Laura Pleguezuelos Martínez
Psicóloga y coordinadora de la Unidad Amigable en la Residencia Nueva Oliva de Pantoja
El principal desafío al que debe enfrentarse una persona con demencia avanzada es su incapacidad para adaptarse al entorno. Y aquí llega el principal problema, pretender que estas personas, que en muchos casos presentan síntomas comportamentales o conductuales de difícil manejo que han llevado al entorno familiar a tomar la difícil decisión de institucionalizarlas, sean capaces de adaptarse a un entorno residencial estándar.
En nuestro centro residencial fuimos capaces de darles la atención que necesitaban cuando entendimos que teníamos que adaptar nuestra residencia a ellas. Es decir, nosotros adaptamos el entorno físico, la organización y la actuación del personal a las personas residentes con demencia, y no al revés, como se venía haciendo en el modelo convencional residencial.
Se eliminaron barreras arquitectónicas, generando espacios amplios y sin obstáculos facilitadores de la deambulación. Las estancias se pintaron con colores de tono pastel suaves y relajantes, y se colocaron trampantojos para ocultar visualmente la existencia de puertas de acceso a escaleras y a puertas de emergencia con imágenes agradables como estanterías de libros o plantas, evitando así generar estados de ansiedad derivados del deseo de salir. Además, se eliminó el sonido de la megafonía del centro.
También se introdujeron elementos de reorientación, empleando trampantojos para orientar a las personas residentes y que puedan localizar las diferentes estancias.
En definitiva, realizamos una intervención ambiental resaltando la importancia de respetar ciertas conductas propias de la demencia avanzada como la deambulación errática o algunas formas de agitación psicomotriz (siempre que no supongan un peligro para la persona). La Unidad Amigable es un espacio que les permite expresar y manifestar toda una serie de conductas que en otro contexto serían extrañas.
Como centro libre de sujeciones, contamos con un Equipo Desatar que analiza cada caída y propone las medidas de seguridad físico-pasivas y organizativas necesarias para reducir las caídas. La gestión de la seguridad física es el eje vertebrador de la Unidad Amigable, ya que en esas medidas de seguridad físico-pasivas el espacio físico adaptado y su accesibilidad son imprescindibles para manejar la seguridad y prevenir los SPCD.
El Equipo Desatar clasifica las caídas por gravedad, horario en el que se produjo y estancia, comprobando cuantitativamente que con las modificaciones físicas y organizativas llevadas a cabo en la unidad el número de caídas ha disminuido y, más importante aún, las lesiones son menos graves. Conocer la hora, lugar y las circunstancias de cada caída nos ha ayudado a modificar la organización del centro, subsanando formas de actuación que estaban facilitando las caídas en horarios claves como son las horas de levantado y acostado de los residentes.
La tolerancia cero ante el uso de sujeciones ha hecho al personal responsable de sus actuaciones (cuando se empleaba una sujeción, el personal sentía que si había una caída ya habían hecho lo suficiente para evitarla) y de la búsqueda de alternativas que precisan conocer a la persona. Además, la ausencia de sujeciones permite poder tener vínculos emocionales sanos entre el personal y los residentes, ya que es complicado poder confiar en alguien que te esté atando e impidiendo que te muevas libremente o que está impidiendo que actúes como necesitas en cada momento.
Y por último, sabemos que no podemos desarrollar nuestros objetivos profesionales con la persona si está sujeta. En mi caso, como psicóloga, cómo voy a pretender, por ejemplo, reducir la agitación de una persona con demencia avanzada poniéndola un cinturón que la impida moverse provocando así que aumente notablemente su ansiedad. Poner un cinturón en esas circunstancias es dejar de trabajar como profesional y reducir la “prevención” de la caída a la imposibilidad de movimiento de la persona, sin tener en cuenta las consecuencias físicas y emocionales para ella, y sin trabajar sobre la necesidad a cubrir que está provocando esa agitación.
Hemos experimentado resultados asombrosos al reunir a personas mayores y jóvenes mediante actividades intergeneracionales. Para las personas mayores, jugar con los niños y niñas ha supuesto mejorar su actividad física, agudizar su mente y mejorar su estado de ánimo. Pero los niños y niñas también se han beneficiado, son increíblemente pacientes y han adquirido nuevas habilidades sociales.
Implicar a otras personas de la comunidad en la residencia fue la meta que nos propusimos para hacer que las personas con demencia estuviesen integradas en la comunidad y, desde hace dos años, hemos logrado establecer una relación estable y continua en el tiempo con las organizaciones comunitarias de nuestra localidad (C.E.I.P. Marqueses de Manzanedo y el Espacio Joven de Pantoja, entre otros) y con el Ayuntamiento de Pantoja, coordinando actividades que incluyen a las personas con demencia en eventos comunitarios. De esta forma, personas excluidas de otras comunidades han participado como miembros notables en las fiestas populares del pueblo o en las celebraciones de Navidad.
Además, de este modo hemos logrado la normalización de las personas que padecen la enfermedad de Alzheimer y otras demencias en nuestro centro, acostumbrando al resto de residentes, voluntarios y familias a convivir con estas personas. Que estas personas residan en un espacio adaptado a ellas no las margina, incluyéndolas en las actividades para que formen parte del centro y de la comunidad.
“Todas las personas poseen capacidades que deben ser identificadas, reconocidas y estimuladas para prevenir o minimizar las situaciones de discapacidad o de dependencia”
Os invito a ver algunas de estas acciones en nuestro Instagram (residencia.nuevaoliva) y Facebook (Rresidencia Nueva Oliva).
Nuestro mayor logro es integrar en nuestro centro a aquellas personas con demencia avanzada, rechazadas y/o expulsadas en otros centros, y conseguir conocerlas lo suficiente como para lograr potenciar aquellas capacidades que aún conservan, viendo lo mejor de ellas. Somos capaces de ver que todas las personas poseen capacidades que deben ser identificadas, reconocidas y estimuladas con el fin de que, apoyándonos en ellas, se puedan prevenir o minimizar las situaciones de discapacidad o de dependencia.
Respecto al aprendizaje, este es diario y continuo. Cada vez que conocemos a una persona que ingresa en nuestra unidad es un nuevo comenzar para todas las profesionales que integramos la Unidad Amigable. Porque si algo hemos aprendido es que cada persona es diferente y requiere una actuación a su medida, por lo que nuestro aprendizaje es continuo.
Creemos que la Unidad Amigable es el futuro de los centros residenciales, unidades de convivencia de no más de 20 personas, que se adaptan a las necesidades de las personas residentes y no al revés, con equipos de trabajo estables, bien formados, que son personas de referencia para los/as residentes.
Así que diría que los elementos esenciales para alcanzar el éxito son: la adaptación del entorno físico, tener un equipo estable especializado y formado por profesionales de diferentes disciplinas con conocimientos en demencias, manejo conductual y con gran sensibilidad, el trabajo conjunto con las familias y la comunidad, ser un centro libre de sujeciones, y conocer muy bien a la persona residente.
En el momento actual, el equipo profesional, junto a las familias y los propios residentes, estamos en el reto de incorporar el centro y la Unidad Amigable a la comunidad en la que se ubica, con la complicidad del Ayuntamiento y de los centros educativos del municipio de Pantoja. Mientras tanto, queremos seguir divulgando nuestros avances en materia de cuidados a personas dependientes y buenas prácticas, colaborando con otros centros residenciales y fundaciones con el objetivo de lograr una sociedad amigable con las demencias.
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