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CUIDAMOS+75, un proyecto que evalúa el impacto del COVID-19 en los mayores de 75 años

Más de 200 profesionales de enfermería de Atención Primaria, del ámbito universitario y de unidades de investigación de once comunidades autónomas, entre las que se encuentra la Comunidad de Madrid, colaboran en este estudio, que busca orientar los cuidados en salud en función de las necesidades detectadas. La fragilidad, la polifarmacia y la pérdida de las relaciones sociales son algunos de sus resultados preliminares más relevantes. CUIDAMOS+75 está financiado por el Instituto de Salud Carlos III y fondos europeos.

El proyecto CUIDAMOS+75 nace del interés de un grupo de enfermeras, en el año 2021, por conocer cuál había sido el impacto del COVID en mayores de 75 años. Tal y como explican sus principales investigadoras, “en nuestra mente seguían muy presentes los meses de marzo, abril y mayo de 2020: el desborde de los sistemas sanitarios por el aumento imparable de casos de COVID-19, la reorganización y reordenación posterior en todos los niveles asistenciales.

Algunos grupos de población especialmente vulnerables y con alta necesidad de cuidados, como los mayores de 75 años y las personas con algún grado de dependencia, fueron las que más sufrieron las consecuencias de dicha reorganización, ya que el acceso a su médico y a su enfermera en el centro de salud se vio muy limitado. Además, las personas que tuvieron a su cargo el cuidado no profesional de personas dependientes también sufrieron una mayor carga por no poder contar con la red de apoyo sanitario y social previa”. 

Por otro lado, continúan, “las limitaciones de movilidad, el distanciamiento social y el miedo al contagio, cambiaron en muchos casos las rutinas diarias de esta población. Aumentó el sedentarismo, disminuyó la actividad física al aire libre y se limitó el contacto social, con las consiguientes consecuencias negativas para su salud. Por todo ello, sentimos la necesidad de aportar desde nuestra experiencia enfermera e investigadora y quisimos explorar qué cambios eran necesarios en la atención sanitaria, cómo podíamos conseguir una mejora en la salud y en la calidad de vida de esta población. El resultado de esta reflexión fue el proyecto CUIDAMOS+75”. 

Cronificación del aislamiento

Dos años después de su puesta en marcha, y entre los resultados preliminares, destaca que casi un 60% son personas frágiles o pre frágiles y que un 8% declara haber percibido un bajo apoyo social. Además, un 48% declaran que han visto afectada sus relaciones sociales.

Otro dato interesante, tal y como aseguran las investigadoras del proyecto, es el alto nivel de polifarmacia que existe en la población mayor, con una media de 7 medicamentos diarios por persona. “Esta cifra también debe llevar a una reflexión colectiva sobre un debate amplio y de gran recorrido que tiene que ver con la necesidad de paliar con fármacos síntomas que, quizá, pudieran aliviarse con hábitos saludables, terapia y un mayor apoyo social. Entre los resultados, aparecen también sentimientos como el miedo o la soledad, destacando la cronificación del aislamiento social y la afectación al estado de ánimo. Sin embargo, en ambos casos, habrá que esperar a que finalice el análisis para tener datos más completos”, afirman.

Tres subproyectos

El proyecto CUIDAMOS +75 -financiado por el Instituto de Salud Carlos III y los fondos europeos- es un estudio estructurado en torno a tres subproyectos. El primero de ellos ha analizado datos de salud, de los últimos 6 años, de las historias clínicas de más de un millón y medio de personas. Por su parte, el subproyecto 2 ha reclutado a 1.079 participantes, a los que se ha preguntado por su capacidad mental, física y cognitiva tras la pandemia por COVID-19 y a los que se ha seguido a lo largo de un año y medio. Finalmente, el subproyecto 3 ha recogido testimonios de más de 100 personas a través de entrevistas personales y grupos de discusión, en lo que han podido expresar sus percepciones, miedos y pensamientos de aquellos meses.

Madrid aporta el mayor número de colaboradores a esta iniciativa, que concluye la cronificación del aislamiento social y la afectación del estado de ánimo de este colectivo

El grupo de investigación del proyecto CUIDAMOS+75 está formado por más de 200 enfermeras que trabajan en Atención Primaria, en el ámbito académico universitario y en unidades de investigación. Además, se ha incorporado a un grupo de personas de la población general, que ha asesorado al equipo investigador.

Jornada sobre envejecimiento y cuidados en salud, en la que los responsables de CUIDAMOS+75 mostraron los primeros resultados del proyecto.

“Es difícil generalizar el nivel de implicación en un grupo tan amplio y heterogéneo, pero sí cabe destacar la que ha tenido el grupo investigador en todo momento. Ha habido una excelente conexión desde el principio, hemos creado una gran familia repartida por todo el territorio que ha trabajado mucho para la consecución de los objetivos. Para ello, ha sido fundamental el apoyo de las enfermeras de Atención Primaria, que hablan con los participantes, les explican el proyecto, resuelven sus dudas y les hacen el seguimiento en el caso de que acepten entrar. Todo esto en un contexto de fuerte presión asistencial y tras las consecuencias propias que ha dejado en estas profesionales la pandemia”, recalcan.

Alcance geográfico y desafíos

CUIDAMOS+75 es un estudio multicéntrico, que va a prolongarse un año más, y que tiene presencia en centros de Atención Primaria y sociosanitarios de once comunidades autónomas españolas: Andalucía (Córdoba), Illes Balears (Mallorca), Canarias, Cantabria, Castilla-La Mancha (Albacete), Cataluña (Barcelona, Lleida), Comunidad de Madrid, Comunidad Valenciana (Castellón), Murcia, Navarra y País Vasco (OSI Barrualde Galdakao).

El proyecto CUIDAMOS +75 nace del interés de un grupo de enfermeras por conocer cuál había sido el impacto de la pandemia en la salud de las personas de 75 años y más

Respecto a los principales desafíos a los que han tenido que enfrentarse sus responsables durante la implantación del proyecto, estas aseguran que “el principal ha venido dado por el rango de edad de la población con la que trabajamos. Al tener 75 años o más, algunos de los participantes han fallecido durante el proceso. Igualmente, el proyecto incluye muchos cuestionarios, algunos de ellos muy extensos, lo que ha provocado pérdidas durante el seguimiento, que se realiza hasta un año y medio después de haber entrado en el estudio.

Por último, la carga de trabajo, la alta rotación de los puestos de trabajo y las consecuencias psicológicas de la pandemia han provocado que algunas enfermeras no hayan podido continuar con el proyecto CUIDAMOS+75. A pesar de haber sido un desafío para el estudio, lo que debemos preguntarnos es qué podemos hacer, de qué manera podemos cuidar a estas profesionales que nos cuidan. Aún con todo, la implicación ha sido muy activa y el porcentaje de abandonos bajo”.

Detectar la vulnerabilidad

En cuanto a los logros que se pretenden conseguir de cara a la mejora en la calidad de vida de las personas mayores a través de este proyecto, sus responsables aseguran que “el impacto esperado se centra en entender los factores que, a consecuencia de la pandemia, han influido sobre la capacidad mental, física y cognitiva de las personas mayores. Se trata de conseguir una visión global que ayude a identificar la vulnerabilidad en salud de los mayores, para reorientar los servicios de salud y ofrecer una mejor cobertura profesional desde Atención Primaria, en caso de que se produzcan situaciones como la que produjo la pandemia”.

Entre los resultados preliminares del abordaje cuantitativo destaca que casi un 60% son personas frágiles o pre frágiles y que un 8% declara haber percibido un bajo apoyo social

Además, y con la mirada puesta en las perspectivas futuras de la investigación, señalan que “en la actualidad nos centramos en el presente del proyecto y en finalizar el análisis de los resultados. La perspectiva es publicar los datos en revistas científicas y difundirlos a la población general. Queremos aportar información válida y fiable a los agentes de salud que toman las decisiones, para que puedan actuar en base a la misma. En nuestra experiencia investigadora, conocer el uso que se hace de los sistemas de salud ayuda a incorporar cambios mínimos que pueden aportar grandes diferencias en la atención que se da a las personas.

De la misma manera, haremos llegar los resultados a la sociedad, en un esfuerzo bidireccional en el que el conocimiento amplio de cómo se utilizan los servicios de salud, logre un uso más responsable. El futuro a largo plazo, ampliación geográfica o temporal del proyecto, profundización en alguno de los resultados más relevantes, etc., dependerá de las opciones de financiación que se presenten y de los datos obtenidos”.

Grupo Asesor Ciudadano

Por último, y en cuanto a las lecciones aprendidas desde la puesta en marcha del proyecto, sus investigadoras confirman que “la más importante ha sido la incorporación de la población general a los proyectos de investigación. Desde CUIDAMOS +75 hemos sido pioneras en la incorporación de un Grupo Asesor Ciudadano, una práctica muy extendida en otros países de nuestro entorno, como Reino Unido, pero que aquí aún no tienen tanta fuerza. Consiste en la incorporación de personas de la sociedad civil, bien sean pacientes, personas interesadas en el tema, profesionales de la salud retirados, u otros, para obtener una imagen del proyecto desde fuera.

Se trata de construir una mirada externa que ayude tanto a plantear la pregunta del estudio, su hipótesis, así como asesorar en su desarrollo, dar ideas de divulgación o establecer conexiones con otras entidades interesadas. En el caso de CUIDAMOS +75, sumamos a estas personas con el proyecto en marcha y, si algo hemos aprendido, es la necesidad de contar con ellos/as durante todo el proceso, desde que se concibe la idea hasta que se publica el último artículo”, concluyen.

Financiación y apoyos

El proyecto CUIDAMOS +75 es un estudio financiado por el Instituto de Salud Carlos III y por los fondos europeos. Está liderado por enfermeras de la Gerencia Asistencial de Atención Primaria de Madrid, la Unidad de Investigación en cuidados y servicios de salud (Investén-isciii) y la Universidad de Barcelona. 

Además de los centros de salud y sociosanitarios, la colaboración se extiende a servicios centrales de todas las regiones que forman parte del mismo, así como las universidades a las que pertenecen los investigadores (Universidad Autónoma de Madrid, Universitat de Lleida, Universitat Jaume I, Universidad de Cantabria) y otros centros y grupos de investigación como el Instituto de Investigación Sanitaria de Valdecilla (IDIVAL), la Fundación Instituto Universitario para la Investigación en Atención Primaria de Salud Jordi Gol i Gurina (IDIAPJGol), la Fundación para la investigación biomédica de Córdoba (FIBICO) y el Grupo de investigación de cuidados de salud (GReCS) del IRB de Lleida. La colaboración entre instituciones -imprescindible en la investigación en cuidados- abarca también otras estructuras como el Consorcio de Investigación Biomédica en red (CIBER-ISCIII) o la Red de Investigación en Cronicidad, Atención Primaria y Prevención y Promoción de la Salud (RICAPPS).

Gema Ortiz

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