Sanidad

Cómo reconocer el deterioro cognitivo leve para frenar su avance

Vivimos más años y contamos con los medios necesarios para hacerlo en las mejores condiciones de salud posible, aunque aun así el deterioro físico lógico del envejecimiento va mostrando su cara paulatinamente. Un deterioro que se acompaña de pérdidas a otros niveles como es a nivel cognitivo. ¿Hasta qué punto el deterioro cognitivo que se asocia a la edad puede ser el preámbulo de las demencias? ¿Es el deterioro cognitivo leve (DCL) la antesala del alzhéimer? ¿Por qué es importante realizar un diagnóstico lo más precoz posible del deterioro cognitivo leve? Perfilamos qué es, cómo reconocer y cómo abordar el DCL para mejorar la calidad de vida de las personas.

El envejecimiento de la población hace que las sociedades actuales deban enfrentarse a diversos y numerosos retos en todos los ámbitos, también en el sanitario. Vivir más años conlleva asumir que la incidencia de ciertas enfermedades que están directamente relacionadas con la vejez crecerá en los próximos años.  Por ejemplo, enfermedades como las demencias y el deterioro cognitivo leve, formarán parte de esas patologías que serán cada vez más comunes, convirtiéndose en problemas de salud pública de primer orden. 

El deterioro cognitivo leve cobra una relevancia más significativa, al comprobarse que es necesario determinar cuáles son las señales que lo definen para diferenciarlo de algunas dificultades que surgen con el paso de los años, y de otras enfermedades neurodegenerativas como el alzhéimer. 

La directora médica de la Fundación Ace Alzheimer Center Barcelona, Mercé Boada.

Como nos explica la directora médica de la Fundación Ace Alzheimer Center Barcelona, Mercé Boada, el deterioro cognitivo leve (DCL) “es una condición médica en la que una persona presenta dificultades leves en áreas como la memoria, el lenguaje o la atención, pero que aún puede llevar a cabo sus actividades cotidianas”. 

En España, afecta hoy a tres de cada diez personas mayores de 65 años, lo que nos da una idea de su relevancia.

Esta “condición médica” de la que habla la doctora no debe confundirse con la demencia. La diferencia está en el “rendimiento funcional del individuo”. Es decir, el deterioro cognitivo leve no conlleva un deterioro funcional de la persona que lo sufre. Y si lo hay, es mínimo, no impidiendo que esa persona pueda realizar con normalidad sus actividades cotidianas. En la demencia el deterioro funcional sí es evidente “y afecta a la capacidad de desarrollar con normalidad e independencia las actividades de la vida diaria”.

El deterioro cognitivo leve es un trastorno que puede afectar a una o a varias capacidades cognitivas. Se trata de cambios cognitivos que no se justifican solamente por la edad. 

Si hace unos años el DCL se detectaba en estadios muy avanzados, al relacionarse directamente con el proceso de envejecimiento, hoy su detección es mucho más temprana, ya que se ha constatado a través de diferentes estudios, que su desarrollo marca la calidad de vida y el entorno social tanto del paciente como de su familia. 

Origen de los cambios

La doctora Boada reconoce que el DCL puede ser un “precursor de enfermedades neurodegenerativas, como la enfermedad de Alzheimer”. Es decir, todas las personas que sufren alzhéimer han pasado por un deterioro cognitivo leve, pero no todas las que sufren DCL llegarán a desarrollar demencia ni están en la fase inicial del alzhéimer. De ahí la importancia de realizar un diagnóstico precoz para poder pautar los tratamientos que lleven a ralentizar su avance. 

Los cambios cognitivos que acarrea el DCL pueden deberse a factores internos o a factores externos. Entre los primeros, destaca la reserva funcional y estructural del cerebro del paciente, su dotación genética, o el grado de adaptación que haya mostrado a los cambios a lo largo de toda su vida.

“El DCL puede ser un precursor de enfermedades neurodegenerativas, como la enfermedad de Alzheimer”

En cuanto a los factores externos cabe citar a las enfermedades que pueda sufrir y que tengan una consecuencia cerebral, como es el caso de la hipertensión, la diabetes, patologías endocrinas, e incluso enfermedades psiquiátricas. Además de el propio proceso de envejecimiento y el aislamiento social que pueda vivir en un determinado momento de su vida.  

Conocimientos profesionales

Como se ha asegurado, detectar precozmente el deterioro cognitivo leve es esencial para prolongar la calidad de vida del paciente. Por eso es tan importante que los profesionales sanitarios conozcan su sintomatología. Y hablamos de profesionales a diversos niveles, “desde neurólogos y médicos de atención primaria, hasta geriatras y otros especialistas involucrados en el cuidado de estos pacientes”, puntualiza Boada. La experta reconoce que es muy importante que todos ellos estén correctamente formados en la materia, porque son los que tienen el contacto directo con el paciente, y por tanto son quienes pueden identificar los signos tempranos, las señales de alerta que permitan “realizar un diagnóstico adecuado y brindar un manejo óptimo para retrasar la progresión a demencia”.

En este punto Boada reconoce que, aunque algunos profesionales sñí pueden tener unos conocimientos básicos sobre el deterioro cognitivo leve, lo cierto es que en muchos casos “la formación específica puede ser muy limitada”. Una realidad ante la que considera “crucial” proporcionar la formación más adecuada “para mejorar la detección y el manejo del DCL”.

Una formación que debe llegar a todos los profesionales mencionados anteriormente y que debería basarse en aspectos concretos como la identificación de signos y síntomas, “la realización de pruebas cognitivas y la evaluación de factores de riesgo”. Esta formación debería constar de sesiones teóricas pero también de una parte práctica, “de casos clínicos, con énfasis en el diagnóstico temprano y las intervenciones terapéuticas. 

El diagnóstico temprano del deterioro cognitivo leve es vital para implementar los tratamientos más adecuados a cada caso concreto. Y lo es también para permitir “tomar medidas preventivas que pueden ayudar a retrasar su progresión hacia la demencia”, apunta la doctora. El examen del paciente incluye analizar diversas variables. El profesional debe evaluar la memoria, pero también consideran otros aspectos cognitivos como el lenguaje, la atención, la función ejecutiva y las habilidades visuoespaciales, así como el rendimiento funcional en las actividades diarias. Esto permite una evaluación integral que ayuda a confirmar el diagnóstico y a planificar un manejo adecuado para cada paciente”.

Abordaje del DCL

El abordaje del DCL implica la suma de diferentes tratamientos, que incluyen intervenciones farmacológicas, no farmacológicas y cambios en el estilo de vida, como explica Boada. “Supone un enfoque más completo y adecuado. Esto permite abordar los diferentes aspectos del deterioro cognitivo y sus posibles causas subyacentes, lo que mejora los resultados a largo plazo y la calidad de vida del paciente”. 

Entre los tratamientos farmacológicos con los que hoy cuentan los profesionales, se encuentran “los inhibidores de la colinesterasa, como el donepezilo y la rivastigmina, que pueden ayudar a mejorar los síntomas cognitivos en algunos pacientes. Además, se están investigando otros medicamentos para el DCL, como los antagonistas del receptor de NMDA, los agentes antiinflamatorios, y los fármacos modificadores de la enfermedad como los anticuerpos monoclonales (mAbs) con biomarcadores positivos”. 

La medicina de precisión cobra un valor crucial en pacientes con DCL porque permite adaptar el tratamiento a las características individuales de cada paciente. Esto incluye, como aclara la doctora, la identificación de biomarcadores específicos, la evaluación del riesgo genético y la respuesta individual a los tratamientos, lo que optimiza la eficacia y reduce los efectos secundarios. 

Además, las terapias no farmacológicas son “fundamentales” en el tratamiento del deterioro cognitivo leve. Terapias que incluyen alimentos de uso médico especial (AUME), intervenciones como la estimulación cognitiva, la recomendación de la práctica de ejercicio físico regular, una dieta equilibrada y el manejo de factores de riesgo vascular. “La combinación de estos enfoques puede ayudar a mejorar la función cognitiva y la calidad de vida de las personas con DCL”.

“La medicina de precisión cobra un valor crucial en pacientes con DCL porque permite adaptar el tratamiento a las características individuales de cada paciente” 

De todas estas terapias no farmacológicas, la neuróloga reconoce destaca los alimentos de uso médico especial, “también conocidos como suplementos de tratamiento médico nutricional. Es el caso de Souvenaid que, a través de una intervención temprana, contribuye a la desaceleración del progreso del deterioro cognitivo. Su mecanismo de acción se centra en la formación de sinapsis. Contiene una combinación de nutrientes específicos que, en conjunto, potencian la creación y funcionalidad de las conexiones neuronales. Se ha evidenciado que esta combinación tiene efectos clínicos significativos, mejorando aspectos como la memoria, la cognición, el comportamiento, las actividades cotidianas y reduciendo la atrofia cerebral.

Factores de riesgo

Entre los factores de riesgo del deterioro cognitivo leve hemos de diferenciar aquellos sobre los que no podemos actuar, como la carga genética y la edad avanzada, y aquellos sobre los que sí podemos actuar. Estos últimos incluyen el control de enfermedades crónicas como la hipertensión o la diabetes, la obesidad o el colesterol elevado. También es importante recordar que, dentro de esos factores que podemos modificar, están el ejercicio físico que aleja el sedentarismo y, por lo tanto, el exceso de peso, y mantener una dieta saludable en la que no haya cabida para el alcohol y el tabaco.  Igualmente importante es mantener siempre un estímulo cognitivo fomentando las relaciones sociales y el aprendizaje. 

Señales de alerta

Síntomas como olvidar fechas con facilidad, presentar menor destreza en las pequeñas tareas cotidianas, olvidar los nombres de personas conocidas, perder el hilo de las conversaciones y experimentar cambios de comportamiento, entre otros, son los más comunes según la doctora Boada.

Según un reciente estudio llevado a cabo por Nutricia en mayores de 60 años en España, más del 50 % de los pacientes olvidan en ocasiones los nombres de personas o cosas que conocen, el 46% de siente apático o desganado, el 40 % tiene cambios de humor y casi el 25 % pueden tener dificultades para seguir el hilo de la conversación o pueden olvidar citas importantes, ocasionalmente. Además, “en la franja de mayores de 75 años, un 30 % ha indicado que de vez en cuando se siente desorientado”, aclara la experta. 

Evaluación del DCL

Como se recoge en el Tratado de Geriatría para residentes de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología, SEGG, la evaluación del deterioro cognitivo leve pasa por la realización de diferentes pruebas:

  • Exploración física: para determinar posibles enfermedades asociadas que pudieran contribuir al deterioro cognitivo. Exploración general, examen cardiovascular y exploración neurológica, que incluye determinar el nivel de atención y orientación, el tono muscular, los reflejos, una posible anormalidad en la marcha, el equilibrio, y la evaluación de los sentidos.
  • Valoración funcional: para determinar la capacidad funcional del paciente los profesionales utilizan diferentes escalas de actividades básicas o avanzadas que tienen en cuenta el nivel previo.
  • Historia clínica: es esencial para determinar aspectos como la dificultad para aprender y retener información nueva, la orientación, el lenguaje y el comportamiento del paciente, y la dificultad que pueda tener para llevar a cabo tareas complejas o razonamientos ante problemas imprevistos.
  • Exploración neuropsicológica: debe incluir un examen de la atención, la orientación, el lenguaje, la memoria, el cálculo, el razonamiento y la capacidad de abstracción del paciente.
  • Pruebas complementarias: los profesionales de la SEGG recomiendan realizar los tests de recuento y fórmula sanguíneos, glucosa, función renal y hepática, función tiroidea y vitamina B12.
  • Diagnóstico diferencial: los principales procesos para realizarlo son el delirium y la depresión que influye negativamente sobre las funciones cognitivas e incluso puede confundirse con una demencia.
Juani Loro

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