Cinta Pascual: “Se acabó esta invisibilidad. El sector sociosanitario debe empoderarse”

Cinta Pascual, sector sociosanitario
Cinta Pascual, durante la presentación de su libro "Covid-19: la verdad silenciada"

Cinta Pascual, presidenta de la Associació Catalana de Recursos Assistencials (ACRA) y expresidenta del Círculo Empresarial de Atención a las Personas (CEAPs) acaba de presentar en el Ateneo de Madrid su libro Covid-19: la verdad silenciada. Esta obra, de poco más de 100 páginas, recopila sensaciones, ideas y reflexiones de una de las personas más influyentes del sector sociosanitario. “Es un reconocimiento a los profesionales, a quienes dedicamos tiempo y esfuerzo a este sector de los cuidados”, asegura Pascual. Y lanza un mensaje claro: “Basta ya. Si vuelve a pasar algo así -pandemia del COVID-, no nos quedaremos callados. Ahora estamos más organizados, empoderados, somos más activistas y lo seguiremos siendo”.

La presentación del libro, en profundidad

El título de su libro es directo y contundente: Covid-19: la verdad silenciada. ¿Qué le llevó a elegir este título y qué mensaje quiere trasladar con él?

Es muy sencillo. Durante la pandemia presidía CEAPs, ACRA y además era directora general de un centro. Mis funciones eran de gran responsabilidad, y me encontré con situaciones que me hicieron pensar que, si decía todo lo que realmente estaba escuchando del sector, lo que teníamos y lo que no teníamos que hacer, posiblemente desmotivaría a mucha gente. Decidí callarme algunas cosas. Pero, pasado un tiempo, este silencio ya no me servía y sentí la necesidad de explicar al sector exactamente cuál era el mensaje.

¿Qué le impulsó a escribir este libro ahora, cuatro años después del estallido de la pandemia? ¿Sentía que había una deuda pendiente con el sector sociosanitario o con la sociedad?

Sentía que lo necesitaba. Cuando asistí como representante del sector a reuniones o al funeral de Estado, ni siquiera se utilizaba la denominación “residencias de personas mayores”, se hablaba de “sociosanitarios”. No hubo ni una sola persona del sector que tomara la palabra, solo hablaron profesionales del ámbito sanitario, enfermeras. Tuve la sensación de que nos escondían, como a lo largo de toda la pandemia. Sentí que no querían explicar por qué no habían montado una estructura para estas personas mayores, una estructura completa, como creo que era su obligación. Después, quizás al cabo de un par de meses, empezaron a espabilar e hicieron cosas, pero al principio, incluso el día del funeral de Estado, sentí que seguíamos escondidos.

Eres una figura de referencia en el sector sociosanitario y de las residencias de mayores. Desde esa experiencia, ¿qué aspectos clave se han quedado fuera del relato oficial de lo vivido en estos centros durante la pandemia?

Como explico en el libro, hubo frases muy significativas. Una especialmente fue que “no sois esenciales”. Cuando un cargamento de EPIs comprados por el sector se quedó en El Prat porque desde el Ministerio de Sanidad dijeron que no estábamos en la lista de esenciales, sentí como si me clavaran un cuchillo. En aquel momento, el 50% de las personas que habían muerto, habían muerto en nuestras manos, habían muerto en las manos de nuestras trabajadoras, ¿y alguien se atrevía a decir que no éramos esenciales? ¿Qué estaba pasando?

Tuve la sensación de que nos escondían, como a lo largo de toda la pandemia

También recuerdo cuando en Médicos Sin Fronteras me dijeron: “Esto es como gestionar una guerra, y ahora mismo estáis solos”. A partir de ahí, empecé a lanzar más de setecientos mensajes en prensa durante la pandemia. Espero que hayan servido de ayuda, sobre todo al sector, que sintió que alguien les defendía. Al principio, todos los mensajes que salían eran negativos. Recuerdo que entré en un centro y me contaron que les habían dicho por la calle: “¿Cuántas personas habéis matado hoy?”. En este sector hay gente buena, de gran corazón, con conceptos muy claros. Y sentí que teníamos que defenderlos, porque todos, gerentes incluidos, pensábamos lo mismo.

¿Podría resumirnos qué verdades considera que se han silenciado y por qué cree que no han tenido la visibilidad o el reconocimiento que merecían?

El presidente de CEAPS, Rafael Sánchez-Ostiz; la presidenta de ACRA; y la presidenta de AMADE, Pilar Ramos.
El presidente de CEAPS, Rafael Sánchez-Ostiz; la presidenta de ACRA, Cinta Pascual; y la presidenta de AMADE, Pilar Ramos.

Siempre explico lo mismo. Al principio nos silenciaron, después nos espabilamos. El Congreso fue un antes y un después. Cuando salí de allí, vi que nos había escuchado mucha gente. Que los periodistas por fin entendieron todo lo que pasaba, que se enteraron de los más de 700 documentos, intervenciones… En aquel momento no eran tantos, pero eran muchos. La gente supo exactamente lo que ocurría. Es importantísimo que se sepa por qué lo hice. Por una parte, estaba mi conciencia; necesitaba sacar todo lo que llevaba dentro. Creo que CEAPs, ACRA y las patronales hicieron todo lo posible, pero estábamos solos. No era nuestra responsabilidad, era de la Administración. Y, sin embargo, intentaban hacernos creer que era nuestra.

¿El libro está pensado también como una llamada a la acción o como un documento para la memoria histórica del sector?

Está pensado para decir “basta ya”. Si vuelve a pasar algo así, no nos quedaremos callados. Ahora estamos más organizados, empoderados, somos más activistas y lo seguiremos siendo. No vale todo. Nosotros cuidamos a las personas más vulnerables, a sus familias, a quienes realmente necesitan atención. Los mayores son invisibles, y los que los cuidamos, aún más. Se acabó esta invisibilidad. Siempre digo que el sector debe empoderarse. Debemos preguntarnos: ¿cuánto cuesta una plaza de residencia pública? ¿4.500, 5.000, 5.500 euros? ¿Por qué en el sector concertado hay que pagar apenas 2.000? ¿No son las mismas plazas, muchas de ellas nuevas, preciosas? Creo que los gobiernos lo están haciendo mal con ese “café para todos”. Hay que tener en cuenta dónde están las residencias, cómo están, y ajustar precios. Pero, sin duda, hay que ser más activistas.

¿Qué le gustaría que los profesionales del sector sociosanitario encuentren en su libro? ¿Qué mensaje les lanza?

Espero que la gente del sector, y también personas mayores que ya lo han leído, sientan que les hemos defendido. He recibido agradecimientos por dar voz a las personas mayores, por defenderlas. Pretendía hablar por nuestro sector, el de atención a las personas mayores, que siempre ha sido invisibilizado, especialmente durante los primeros meses de la pandemia. Después nos organizamos, incluso coordinándonos con Salud, pero seguimos siendo “la hermanita pobre y acomplejada” del sistema. Espero que nuestros auxiliares tengan claro que los estamos defendiendo, que no están solos, y que estaremos ahí siempre, con fuerza y con ganas. Es un reconocimiento a nuestra gente, a quienes dedicamos tiempo y esfuerzo a este sector.

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