Charo Otegui
Miembro del Grupo de Expertos sobre el papel de la Cultura en el Desarrollo Sostenible de la Red Española de Desarrollo Sostenible y miembro del patronato de HelpAge International España
La campaña “Ya no es amor” de HelpAge International España se sustenta en la comprobación de la existencia de una doble discriminación en los datos que afectan a la violencia de género vinculada a las mujeres mayores. A la violencia contra las mujeres derivada de un sistema de valores patriarcal se suma el edadismo que invisibiliza a las mujeres mayores como sujetos posibles de dicha violencia.
Como los siguientes datos nos muestran, en nuestro país la violencia de género contra las mujeres mayores presenta unas características singulares que hay que explicar.
En primer lugar, las mujeres mayores sufren de violencia de género durante un largo periodo de tiempo. Un estudio de la Delegación del Gobierno para la Violencia de Género en España de 2019 menciona que el 40% de las mujeres mayores que sufren violencia de género llevan más de 40 años sufriendo violencia; y el 27% lo llevan sufriendo entre 20 y 30 años. Además, el mismo estudio resalta que “Se ha visto que existe una correlación entre la variable edad de la víctima y el tiempo que tarda en dar el paso para pedir ayuda y/o denunciar: las mujeres más jóvenes tardan menos tiempo en tomar la decisión de salir del círculo de la violencia de género. Las mujeres de menos de 35 años son las que reaccionan antes. Por el contrario, las mujeres mayores de 65 años son las que más tiempo han empleado en tomar esta decisión”.
Ello es debido a un conglomerado de ideas y valores en las que estas mujeres se han socializado, que las hace no percibir estas diversas formas de violencia. A señalar que la definición de violencia, según la Declaración sobre la Eliminación de la Violencia contra la Mujer de la Asamblea General de la ONU (1993), la describe como “todo acto de violencia basado en el género que tenga como resultado posible o real un daño físico, sexual o psicológico, incluidas las amenazas, la coerción o la privación arbitraria de la libertad, ya sea que ocurra en la vida pública o privada”.
Estas violencias que aguantan durante un periodo vital tan prolongado, lejos de vivirse como diversas formas de control de sus parejas se inscriben en el universo valorativo del “amor”. La idea de que las limitaciones a su autonomía financiera, a sus redes sociales, y su consiguiente sensación de infravaloración se debe a que su agresor, en realidad, las está “cuidando” y “protegiendo” y se impone en sus expectativas de poder tener una vida social, cultural plena y en libertad. La violencia psicológica asociada al cese de su ciclo reproductivo que se puede materializar en el concepto “ya no vales para nada”, ahonda su infravaloración y merma su capacidad de verse como una mujer con plenos derechos.
Por otro lado, muchas de estas mujeres carecen de los recursos suficientes, tanto económicos como sociales, para salir del círculo de violencia de género por parte de sus parejas. En este sentido, la activación de redes de pares así como el apoyo decidido de sus hijos puede ser un elemento fundamental para poder tomar la decisión de separarse de su maltratador. Desgraciadamente, en muchas ocasiones la incomunicación derivada de la asunción del rol de esposa y madre abnegada las impide visibilizarse a sí mismas como mujeres libres y con capacidad para definir su futuro.
La campaña que hemos iniciado con el eslogan “Ya no es amor” pretende, en primer lugar, favorecer la toma de conciencia por parte de estas mujeres mayores de que su situación de vida cotidiana en una pareja “tóxica” no son los propios de una situación de amor; sino los derivados de una situación de control vinculada a la violencia de género.
Esta campaña pretende empoderar a estas mujeres mayores, pero también concienciar a la sociedad española en general sobre ese colectivo, variado y diverso de mujeres, que se ven sometidas a la doble discriminación que supone el hecho de ser mujeres y además invisibilizadas por las fuertes dosis de edadismo que encontramos en nuestra sociedad.
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