Mª José Sánchez Morilla
Directora de CONFEMAC
Entre los factores de riesgo más destacados para ser víctima de maltrato en la vejez están: el no tener contactos sociales, ser dependiente emocionalmente de otras personas, dejar en manos de otros decisiones personales, el miedo al qué dirán o desconocer cuáles son tus derechos.
En el Teléfono contra el abuso y maltrato a las personas mayores (900.65.65.66) hemos atendido desde finales de 2019 más de 3000 casos. De ellos, en el 64,4% de las situaciones (1985), las víctimas eran mujeres.
En el 77% de los casos el maltrato proviene del ámbito familiar y siendo este el escenario principal, otro dato relevante es que en el 56% de los casos, quienes maltratan son los hijos/ as.
Si hablamos de maltrato a una persona mayor, la definición con la que trabajamos es “cualquier acto u omisión, único o reiterado, voluntario o involuntario, que cause un daño a una persona mayor”. Así pues, de entre los tipos que pueden presentarse, encontramos el psicológico que es el que se da en mayor medida (31%). Conductas como anular a la persona haciéndola dependiente de quién la maltrata, los insultos, las humillaciones, las amenazas, el uso de los nietos como arma arrojadiza son típicas de este tipo de maltrato en los casos atendidos.
El maltrato económico es el segundo tipo de maltrato que más se presenta (16%); situaciones como incitar a la venta de la vivienda propia para ir a vivir con uno de los hijos/as, repartir herencias en vida con la excusa de que “no necesitan tanto dinero”, hacer uso de los bienes sin su consentimiento, con engaños o abusando de su confianza, retirar dinero u obligar a otorgar poderes son las situaciones más representativas que atendemos.
En otros casos la persona mayor se encuentra en situación de abandono (13%), sobre todo cuando empieza a generarse cierta dependencia, no proporcionándole los cuidados básicos sanitarios, de alimentación o higiene. El maltrato físico, puede presentarse a través de conductas que provocan daño y dejan secuelas visibles en la persona que lo padece: golpes, empujones, quemaduras… es el más fácil de reconocer pero no es el más representativo (12%), y cuando se presenta, suele ser a través de conductas por omisión.
En estos años hemos observado que un tipo de maltrato que va en aumento es la violación de las libertades y derechos fundamentales (10%). Conductas como tomar decisiones sin contar con la persona, no permitir que vea o hable con quien desee, trasladarla de vivienda contra su voluntad o engañarle para que firme el ingreso voluntario en un centro, son situaciones que las personas mayores sufren, y lo peor es que no saben cómo combatirlas, porque tienen asumido que llegados a estas edades, lo normal es que te gobiernen la vida.
Y todo ello se recrudece cuando se es mujer. La invisibilidad que padecen las mujeres mayores es doble: la discriminación que sufren por el hecho de ser mujeres y la que sufren por su edad.
Podemos seguir mirando hacia otro lado, podemos seguir naturalizando conductas que son maltrato, pero en algún momento tendremos que levantar la cabeza y reconocer que las actitudes edadistas son la base para que conductas como las descritas se sigan produciendo, que todos somos parte del problema, pero también de la solución.