El ictus es la segunda causa de muerte en España (la primera en mujeres), la primera causa de discapacidad adquirida en el adulto y la segunda de demencia. Cada año 110.000-120.000 personas sufren un ictus, de los cuales un 50% quedan con secuelas por discapacidad o fallecen. A tenor de estos datos de la Sociedad Española de Neurología (SEN), el ictus es uno de los motivos más comunes de asistencia neurológica urgente, que provoca un trastorno en la circulación cerebral general. La rehabilitación es esencial que se dé de forma rápida con la coordinación de los profesionales requeridos.
La SEN pone en valor la imperiosa necesidad de actuar con rapidez y, por ello, ante los primeros síntomas de ictus debe llamarse inmediatamente al 112 y no trasladar al paciente por medios propios al hospital o al centro de salud. Teniendo en cuenta que, por cada minuto en el que una persona sufre detención o disminución de la circulación de sangre en el cerebro se pierden 1,9 millones de neuronas y 14 billones de conexiones neuronales, y que una hora supone un envejecimiento cerebral de 3,6 años y una pérdida de 120 millones de neuronas, el ictuses siempre una urgencia médica.
Los estudios nos dicen que, la mayoría de los pacientes que han sufrido un ictus no reciben la cantidad suficiente de estimulación ante estas secuelas para que su cerebro pueda reaprender las funciones perdidas por el accidente cerebrovascular. Unos datos que confirman la necesidad de la rehabilitación con expertos después de haberlo sufrido. El margen tiene que ser mínimo.
Cada minuto cuenta en la atención del ictus para maximizar la recuperación y minimizar las secuelas. Para conseguirlo, hay que contar con un sistema de atención ágil y coordinado, incorporando una gran capacidad diagnóstica, con la última tecnología en radiodiagnóstico.
“El cerebro necesita muy poco tiempo para dañarse, pero mucho para recuperarse. Estamos acostumbrados a que las cosas se resuelven rápido. En cambio, la rehabilitación del ictus es un proceso en el que el cerebro está primado para recuperarse durante los primeros nueve meses y la recuperación se ha visto que va, a nivel motor, hasta los 15 meses”, avisa.
Además, el doctor destaca que “la rehabilitación cognitiva y del lenguaje puede ocurrir incluso hasta dos años después del ictus” porque “los tiempos los marca el cerebro”.
Murie analiza los cuatro factores claves para intervenir y maximizar ese proceso de recuperación:
El trabajo multidisciplinar es fundamental porque, tal y como revela el especialista, mezcla diferentes áreas, una circunstancia que “puede llegar a evitar posibles complicaciones siendo detectadas por unos especialistas u otros”. “Al menos una vez al mes, hay sesiones multidisciplinares en las que se reúnen todos los profesionales y se valora la evolución y se establecen nuevos objetivos”, pone en valor.
El tratamiento de fisioterapia es esencial para ayudar en la recuperación de las funciones motoras y fomentar la independencia. Su enfoque varía según la gravedad, el área del cerebro afectada y el estado funcional del paciente.
Desde el equipo de fisioterapia de Ballesol Mirasierra desvelan los componentes clave del tratamiento:
El objetivo es “la recuperación de la movilidad y las capacidades funcionales, mejorando así su independencia y calidad de vida”. “Es un proceso personalizado y continuo, adaptado a las necesidades específicas del paciente, con un enfoque en la recuperación de la función motora, la reeducación neuromuscular, el fortalecimiento y la prevención de complicaciones”, añaden.
Estas son las principales técnicas y terapias con las que trabajan en Ballesol Mirasierra:
“La rehabilitación cognitiva y del lenguaje puede ocurrir incluso hasta dos años después del ictus, los tiempos los marca el cerebro”, Dr. Manuel Murie Fernández
Desde Ballesol Mirasierra destacan que “la frecuencia ideal y el momento de inicio del tratamiento dependen de varios factores, como la gravedad del ictus, el estado clínico del paciente y sus capacidades funcionales iniciales”, pero que existen pautas generales que guían el tratamiento. “La rehabilitación debe comenzar lo antes posible, preferiblemente en las primeras 24-48 horas después del ictus”, inciden.
A su vez, la frecuencia recomendada varía según la etapa de recuperación y las necesidades del paciente. A gran- des rasgos la sitúan así:
No hay duración determinada. De hecho, “el paciente puede pasar a un programa de mantenimiento, realizando ejercicios en su domicilio con seguimiento periódico del fisioterapeuta para mantener los avances logrados”.
La fisioterapia desempeña un papel clave porque ofrece numerosos beneficios para mejorar la movilidad, la función y la calidad de vida. Algunos de sus beneficios serían “la mejora de la movilidad y la función motora, la estimulación de la plasticidad cerebral, la prevención de complicaciones secundarias, la recuperación de la marcha y la movilidad funcional, la mejora del equilibrio y la coordinación y la reducción del dolor y la espasticidad, entre otros beneficios”.
“En este proceso, el logopeda debe realizar la evaluación, diagnóstico, programación de objetivos y diseño del tratamiento integral e individualizado adaptado a las necesidades del paciente, para conseguir alcanzar su máximo potencial. El objetivo será adquirir un modo de comunicación eficaz para el paciente y sus familiares, evitando que se aísle y atesore problemas emocionales”, añade.
Las secuelas, como consecuencia de la lesión cerebral que produce el ictus, son las alteraciones del lenguaje, habla, voz y deglución. Entre los principales trastornos que nos encontramos y con los que trabajan los logopedas en Vitalia son:
El trabajo del logopeda, así como el del resto de profesionales, también debe comenzar cuanto antes, “antes de que transcurran 6 meses desde el inicio de la lesión” y puede darse en distintos entornos. “La participación de la familia puede incrementar notablemente los resultados de la rehabilitación. Durante este proceso se ofrecen pautas y estrategias a la familia para proporcionar estimulación del lenguaje en el entorno habitual de la persona y así optimizar la recuperación”, añade.
Los beneficios son muy numerosos, pero Lorena Montesinos va un paso más allá de la mejora del lenguaje y la voz. Así destaca los progresos sobre las “actitudes, valores y relaciones sociales en general, además de proporcionar soporte emocional”. “Concretamente, el objetivo principal para estos trastornos será conseguir una comunicación efectiva para evitar el aislamiento y fomentar la participación social y la expresión de sus necesidades en su vida diaria”, valora.
Los objetivos de las terapias se orientan hacia la “modulación sensitiva, estimulación sensorial, reeducación del esquema corporal; estimular capacidades cognitivas alteradas; adaptación del entorno y entrenamiento del uso de productos de apoyo, regular, estimular y activar tono muscular, potenciar fuerza muscular, aumentar rangos articulares, control postural, reentrenar en transferencias y deambulación; y, por último, reentrenamiento en ABVDS”.
Técnicas y terapias utilizadas en terapia ocupacional para el tratamiento del ictus, según Erika Cristina Del Corral y Elena García:
“El sueño es importantísimo. Durante el sueño, el cerebro fija vías neuronales, elimina información que no es necesaria. Hay pacientes que no tienen el patrón de sueño que entendemos todos, sino que incluso llegamos a una siesta. O sea que digamos que hay que optimizar todo el contexto para que esté en las mejores condiciones posibles”, añade.
El trabajo de los profesionales y la propia responsabilidad individual del paciente, así como la colaboración de su entorno, impulsan la rehabilitación y, con la ayuda de las nuevas tecnologías, la potencian aún más. En consecuencia, en los últimos años hemos visto un importante crecimiento de las terapias ante el ictus.
El coordinador de la Unidad de Neurorrehabilitación del Hospital Ciudad de Telde informa de que “en los últimos 15- 20 años el mayor avance ha sido el conocimiento de la recuperación a nivel cerebral”. “Sabemos que el cerebro tiene la capacidad de recuperarse, pero también la de neuroplasticidad, adaptándose a los tiempos. Existen los centros de neurorrehabilitación que antes no existían porque no se sabía que el cerebro se podía recuperar. Hay que aprovecharlos para tratar de minimizar el impacto que tiene el daño cerebral”, explica.
Murie valora la importancia de “la tecnología, la robótica, la realidad virtual o las herramientas de rehabilitación cognitiva para la memoria o estrategias de recuperación del lenguaje, que aprovechan la capacidad del cerebro de recuperarse para impulsar nuevas técnicas o tratamientos”. Un conglomerado de factores cuyo principal objetivo es el de paliar y contrarrestar los efectos del ictus y mejorar la calidad de vida del paciente.
Ante los preocupantes datos que ocasiona el ictus, de pacientes que lo sufren, de las secuelas que deja e, incluso, de los fallecimientos que provoca, el Ministerio de Sanidad ha ido impulsando iniciativas para tratar de prevenir y paliar sus efectos, como la Estrategia en Ictus del Sistema Nacional de Salud, publicada en 2009. A través de la cual, se realizó un análisis de la situación epidemiológica del país y se desarrollaron objetivos de mejora en las principales líneas de prevención y tratamiento necesarias para reducir el impacto de la enfermedad, abarcando toda la cadena asistencial.
La Estrategia hace un poco más de énfasis en la prevención primaria y en la fase aguda, pero también hacen recomendaciones de rehabilitación. No es menos cierto que, según Murie, “son recomendaciones evidentemente un poco generales”, que varían según las necesidades del paciente.
El coordinador de la línea de Daño Cerebral de Hermanas Hospitalarias en País Vasco señala que “el mayor consumo de recursos del ictus está en la fase aguda más que en la fase de recuperación”, pero que habría que “profundizar un poco más en cómo debe hacerse esa recuperación”.
Tal y como hemos comentado, la evolución va por buen camino, las técnicas cada vez irrumpen con más fuerza, mientras que la formación de los profesionales es cada vez mayor. Así el futuro se antoja prometedor en la lucha contra el ictus. Y es que, aunque no es menos cierto según Murie, que “la robótica poco más puede implementar porque ya tenemos robots de mano, robots de extremidad superior o robots de extremidad inferior y hacen muy bien su trabajo”, el futuro llega de “tres vías distintas”.
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