La sorpresa de reencontrase con un nieto o bisnieto se identifica con una emoción positiva con repercusiones que provocan la estimulación de más emociones. Recientes estudios de la Universidad de Harvad han demostrado que el sentimiento de felicidad está estrechamente ligado a una red de contactos plena y satisfecha.
Nacho Castro, Técnico de Animación Socio Cultural (Tasoc) en Ballesol e impulsor de este experimento social, encuentra un patrón de comportamiento similar en todos los impulsos intergeneracionales que se produjeron entre abuelos y nietos. “Las personas más conectadas con la familia y los amigos son más felices y físicamente están más sanas. El aislamiento social se relaciona con una salud más deteriorada”.
La experiencia de juntarse en una residencia añade más beneficios. “El contacto estrecho con los nietos fomenta el sentimiento de pertenencia a un grupo y evita sentimientos como la soledad no deseada” reconoce Castro sobre la importancia de la pedagogía participativa para facilitar el acceso a una vida más activa desde proyectos intergeneracionales. “Tenemos que promover terapias no farmacológicas. Los encuentros con los familiares más cercanos y con los amigos generan endorfinas, las cuales son el mejor antidepresivo”, resalta tras comprobar el éxito de esta iniciativa.
El impacto de este tipo de proyectos en residencias de ancianos ha conseguido “mejorar la felicidad, reducir los niveles de depresión, niveles de ansiedad o mejorar la autoestima o encontrar un propósito de vida” valoran los familiares de los residentes.
Existe una asociación significativa entre realizar actividades de ocio y el mantenimiento de la salud cognitiva, funcional, percibida y emocional, de tal forma que disfrutar de ellas favorece el bienestar y calidad de vida y sobre todo en las edades más avanzadas y en las circunstancias personales más diversas. El objetivo es el encuentro intergeneracional, potencia el sentimiento de pertenencia, comunidad, estar unidos…”.
Desde un ámbito asistencial como es una residencia para personas mayores, cualquier proyecto entre generaciones debe de “incluir valores como la dignidad, la participación y la autorrealización de los residentes” para desarrollar el vínculo con el propósito de vida. Sin olvidar, que “un proyecto intergeneracional debe de estar alineado con el envejecimiento activo porque habla de salud, no sólo física sino social, emocional o mental”, comparten los profesionales de la residencia.
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