Día Mundial del Sueño.
Día Mundial del Sueño.

La Sociedad Española de Sueño reivindica la necesidad de proteger el descanso como pilar básico para una vida saludable

El próximo 15 de marzo se celebra el Día Mundial del Sueño, un evento internacional organizado por la World Sleep Society (WSS) que reúne a investigadores, profesionales de la salud y pacientes con el objetivo de reconocer el importante impacto del sueño en la salud. En esta ocasión, la efeméride se celebra bajo el lema “Equidad en el sueño para la salud global”, un enfoque que quiere hacer hincapié en la necesidad de proteger el descanso de toda la población -y especialmente de los grupos sociales más vulnerables- como pilar básico para una vida saludable.

En ese sentido, desde la Sociedad Española de Sueño (SES), que impulsa los actos por el Día Mundial del Sueño en España, se ha querido destacar que diversos estudios han demostrado ya que los determinantes sociales (como el nivel socioeconómico) y ambientales (luz, ruido, temperatura, calidad del aire, etc.) tienen un impacto directo sobre la calidad del sueño que, en última instancia, se manifiesta también en un impacto sobre la salud general y puede no proteger el descanso de las personas mayores sobre todo.

“Las investigaciones demuestran que el sueño se ve más afectado en la población vulnerable, como son los niños, adolescentes, ancianos, personas con enfermedades graves o personas que viven acontecimientos estresantes en su entorno”, ha explicado la doctora Ana Teijeira Azcona, neurofisióloga clínica y coordinadora de los actos en España por el Día Mundial del Sueño, durante la rueda de prensa celebrada esta mañana en el Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos de Madrid con motivo del Día Mundial del Sueño. Teijeira ha estado acompañada en la rueda de prensa por el doctor Carlos Egea, presidente de la Federación Española de Sociedades de Medicina del Sueño (FESMES).

La alerta lleva a un sueño más superficial

Según ha señalado la experta, la precariedad laboral, económica o social, como elementos estresantes, pueden afectar al sueño, ya que el estrés crónico es un importante disruptor del sueño. “Si nos acostamos todas las noches preocupados por nuestra situación laboral, porque es inestable, porque tengo una carga laboral insoportable, porque no llego a fin de mes o porque tengo una gran incertidumbre sobre mi futuro, los mecanismos implicados en el sueño no van a poder funcionar correctamente, dado que vamos a estar mandando señales a nuestro cerebro para que permanezca despierto para solucionar todos estos problemas”, ha señalado Teijeira, que apunta que esto provoca un estado de excesiva alerta durante la noche que va a provocar mayores dificultades para conciliar el sueño, así como un sueño más superficial y con mayor probabilidad de presentar despertares.

“Este sueño de mala calidad, va a tener unas consecuencias importantes sobre mi salud y mi calidad de vida. Se ha estudiado el impacto negativo que tiene en nuestra salud mental, siendo un determinante dañino para la salud global de la persona. Además, es la pescadilla que se muerde la cola, ya que las alteraciones en el estado del ánimo afectan a la calidad y cantidad de sueño, con una elevada probabilidad de desarrollar enfermedades de sueño como el insomnio crónico, que según un reciente estudio de la SES afecta ya al 14% de la población adulta en España”, ha añadido.

Ciudades abiertas 24 horas y cambio climático

Según datos de la Federación Española de Sociedades de Medicina del Sueño, un 10% de la población española (más de cuatro millones de personas) presenta algún trastorno del sueño y otro 30% (más de 12 millones de personas) se despierta cada día con la sensación de no haber tenido un sueño reparador o finaliza el día muy cansado. Unas cifras que, según la portavoz de la SES, si no se toman medidas pueden seguir creciendo -especialmente entre los grupos de población más vulnerable- debido a los efectos del cambio climático y a la tendencia hacia un modelo de ciudad abierto 24 horas.

“El cambio climático tiene un impacto en la calidad del sueño a nivel poblacional. Los países o las regiones que presentan un incremento notable de las temperaturas también sufren ese problema por las noches. Dormir por encima de los 29º o 30º de temperatura ambiente provoca serias disrupciones en el sueño. Si además nos encontramos en un país en vías de desarrollo o en un barrio con menos posibilidades económicas para favorecer el confort durante la noche, tendremos un sueño alterado por las elevadas temperaturas, la ausencia de acondicionamiento de las habitaciones donde se duerme y el exceso de ruido y luz derivado de tener que dormir con las ventanas abiertas”, ha argumentado Ana Teijeira.

La neurofisióloga también ha alertado por el modelo de ciudad abierta 24 horas que se está imponiendo a nivel global: “Esto provoca un serio impacto en el sueño de la población, especialmente en las grandes ciudades, debido al exceso de ruido nocturno y de luz. Por eso es fundamental que en las ciudades haya un buen plan de urbanismo donde las luces no impacten directamente en las ventanas de las casas, los niveles de ruido sean los menores posibles, haya unos horarios racionales de ocio y se favorezcan entornos urbanizados con parques y arboledas, que nos ayuden a luchar contra la polución, que también tiene un impacto sobre el sueño”.

Prioridad en las políticas de salud pública

Para Ana Teijeira, en base a toda esta evidencia y teniendo en cuenta el hecho de que la falta crónica de sueño se relaciona con el desarrollo de numerosas enfermedades, entre ellas las neurodegenerativas, cardiovasculares, metabólicas y mentales, así como unas mayores probabilidades de desarrollar determinados tipos de cánceres, el sueño debería “ser una prioridad” en todos los programas gubernamentales de salud pública.

En ese sentido, el doctor Carlos Egea, presidente de FESMES, ha destacado la necesidad de quitar al sueño ese estigma que le persigue de “cosa poco importante” o de “tiempo perdido”, un aspecto para el que, según Egea, la educación al paciente y la formación de los profesionales sanitarios son piezas clave: “Es fundamental que la administración sanitaria se involucre en la promoción de la calidad del sueño para impactar en el imaginario colectivo y situar los trastornos del sueño en un primer plano de la información, la comunicación y el debate público”.

En ese sentido, el presidente de FESMES ha reivindicado la puesta en marcha de una Estrategia Nacional del Sueño que “dé solución a los problemas que plantean los trastornos del sueño en nuestro país, para abordarlos de forma conjunta e integradora, mejorar las acciones de promoción y prevención, así como su eficiencia asistencial”. Dentro de esa estrategia, Egea ha señalado como esencial la creación de un Área de Capacitación Específica (ACE) para la medicina del sueño, algo que ya es una realidad en muchos países europeos como Alemania, Francia, Portugal, Hungría y Rumania, en los que la medicina del sueño está reconocida como una subespecialidad medica oficial, accesible desde un número limitado de especialidades.

“La creación de la ACE es el primer paso para el buen abordaje de los trastornos del sueño, según el consenso de las sociedades profesionales de la Medicina del Sueño”, ha afirmado Egea, que considera que la ACE para la medicina del sueño “daría respuesta a los avances del conocimiento científico que requieren una formación adecuada y también a un creciente problema de salud pública”.

10 consejos para una buena higiene del sueño

Para evitar los trastornos de sueño, los malos hábitos y conseguir un sueño de buena calidad en adultos que mejore el bienestar general, la doctora Ana Teijeira Azcona ha ofrecido durante la rueda de prensa estos 10 consejos para una buena higiene del sueño:

  1. Realizar ejercicio físico diario, a poder ser en exteriores para exponerte a la luz natural durante el día. En la medida de lo posible, evitar hacer ese ejercicio físico intenso en horario previo a acostarse.
  2. Mantener una dieta cardiosaludable mediterránea con cenas ligeras y suaves va a ayudar a dormir mejor.
  3. Evitar la ingesta excesiva de alcohol al menos cuatro horas antes de acostarse y no fumar.
  4. Evitar el consumo de cafeína, té, chocolate o bebidas energéticas al menos seis horas antes de dormir.
  5. Procurar mantener bajos los niveles de ansiedad durante el día.
  6. Es muy importante mantener un horario regular y estable de sueño, procurando acostarse y levantarse a la misma hora, en un horario razonable.
  7. Hay que relacionar la cama con el sueño. No debemos comer, ver la tv o trabajar en ella.
  8. Evitar el uso de pantallas iluminadas en las horas previas al sueño.
  9. No permanecer en la cama si estamos muy despiertos para asociar la cama únicamente al sueño.
  10. Si no podemos dormirnos, debemos levantarnos y promover una actividad relajada, que pueda bloquear la ansiedad derivada de esa falta de sueño. La lectura, escuchar la radio, tomar una infusión relajante o realizar ejercicios de atención plena o relajación pueden ayudar para volver a presentar somnolencia o sueño.
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