Opinión

Tecnología, salud digital y personas mayores

José Manuel Ribera Casado

Catedrático Emérito de Geriatría (UCM). Académico de número (RANME)

A quienes ya hemos cumplido muchos años nos resulta difícil adaptarnos a los avances tecnológicos. Una verdad de Perogrullo. En esta sección el tema ha sido tratado con frecuencia y desde distintas perspectivas. Hemos comentado, entre otras cuestiones, las dificultades de los mayores para sacar el rendimiento adecuado a las infinitas aplicaciones que nos ofrecen los teléfonos móviles. También los problemas que se nos imponen en la manera de relacionarnos con los bancos. Y muchas cosas más.

Sin embargo, lo evidente es que, querámoslo o no, estamos obligados a hacer de la necesidad virtud, especialmente cuando nos encontramos ante uno de los temas que encabeza la lista de los que consideramos prioritarios, las cuestiones relacionadas con la salud. La Sociedad Británica de Geriatría, siempre tan realista, así lo ha entendido y dedica uno de sus últimos boletines (1) a insistir en este punto a través de varios artículos focalizados en lo que se conoce como “salud digital”. En dos de ellos, el doctor Suthahar y el profesor Michael Vasallo resumen algunas de las posibilidades que se nos ofrecen ya a día de hoy y aventuran algunas de las que nos llegarán en el futuro. Otros mensajes recogidos en la publicación se centran en campos como la enfermería y la terapia ocupacional. 

Lo cierto es que, sin ser siempre conscientes de ello, son muchas las aplicaciones derivadas de la tecnología que ya tenemos incorporadas de rutina en nuestro día a día. Pensemos en las ayudas a la movilidad que representan las sillas de ruedas, la mejora en la audición a través de aparatos cada vez más complejos y personalizados, la utilización de prótesis variadas; en los sistemas de telealarma, en las posibilidades de potenciar nuestra comunicación a través del WhatsApp, de entrenar nuestra memoria mediante programas de ordenador con una eficacia contrastada o de mejorar la habitabilidad de nuestro domicilio con reguladores de temperatura, controles remotos para la televisión, cámaras de vigilancia, sistemas de alarma, etc.

Desde una perspectiva médica contamos, cada vez más, con dispositivos que nos permiten conocer al momento nuestro peso, indicaciones sobre la actividad física desarrollada, medida a través del número de pasos diarios, podemos saber la frecuencia cardiaca, la tensión arterial, la saturación de oxígeno, etc. También podemos controlar la evolución de determinadas enfermedades crónicas como la hipertensión arterial o la diabetes, con información automática de nuestros niveles de glucosa y, en consecuencia,  la necesidad o no de inyectar insulina en un momento determinado.    

Podemos llevar a cabo consultas virtuales con nuestro médico e enfermero de cabecera. Contactar con el equipo de atención a domicilio para las dudas o consultas que procedan, solicitar dispositivos que suplan parcialmente cualquier tipo de deficiencias o limitaciones, incorporar programas domésticos de rehabilitación y así, hasta un etcétera que siempre va a ir creciendo. La propia Organización Mundial de la Salud (OMS) se ha ocupado del tema a través de un documento titulado “Clasification of digital interventions, services, and applications in health”. Un programa que ya camina por su segunda edición.

La conclusión es clara. Estamos obligados a entrar en el tema, siquiera lo sea por nuestro propio interés. Mientras tanto, como apunta uno de los autores citados, será preciso perfilar y mejorar una accesibilidad a los avances que se van produciendo y conseguir que ésta sea justa, asequible para todos, de fácil acceso, segura y que cumpla con unos mínimos requerimientos regulatorios. A lograr todo ello puede ayudar la llamada Inteligencia Artificial.

Hacen falta más estudios y publicaciones que confirmen los avances que nos van llegando. Aparecerán, sin ninguna duda. Nuestro papel, el de las personas mayores y el de los profesionales, instituciones o sociedades científicas implicadas en el mundo del envejecimiento no es otro que el de asumir el reto. Estar atentos a todo lo que va surgiendo, con una disposición abierta al aprendizaje. Entrenarnos y aprovechar en beneficio propio, individual y  colectivo, el enorme campo de posibilidades que se abre ante nosotros   

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Agenda (British Medical Society).- Technology and sustainability. Mai/June 2024. (ISSN: 2754-4532)

José Manuel Ribera Casado

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