Carmen Maeztu Villafranca
Consejera de Derechos Sociales, Economía Social y Empleo del Gobierno de Navarra
Navarra se prepara para afrontar una transformación profunda en su sistema de cuidados ante el imparable envejecimiento de su población. Con la mirada puesta en 2039, cuando más de una cuarta parte de los navarros superarán los 65 años, el Gobierno foral apuesta por un modelo de atención más humano, domiciliario y centrado en la persona.
La consejera de Derechos Sociales, Carmen Maeztu, subraya que la comunidad está plenamente alineada con las estrategias europea y española de cuidados de larga duración, y destaca hitos como el Decreto Foral 92/2020 —que marca un antes y un después tras 30 años sin cambios legislativos— o la duplicación de la financiación pública en dependencia desde 2015. Mientras se revisa la sostenibilidad del sistema y se prepara una nueva normativa de cara a 2026, Maeztu lanza un mensaje claro: “Hablamos del valor social que tiene el cuidado, pero todavía estamos muy lejos de su reconocimiento social”.
Actualidad de envejecimiento y nuevos retos
Navarra es una de las comunidades con mayor esperanza de vida. ¿Podría ofrecernos una radiografía actual del envejecimiento en la comunidad y previsión en los próximos años?
El aumento de la esperanza de vida, si esta es además de calidad, es uno de nuestros mejores indicadores para medir el grado de desarrollo humano de una sociedad. Una alta esperanza de vida es habitualmente sinónimo de alto nivel de desarrollo económico, y un fuerte estado del bienestar, con buenos sistemas sanitarios, educativos y de servicios sociales. Navarra destaca en esta cuestión junto a otras autonomías. Este hecho que sin duda es positivo, es también un desafío para nuestro estado de bienestar, puesto que, durante las próximas tres décadas, se duplicará el número de personas dependientes.
Navarra, estará dentro de 15 años más poblada y envejecida. Las proyecciones demográficas prevén que alcanzaremos los 753.000 habitantes en 2039, un 11% más que ahora, un aumento que se producirá fundamentalmente por la llegada de personas migrantes, pero también por el alargamiento de la esperanza de vida, que, sumado a una baja natalidad llevará también a un importante envejecimiento de la población.
Las proyecciones demográficas vaticinan que las personas en edad de jubilación (mayores de 65 años) ascenderán al 26% de la población, el índice de envejecimiento será del 207% y uno de cada tres hogares navarros serán de personas solas. Navarra tendrá por cada 100 menores de 16 años, 207 mayores de 65 años. Las personas mayores de 84 años aumentarán su peso relativo hasta casi el 4%.
¿Cuáles diría que son los principales retos que plantea este envejecimiento en términos de políticas sociales y servicios de cuidados?
Los principales retos que tenemos por delante pasan, en primer lugar, por desarrollar políticas públicas que retrasen al máximo los niveles de dependencia de la población mayor de 65 años. Por otro, desarrollar los servicios y prestaciones suficientes que permitan a las personas que precisan de cuidados de larga duración, vivir el mayor tiempo posible en su domicilio y entorno, además y no menos importante, integrar más la atención de salud y servicios sociales, hacer sostenible el sistema en términos económicos y dotarnos del personal cualificado necesario que garantice los cuidados.
¿Qué medidas está adoptando el Gobierno de Navarra para anticiparse y dar respuesta a este fenómeno demográfico?
Mejorar las políticas públicas de prevención como decía es esencial y también revisar el copago, la aportación de las personas usuarias para conseguir una aportación más progresiva y hacer sostenible el sistema. También planificar territorialmente los recursos y servicios necesarios.
¿Existe una estrategia integral o un plan de cuidados a largo plazo para personas mayores y en situación de dependencia?
El Gobierno de Navarra está plenamente alineado con las medidas contenidas en las Estrategias Europea y española de cuidados de larga duración: apostar por el nuevo modelo de cuidados en la comunidad, que ahí se propugna y defiende, transformando el sistema de apoyos y cuidados para que todas las personas, especialmente aquellas que tienen más necesidades de apoyo y cuidados y/o una situación de mayor complejidad, puedan desarrollar sus proyectos de vida elegidos en la comunidad, en igualdad de condiciones que las demás personas y no se vean obligadas a vivir con arreglo a un sistema de vida específico. Esa es nuestra hoja de ruta.
¿Qué papel juega la prevención y la promoción de la autonomía en estas políticas?
Para nosotras son fundamentales los programas de envejecimiento activo y saludables. Los estilos de vida juegan un papel muy significativo en el envejecimiento activo y saludable y, en gran medida, determinan la evolución de la capacidad funcional a lo largo de la vida. Fomentar el ejercicio físico, la alimentación sana, el bienestar emocional, la estimulación cognitiva y las relaciones personales son esenciales. También promover la alfabetización en salud y las actitudes y comportamientos de autocuidado. Otro elemento fundamental es la partición activa y la toma de decisiones de las personas mayores en actividades políticas, sociales, deportivas, culturales y cívicas. Ahí estamos haciendo muchas cosas: la prescripción de deporte, los programas de estimulación cognitiva, las aulas de la experiencia, etc. son solo algunas de ellas.
¿Cuántas personas están actualmente reconocidas en situación de dependencia en Navarra y qué niveles presentan mayor prevalencia? ¿Cuántas están recibiendo una prestación o servicio?
Los datos de marzo nos indican que tenemos 18.877 personas con reconcimiento de dependencia. De ellas, el 45% son moderadas, el 37% severas y el 18% gran dependientes. Un 95% reciben prestaciones y servicios. El resto están en tramitación.
La teleasistencia, los centros de díay los cuidados profesionales son los recursos que más han aumentado su demanda con respecto al año pasado
¿Qué inversión pública destina actualmente Navarra a la atención a la dependencia? ¿Ha aumentado en los últimos años?
En el ejercicio 2024 destinamos a dependencia 208.730.930,3 euros, de los cuales 160.721.174,46 correspondían a servicios y 48.009.755,90 a prestaciones económicas. La financiación se ha duplicado desde 2015 y alcanza los 12.132 euros por persona dependiente, 1.054 más que el año anterior. Hemos pasado, pues, de 100 millones en 2015 a 208 millones en 2024. Y, además, se observa un importante incremento de la inversión por encima del aumento de las personas con dependencia atendidas.
¿Qué tipos de recursos y servicios son más demandados por la ciudadanía navarra?
Los servicios más demandados han sido por este orden la prestación económica de cuidados familiares, la atención residencial, la teleasistencia avanzada, la prestación económica para la contratación de cuidadores profesionales, el servicio de ayuda a domicilio, los centros de día y los servicios de prevención de la dependencia y promoción de la autonomía.
Los que más han crecido con respecto al año anterior son la teleasistencia, los centros de día y los cuidados profesionales.
¿Detectan un cambio en las preferencias hacia modelos más domiciliarios frente al modelo residencial?
Si miramos la evolución desde el año 2021, sin duda se incrementan más este tipo de servicios. Los servicios que denominamos de proximidad: el SAD (30,1%), los cuidados profesionales (37,3%), los centros de día (46%) la teleasistencia (50,7%). Las residencias y la prestación de cuidados familiares, crecen un 13%.
¿Cómo se está adaptando el sistema para garantizar una atención centrada en la persona?
Hemos aprobado un Decreto Foral, 92/2020 por el que se regula el funcionamiento de los servicios residenciales, de día y ambulatorios del ámbito de los servicios sociales, que actualiza la legislación vigente que había desde hace 30 años, supone, sin duda, un hito y un cambio cualitativo de gran calado en el Sistema Público de Servicios Sociales de Navarra y el ámbito de los cuidados.
El Decreto constituye el marco para ese futuro que debemos planificar, con nuevas formas de trabajo, de configuración de los espacios y, lo más importante quizá, nuevos modelos de atención, más flexibles. En este sentido, aporta elementos relevantes:
En la forma en que atendemos a las personas, desde el reconocimiento de cada persona como ser singular y valioso, el necesario conocimiento de las biografías, la apuesta porque las personas usuarias, aun precisando cuidados puedan tomar decisiones sobre su atención y controlar su vida cotidiana, o la importancia del entorno (espacio físico, cuidadores y organización) para empoderar a las personas proporcionando los apoyos que lo permitan.
El contrato actual para concertar plazas públicas con el sector privado finaliza en octubre de 2026. Es imprescindible que antes se firme un nuevo convenio
También sobre el tamaño y configuración de los centros residenciales, limitando el tamaño de los centros para que estos sean más parecidos a un hogar. Un 80% de las plazas serán en habitaciones individuales y al menos el 65% de su superficie se articula en torno a unidades de convivencia de un máximo de 15 personas y de 12 si se trata de unidades de psicogeriatría.
La ratio de personal por persona atendida: aumenta y no es uniforme. Está en función del tipo de servicio, lo que garantiza mejor la calidad mínima que se persigue. Supone también un refuerzo de las garantías y medios del personal, el desarrollo de los estándares de calidad, la evaluación de su implantación, así como la creación de una Red de apoyo para compartir buenas prácticas y herramientas, con impulso y apoyo a dicha Red desde una Comisión promovida por el Departamento de Derechos Sociales.
Esta red, constituida en 2021, ayuda a los servicios a avanzar en los distintos ámbitos de la ACP. Afrontamos este proceso con una metodología participativa, pues pretendemos que, por un lado, en cada centro se cuente con las personas usuarias, el personal, dirección y las familias y entrono comunitario y, por otro lado, se facilite la implantación y evaluación. La red cuenta con un Share-point, en el que se ponen a disposición lo que se va trabajando, además de otros modelos, jornadas, etc., que compartimos con los centros de la Red ACP.
Las entidades del sector alertan de que el precio de las plazas concertadas está congelado desde 2021, lo que no cubre los costes reales de atención. ¿Qué respuesta da el Gobierno de Navarra a esta reivindicación?
Hemos avanzado en la pasada legislatura en un Modelo de concertación de plazas públicas (Open House) con el sector privado, que condiciona el precio de la plaza a la mejora de las condiciones laborales de los trabajadores y de las ratios de profesionales. A mejores condiciones, más precio. Hemos conseguido tras su entrada en vigor, mejorar las condiciones salariales de buena parte de los trabajadores y trabajadoras. Un 77% de los centros residenciales, han mejorado sus condiciones laborales y de ratios. En 2025, de los 60 centros residenciales concertados el 62% de las residencias tienen el precio más alto de concertación, cuando en 2022 eran el 23%.
Esto ha sido un primer paso, pero trabajamos con todos los agentes sociales y económicos en la consecución de un convenio de dependencia que avance en este sentido. Es una prioridad si queremos hacer atractivo este sector.
El contrato actual finaliza octubre de 2026. Es imprescindible que antes se firme un nuevo convenio.
Otro gran reto es la escasez de profesionales en cuidados: auxiliares, gerocultores, enfermería…¿Qué políticas están impulsando para atraer y fidelizar talento al sector?
Además de la formación, que es necesaria e imprescindible para profesionalizar el sector de los cuidados, es indispensable mejorar las condiciones laborales de los profesionales. A menudo hablamos del valor social que tiene el cuidado, pero todavía estamos muy lejos de su reconocimiento social.
Los cuidados de larga duración (CLD) tienen un potencial enorme de generación de empleo. Pero como decía antes, nos encontramos con dificultades para atraer y retener a las/ los profesionales: capacidades no adecuadas, condiciones de trabajo duras y salarios bajos. La soledad, las ratios escasas, la falta de tiempo para atender a las personas y los riesgos laborales asociados al cuidado son elementos muy presentes en la percepción social de los cuidadores/as.
Ciertamente, mejorar las condiciones laborales debe ser por tanto una prioridad: reducción de la jornada, apoyo y formación en el puesto de trabajo, trabajo en equipo y mejora de salarios son elementos que tendremos que ir desarrollando.
¿Qué avances se están produciendo en la mejora de la coordinación sociosanitaria entre los servicios sociales y de salud?
Se están dando avances muy importantes, en varios sentidos. En Atención Temprana, donde trabajamos de manera coordinada con salud y educación, atendemos a un 7% de los menores entre 0 y 3 años y tenemos que seguir avanzando para poder atender al 10% del total de niños y niñas de esa franja de edad de toda Navarra, tal y como reflejan los estándares europeos.
Avanzamos también en el desarrollo de la atención sanitaria en residencias, con varios proyectos que nos van a permitir que podamos dar cobertura a todos los centros en un plazo sensato. Además, todas las residencias tienen acceso a la historia clínica de salud y el personal sanitario de los centros residenciales accede a la oferta de formación anual del sistema sanitario.
Por otro lado, estamos llevando a cabo un programa de atención sociosanitaria integrada en varias áreas de salud de Navarra. Un programa que trabaja con tres prioridades: generar trabajo conjunto entorno a casos entre centros de salud y servicios sociales de atención primaria diseñando planes de intervención conjunta, ofreciendo servicios de convalecencia (residenciales, de día y de atención a domicilio) y trabajando lo comunitario como un eje imprescindible para sostener los cuidados.
En el ámbito de la enfermedad mental, contamos con un plan conjunto con salud, que atiende a las personas con trastorno mental grave con diversos dispositivos: plazas de psicogeriatría, plazas de residencia, centros de rehabilitación psicosocial, equipos de soporte comunitario, pisos tutelados y supervisados y una gobernanza común.
¿Cree que el sistema actual es sostenible con el ritmo de envejecimiento previsto?
Navarra ha hecho un importante esfuerzo presupuestario en el periodo 2019-2025. Pero es necesario un compromiso político que sostenga y proteja este gasto si queremos tener unos servicios que respondan a las necesidades de las personas.
Un gasto, que genera también a su vez puestos de trabajo y todo un ecosistema que sostiene e impulsa el crecimiento económico.
Además, es un gasto que ha de orientarse, hacia políticas que apuesten por los cuidados de proximidad, aquellos que permiten a las personas permanecer más tiempo en su casa y en su entorno y que reduzca el gasto de atención en instituciones.
Un gasto, que debe ir acompañado de un sistema de copago progresivo y más equitativo. En este sentido, estamos abordando ya un cambio en la normativa que mejore este sistema para el año 2026.