Teresa Blanco Gómez
Logopeda especialista en rehabilitación de la voz y musicoterapeuta en CRE Alzheimer de Salamanca.
Miembro del Colegio Profesional de Logopedas de la Comunidad de Madrid (CPLCM)
Según la guía de implantación de musicoterapia en el CRE Alzheimer de Salamanca (2014): “La musicoterapia es una terapia no farmacológica recomendada para personas con demencia”. Existe un gran número de enfoques (Ridder, 2001), así como diferentes usos de la música para esta población, ya sea como actividad o como terapia.
Los artículos que han recogido y examinado la bibliografía publicada sobre musicoterapia en demencias revelan que hay una gran base de conocimientos sobre los múltiples beneficios que esta terapia puede ofrecer tanto a las personas con demencia, como a cuidadores familiares y profesionales. No obstante, es necesario realizar estudios más rigurosos que proporcionen evidencia sustancial para apoyar el uso de la musicoterapia con esta población.
En el caso de la enfermedad de Alzheimer, nos encontramos a menudo con que varios aspectos, si no todos, en distinto grado, se encuentran afectados, influyendo en todas las áreas de la persona: cognitivo-perceptiva, comunicativo-lingüística, motora y socioemocional. Es por esto que, actualmente, la mayor parte de los equipos que trabajan con estas personas están formados por equipos interdisciplinares, integrando terapias tanto farmacológicas como no farmacológicas: geriatras, internistas, nutricionistas, logopedas, psicólogos, neuropsicólogos, musicoterapeutas, arteterapeutas, fisioterapeutas, terapeutas de asistencia con perros, terapeutas ocupacionales, auxiliares, animadores socioculturales, psiquiatras, trabajadores sociales…etc. Para poder hacer una intervención centrada en la persona.
Una de las áreas afectadas susceptibles de ser trabajada por logopedia y musicoterapia es la de comunicación y lenguaje. El logopeda-musicoterapeuta o bien un equipo coordinado entre logopeda y musicoterapeuta, podrán elaborar un programa de intervención en este tipo de neurorrehabilitación.
Es muy importante trabajar bajo el paradigma de la atención centrada en la persona (ACP) y definir los objetivos de trabajo conjunto. Existen muchos programas donde se hacen intervenciones conjuntamente planteadas con logopeda y musicoterapeuta o incluso fisioterapeuta y musicoterapeuta, además de aquellos que se hacen aplicados a la vida diaria (para ayudar en las transferencias, en el aseo diario, en las comidas…etc.).
Las personas con enfermedad de Alzheimer pueden tener diferentes alteraciones relacionadas con la voz, el lenguaje, el habla y la cognición, por lo que la intervención de un logopeda en estos casos será fundamental para conseguir una mayor calidad de vida de estas personas, y también de sus familiares. ¿Cómo abordar los trastornos que produce convivir con enfermedad de Alzheimer? Veamos algunos ejemplos.
La afasia se considera una dificultad o imposibilidad para el lenguaje expresivo, receptivo o ambos. Es decir, el paciente puede tener dificultades para expresarse, para comprender, o para ambas; implicando además otras áreas, como déficits campimétricos, agnosia, apraxia, anomia, alteraciones en lectura y escritura…etc.
Según el tipo de afasia una o varias áreas del cerebro estarán más o menos afectadas y repercutirán en la expresión, comprensión, repetición, articulación, sintaxis, denominación, discurso, pragmática, prosodia, lectura o escritura.
Para comenzar el tratamiento, hay que realizar una buena valoración del tipo de afasia, con las baterías estandarizadas y no estandarizadas por parte del logopeda, una buena historia clínica y evaluación neuropsicológica, y por parte del musicoterapeuta realizar un buen assesment o evaluación inicial (Mercadal y Martí, 2008). En este sentido, el musicoterapeuta recopilará la información que pueda obtener del resto de profesionales.
En este assesment, se compilan aquellos aspectos fisicomotrices, cognitivos, socioemocionales y conductuales observados en alguna sesión previa de evaluación. Es cierto que si el tratamiento es conjunto con el logopeda, o centrado en el área comunicativo-lingüística se hará más hincapié en los resultados de esas valoraciones para plantear los objetivos terapéuticos.
El musicoterapeuta realiza posteriormente una “autobiografía musical”, “cuestionario de preferencias musicales” o “historia de vida musical”; es decir, una recopilación de preguntas para el paciente (o bien su familiar o cuidador principal), sobre cuál es su música preferida, cuál es la que no le gusta, si tiene algún cantante o grupo preferido, si ha sido músico o pertenecido a algún grupo de baile; es decir sus vivencias musicales. Con esto, se plantean los objetivos de trabajo conjunto.
Para Baker y Tamplin (2006), la neurorehabilitación puede realizarse con distintas técnicas. El habla y la música comparten redes neuronales o se procesan a través de redes muy cercanas. Varias regiones corticales se distribuyen de forma bilateral y están relacionadas con el córtex auditivo, el hipotálamo o la amígdala. Algunos estudios indican que la escucha de una tono determinado o estímulos más ruidosos realizan distintas funciones en ambos hemisferios porque realiza activaciones bilaterales de ambos hemisferios, aunque estén dañadas ciertas áreas.
Algunas recomendaciones para el empleo de musicoterapia en los casos de afasia son los siguientes (Baker y Tamplin):
Surgida en los años 70’ Sparks y cols. (1986) elaboraron un protocolo para pacientes con afasias no fluentes denominado MIT (Melodic Intonation Therapy). A través de esta técnica, incorporando determinadas propiedades musicales en un programa de habla, las frases se entonan de determinada manera con énfasis en determinados puntos, líneas melódicas y rítmicas y combinadas con alguna frase hablada. En otras palabras, las características normales de un habla normal son exageradas para formar una frase melódica, denominada “sprechsang”.
Más tarde, modificada y mejorada por Baker (2000), el principal concepto es que el paciente internalice las frases melódicas para una funcionalidad en el lenguaje. Las frases seleccionadas para practicar deberían ser significativas para una comunicación funcional. Cuando se construye una serie de frases melódicas, cada frase en el programa MMIT (o terapia melódica modificada) no debería ser demasiado similar en ritmo melodía sobre las otras frases para garantizar que el paciente no confunde las frases.
Algunas maneras de trabajar con esta técnica abarcan el canto de canciones familiares, que el musicoterapeuta canta y toca frases familiares para el paciente, que el paciente canta las frases, que el clínico fomenta un uso diario de esta técnica, que el paciente practica independientemente para aprender palabras y frases y que más adelante el mismo paciente puede usar la frase fuera del contexto musicoterapéutico.
Este tipo de patología sugiere problemas con el inicio de los movimientos articulatorios, problemas con la coordinación interna de los órganos bucofonatorios, problemas de coordinación en los subcomponentes del habla como la coordinación con la voz y la articulación, sustitución de fonemas, etc.
La intervención busca una clara y consistente articulación durante el canto terapéutico, por ejemplo. Se pretende generar unos patrones de habla a través del canto, lo que es el mejor comienzo en cualquier sesión. Los musicoterapeutas o logopedas utilizan canciones improvisadas o compuestas para la ocasión o aquellas significativas para el paciente. La repetición es esencial y disminuye el error con la práctica. También aquí la terapia de entonación melódica resulta muy interesante.
La disartria es otra dificultad encontrada en pacientes con EA y otras alteraciones neurológicas. Los pacientes con disartria, a menudo no pueden controlar la intensidad de sus voces, porque el tono fundamental de su habla puede estar disminuido o con muchas fluctuaciones. Además, los déficits articulatorios y el habla silabeada también son frecuentes. Observamos también dificultades en el control respiratorio, que obliga a que estén cogiendo aire a menudo. El resultado de este habla es que suena distorsionada en términos de ritmo, fluencia y entonación.
El aspecto primordial afectado es su inteligibilidad, lo que provoca además un impacto muy importante a nivel no solo comunicativo sino emocional para el paciente y su entorno. El rol de la musicoterapia aquí es trabajar conjuntamente con el logopeda para ayudarle a mejorar esta inteligibilidad de su habla (Baker y Tamplin, 2006).
Hay algunas áreas susceptibles de trabajarse: respiración, fonación, articulación, resonancia y prosodia. Se ha observado que además de la terapia de entonación melódica, el canto terapéutico es una técnica muy buena para esto, porque construye nuevas relaciones neuronales que implican mejoras en el habla en cuanto a dirección, velocidad, fuerza y mejora del tono fundamental (Van der Merwe, 1997).
Otros trastornos donde se puede hacer un trabajo musicoterapéutico y logopédico son en aquellos pacientes que también tienen disprosodia: por ejemplo, estudios afirman que hay evidentes mejoras con el uso de las distintas técnicas musicoterapéuticas para incrementar o disminuir la frecuencia fundamental y devolver las inflexiones vocales necesarias para un habla lo más funcional posible y acorde a las expectativas del paciente. Se puede trabajar a través del canto terapéutico, el songwriting, el sprechsung y la selección de músicas de preferencia especial del paciente para fomentar la motivación del paciente en las que haya diversos acordes y trabajo vocal a distintas alturas, usando alternancia entre diversos intervalos musicales y tonalidades.
La intervención en pragmática también se realiza puesto que los pacientes con enfermedad de Alzheimer a menudo tienen dificultades en esta área. La pragmática del lenguaje maneja una serie de reglas de comunicación verbal que incluyen iniciar y terminar el habla, mantener el contacto ocular o mantenerse en el contexto de la conversación. Una técnica utilizada en este aspecto es el songwriting, como para ofrecerle al paciente estrategias conversacionales.
Podemos trabajar muchos más aspectos alterados de la enfermedad de Alzheimer combinando ambas disciplinas. Como conclusión, existe una gran evidencia científica sobre los efectos terapéuticos de la música en la enfermedad de Alzheimer y otras demencias y los efectos positivos para la rehabilitación del lenguaje y la comunicación.
Extremadura supera la media nacional en cobertura residencial para mayores, con 5,28 plazas por cada…
La Fundación ADINBERRI ha inaugurado Bibetoki en Lezo, promoviendo el diálogo sobre la longevidad y…
La atención al cliente y la hospitalidad son fundamentales en diversos sectores. La Universidad de…
La Universidad de Málaga presenta la primera escala de prevención de la dependencia, un cuestionario…
El presidente de Castilla y León firmó el "Pacto por las Familias" con 45 entidades…
Investigadores de la Universidad de Málaga desarrollan robots sociales de asistencia autoadaptativos en la residencia…