, residentes y trabajadores. Y, a partir de ahí, nos hagamos fuertes, trabajemos juntos. Tan importante es la atención de un profesional como el apoyo del familiar que en su momento nos lo confía. Los familiares deben entender que cuando hablamos de cuidar los principales responsables son ellos mismos y deben estar implicados. Y creo que hay un reto importante de colaboración conjunta, de exigencia cariñosa para que los familiares también se corresponsabilicen en la atención y cuidado de nuestros residentes. Podemos dignificar y mejorar muchísimo más la atención y cuidado de las personas mayores. Podemos hacerlo juntos. Vamos hacia ello unidos.

 

Trayectoria profesional

José Luis Pareja es Doctorando en Derecho y Ciencias Sociales, licenciado en Antropología Social y Cultural y Diplomado en Trabajo Social. Actualmente, ejerce su labor como director de la residencia de mayores Nuestra Señora del Perpetuo Socorro en Santa Fe, Granada. 

Especializado en Dirección y Gestión de Centros para Mayores y experto en Gestión y Administración de Fundaciones, cuenta con varias publicaciones y ha participado como ponente en distintos cursos, másteres y jornadas sobre temáticas relacionadas con personas mayores, gestión y dirección.

Entre 1995 y 2003, ocupó diferentes cargos en Cáritas Diocesana de Granada como responsable de Formación, de Acción de Base, Área Poblacional. Durante ese periodo, también fue nombrado secretario general de Cáritas Diocesana en Tánger (Marruecos), donde coordinó y asesoró todos los Centros de Acción Social del norte del país.

Su actividad profesional está muy ligada al sector de atención a personas mayores. Entre otras, se pueden destacar sus funciones como Profesor Externo en el Máster en Gerontología Social, Dependencia y Protección de los Mayores (Universidad de Granada); Componente del Grupo de Investigación del Aula Internacional de Biomedicina, Ética y Derechos Humanos o Socio Numerario de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG).

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