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8M: experiencia, aprendizaje e igualdad frente a una discriminación que se agrava con la vejez

Con motivo del Día Internacional de la Mujer, que se celebra cada 8 de marzo, hay que poner en valor a las mujeres mayores y el impacto físico, económico y psicológico que les ha supuesto, a la gran mayoría de ellas, un trabajo, el de cuidadoras, que nadie visibiliza y pocos valoran.

Este trabajo, en muchos casos, acaba cayendo en manos de las mujeres, no solo por sus hijos, sino también por familiares. Una circunstancia que, como decimos, repercute físicamente, agotamiento; económica y psicológicamente, como puede ser la educación de un hijo o una hija.

A nivel económico, el hecho de mantener un trabajo no remunerado tiene consecuencias muy negativas, como tener una pensión más baja de lo habitual. Este cúmulo de circunstancias conlleva una serie de estereotipos y discriminaciones que estamos en proceso de erradicar. Y es que el 57 % de las personas que cuidan a otras personas en sus hogares son mujeres, así como lo son el 60% de las personas cuidadoras profesionales.

Desde la Confederación Española de Organizaciones de Mayores (CEOMA), su presidenta, Sabina Camacho, destaca la figura de la mujer porque “contribuye significativamente a la vida política, civil, económica, social y cultural. “Sus aportaciones y experiencias son invisibles y la discriminación por edad y género agrava las desigualdades existentes”, añade.

La discriminación se agrava con la vejez

Cada vez se van haciendo más mayores las mujeres alimentan su propia fuente de sabiduría con nuevas experiencias y aprendizajes. Este colectivo es el pionero de las luchas sociales feministas que hoy existen, peleando por sus propios derechos que hoy disfrutan generaciones más jóvenes.

Así nace el escenario ideal para fomentar la participación social, cultural y política de las mujeres mayores en espacios intergeneracionales. En esta línea, Lázaro González, presidente de la Plataforma de Mayores y Pensionistas (PMP), se refiere a que esas “experiencias y aprendizajes no son reconocidos”. “Eso limita la posibilidad de que futuras generaciones aprendan de ellas, aceptando sus contribuciones sociales y reconociendo sus logros en la conquista de derechos y en el avance de la igualdad en nuestra sociedad”, avanza.

Además, la visibilidad de su trabajo es cada vez mayor por su rol actual en las familias, reforzando ese vinculo intergeneracional y haciendo posible la conciliación de la vida laboral y familiar de sus hijos o hijas.

REDACCIÓN BALANCE

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