Los cuidados no pueden seguir recayendo, mayoritariamente, sobre redes informales —especialmente mujeres— sin reconocimiento, apoyo ni formación. Las cuidadoras no profesionales son esenciales en el engranaje social y merecen respaldo institucional. Asimismo, defendemos el valor de las residencias como opción digna y profesionalizada, que debe coexistir con el cuidado en el hogar o comunidad. Este modelo híbrido garantiza la libertad de elección y el respeto a la autonomía.
Es urgente visibilizar a colectivos como las personas con baja visión, que enfrentan el envejecimiento con obstáculos derivados de la falta de accesibilidad. La falta de recursos adecuados sigue siendo un desafío para su plena integración e igualdad de oportunidades.
CEDDD sensibiliza sobre estos desafíos. Recientemente organizamos una jornada en el Senado dedicada a las cuidadoras no profesionales, dando voz a su realidad y reclamando su reconocimiento. Además, aportamos experiencia y conocimiento en procesos legislativos para defender un sistema plural de apoyos, accesible y sostenible. El reto de los cuidados no es solo técnico o económico: es ético y social. Cuidar debe dejar de ser invisible y convertirse en una responsabilidad compartida y estratégica.
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