La capacidad de coordinar eficazmente los cuidados sanitarios y sociales en el domicilio no solo mejora la calidad de vida de las personas mayores, sino que también optimiza los recursos disponibles y transforma la manera en que los profesionales abordan el envejecimiento. La colaboración entre los sectores social y sanitario, el cambio de cultura y dinámica de trabajo y el apoyo de la tecnología son esenciales para garantizar una atención domiciliaria centrada en la persona y adaptada a sus necesidades. Ya existen iniciativas que empujan en este sentido. ¡Aprovechémoslo!
La Fundación Edad&Vida organizó en noviembre el III Foro de Envejecimiento “Invertir en nosotros, invertir en Salud” en el espacio ‘all in one’ CaixaBank Madrid. “Atención sanitaria y social en el domicilio: hacia nuevos modelos asistenciales” fue una de las mesas redondas de esta jornada, un espacio de diálogo donde expertas en los ámbitos sanitario y sociosanitario destacaron la necesidad de una mayor coordinación como eje para mejorar la eficiencia y la calidad de los cuidados, adaptándose a los requerimientos individuales de las personas mayores y a su deseo de ser cuidado en casa.
La doctora Alba Costa, médico geriatra del Hospital Universitario de Getafe, inició la mesa describiendo cómo es el perfil de las personas mayores que se atienden en geriatría. Esta experta acentuó lo diverso que es este grupo etario y la importancia de la personalización en la atención sanitaria y social, y la relación entre ambas. “Los geriatras no entendemos solo la parte sanitaria de los pacientes, tenemos que valorar también la parte social, porque influye mucho en la valoración integral”, comentó.
Asimismo, hizo hincapié en el creciente problema de las caídas, primera causa de muerte accidental en las personas mayores, y enfatizó la importancia de prevenir la fragilidad para evitar la discapacidad y la dependencia. En este contexto, mencionó iniciativas como Integra-cam, que prioriza la coordinación y el uso de tecnología para mejorar los cuidados en el domicilio. En concreto este proyecto ofrece una mejora en la prevención, diagnóstico y tratamiento de la fragilidad.
Preguntada por cómo responden desde la Administración a estas necesidades, Teresa Pacheco, subdirectora general de Atención y Cuidados Sociosanitarios de la Comunidad de Madrid, afirmó que se ha evolucionado hacia una mayor escucha activa a los profesionales, entidades y expertos de distintas especialidades.
“El COVID-19 nos enseñó la necesidad de responder de manera integral y transversal a las necesidades reales de las personas”, señaló. Apuntó la importancia de la comunicación y el cambio de cultura en el trabajo: “Levantar el teléfono y hablar entre profesionales de diferentes ámbitos es clave para atender a las personas desde una perspectiva integral”.
Retos y oportunidades
Elena Gil, patrono de Edad&Vida y responsable nacional de Servicios Domiciliarios y de Conciliación de Eulen Servicios Sociosanitarios, puso sobre la mesa los retos del envejecimiento poblacional: “Con más de 4,5 millones de personas mayores de 80 años en España, necesitamos cuidados especializados y profesionales formados que puedan atender en el domicilio”.
Entre los principales retos señalados por Gil imperan :
- Falta de valoración y formación de las auxiliares de ayuda a domicilio: Estas profesionales tienen condiciones laborales poco valoradas y reconocimiento social limitado. Gil enfatizó la necesidad de invertir en programas de formación continua y certificaciones para ofrecer cuidados especializados.
- Accesibilidad y equidad de los servicios: La prestación de cuidados debe garantizarse tanto en grandes ciudades como en áreas rurales, donde las dificultades para encontrar profesionales son aún mayores.
- Integración sociosanitaria: Abogó por la creación de equipos interdisciplinares que incluyan médicos, auxiliares y otros profesionales, trabajando de forma coordinada. Asimismo, instó a desarrollar protocolos y normativas que obliguen a colaborar y compartir información mediante una historia social y sanitaria única.
- Uso de tecnología como herramienta clave: Resaltó que la tecnología, debe ser accesible tanto para los profesionales como para las personas mayores, convirtiéndose en un verdadero aliado y no un obstáculo.
- Financiación sostenible: Puntualizó que cualquier transformación en los servicios requiere un modelo de financiación viable, que implique colaboración entre administración pública, sector privado y personas usuarias.
“La tecnología no solo mejora la eficiencia, sino también la satisfacción laboral de los trabajadores y la calidad de los servicios”, concluyó Gil, quien también recalcó la necesidad de integrar teleasistencia y ayuda a domicilio para una atención más efectiva.
La tecnología como catalizador
Esta tecnología aporta soluciones para el cuidado personalizado y en el domicilio, manteniendo la calidad, eficiencia y humanización de la asistencia. Miren Bagües, patrono de la Fundación Tecnología y Salud y responsable de Producto Salud Digital en Tunstall Televida, destacó que “la tecnología permite coordinar lo social y lo sanitario, pero debe implementarse con normativas claras que respondan a las necesidades reales”.
Bagües insistió en que “el reto no es solo la implementación de dispositivos, sino garantizar que estén integrados en un sistema más amplio donde los datos sean utilizados para mejorar la toma de decisiones clínicas y sociales. Por ejemplo, sensores de seguridad o de caídas que no solo avisen a un centro de atención, sino que comuniquen a otros ser- vicios necesarios, creando un circuito de respuesta eficaz”. También subrayó la necesidad de que las herramientas sean intuitivas y accesibles, permitiendo a las personas mayores utilizarlas con confianza y reducir la brecha digital.
En este sentido, definió la teleasistencia avanzada como una herramienta que va más allá del clásico “botón rojo”. “Hoy en día, la teleasistencia puede convertirse en un nodo de coordinación entre los diferentes agentes sociosanitarios, facilitando la integración de cuidados y el acceso a la información en tiempo real”.
Proyectos como ejemplo de coordinación
Alba Costa presentó el proyecto Integra-cam, liderado por el Hospital Universitario de Getafe, como un modelo de atención integrada que combina el uso de tecnología accesible con un enfoque colaborativo entre equipos multidisciplinares. Esta iniciativa tiene como objetivo principal detectar y prevenir el deterioro funcional de las personas mayores mediante herramientas tecnológicas como tablets y sensores. Estas herramientas permiten monitorizar indicadores clave, como la velocidad de la marcha o la fuerza física, proporcionando datos en tiempo real tanto a los pacientes como a los profesionales.
Una de las principales fortalezas de Integra-cam es su capacidad para rediseñar los procesos de cuidado en el domicilio, fomentando la coordinación entre atención primaria, especialistas y otros profesionales, como fisioterapeutas y trabajadores sociales. “Es fundamental que todos los agentes implicados trabajen juntos, compartiendo información en una única plataforma que integre tanto los aspectos sociales como los sanitarios”, subrayó Costa.
Además, el proyecto incluye funcionalidades orientadas a la educación y la autogestión de los pacientes, como recordatorios personalizados de ejercicios y planificación de menús semanales. Esto no solo mejora la adherencia a las intervenciones, sino que también promueve la autonomía de las personas mayores.
Los resultados obtenidos hasta ahora reflejan mejoras significativas en la satisfacción de pacientes y cuidadores, así como una mayor eficiencia en la comunicación entre profesionales. “Integra-cam demuestra que la tecnología, cuando se diseña teniendo en cuenta las necesidades reales de las personas, puede ser una herramienta poderosa para transformar la atención domiciliaria”, concluyó Costa.
Por su parte, Teresa Pacheco subrayó la importancia del Plan de Fragilidad de la Comunidad de Madrid, una iniciativa que busca homogeneizar procedimientos y mejorar la coordinación entre los diferentes niveles asistenciales. Este plan, que incluye seis líneas estratégicas, destaca por su enfoque integral en la promoción de la salud, la prevención de la fragilidad y la atención centrada en la persona.
Entre las acciones clave del plan se encuentran el desarrollo de guías para la prevención de caídas y la desnutrición, la creación de circuitos informáticos para el cribado de fragilidad y la valoración geriátrica, y la colaboración con servicios de emergencia para detectar casos de soledad no deseada. Asimismo, se trabaja en integrar a diversos sectores, como deportes y educación, para promover un envejecimiento saludable.
Se están realizando una implementación de la tarjeta sanitaria virtual para que permita prescribir ejercicio físico y generar citas en polideportivos. Además, se están elaborando registros únicos que agilizan los trámites administrativos y reducen la burocracia, facilitando el acceso a los servicios sociosanitarios.
Una visión esperanzadora
Las conclusiones de la mesa mostraron la necesidad de cambiar las formas de trabajar y fomentar la colaboración entre todos los actores de los sectores social y sanitario. “La coordinación sociosanitaria, apoyada en tecnología y financiación adecuada, es esencial para responder a los retos del envejecimiento”, concluyó Elena Gil.
En un momento donde las demandas de las personas mayores se multiplican, el mensaje es claro: la colaboración, la tecnología y la innovación son las claves para garantizar una atención de calidad, adaptada y sostenible. Este foro deja un mensaje contundente para los profesionales sociosanitarios: es hora de transformar los cuidados domiciliarios desde una perspectiva integral, poniendo siempre a la persona en el centro.