En un mundo en plena transformación digital, la inteligencia artificial (IA) se presenta como una oportunidad histórica para derribar barreras que han mantenido excluidas a millones de personas del mercado laboral. Especialmente, a las personas con discapacidad, que siguen enfrentando importantes obstáculos en su acceso al empleo, pese a representar un valioso caladero de talento.
Antonio Rueda, presidente de la Fundación VASS.
Según el Estudio de Empleabilidad y Talento Digital 2024 de la Fundación VASS, solo un 35% de las personas con discapacidad en edad laboral tienen empleo, frente al 78% de la población general. Este desequilibrio no responde a la falta de capacidades, sino a barreras estructurales como la falta de accesibilidad y de formación especializada. Apenas un 19% ha accedido a estudios superiores, lo que reduce sus oportunidades de inserción en el mercado digital.
En este contexto, la IA generativa puede ser una herramienta poderosa. Gracias a tecnologías como los asistentes de voz, el reconocimiento de imágenes o los sistemas de lectura automática, es posible adaptar entornos de trabajo a las necesidades de cada persona. Estas soluciones no solo mejoran la autonomía de los trabajadores con discapacidad, sino que incrementan su eficiencia hasta en un 30%. Empresas que han apostado por estas tecnologías inclusivas han visto mejorar su productividad entre un 15% y un 20%, y aumentos del 25% en la retención de talento.
Pero no se trata solo de tecnología. La verdadera inclusión requiere voluntad organizativa, una adaptación cultural y una visión sostenible. Creo que la IA puede ayudarnos a recuperar talento perdido, siempre que sepamos gestionarla con visión inclusiva. No hablamos de caridad, sino de competitividad y justicia laboral.
La accesibilidad digital no solo es una obligación legal recogida en normativas como el Real Decreto 1112/2018 y en la futura Directiva Europea de Accesibilidad. Es también un derecho fundamental de las personas con discapacidad y un compromiso ético ineludible para quienes diseñamos el entorno digital. Garantizar que todas las personas puedan acceder a los recursos digitales en igualdad de condiciones es una condición indispensable para una sociedad verdaderamente inclusiva.
La Fundación VASS promueve no solo el empleo de soluciones tecnológicas para facilitar el acceso al empleo, sino la impartición de programas ad-hoc de formación en competencias digitales para personas con discapacidad. Estas iniciativas buscan preparar a los profesionales del mañana, garantizando que nadie quede atrás en esta nueva economía.
Superar la brecha digital implica garantizar el acceso a tecnologías accesibles, adaptar los procesos de selección, formar en competencias del siglo XXI y fomentar una cultura empresarial diversa e inclusiva. Todo ello requiere colaboración entre el sector público, privado y el tercer sector.
La Convención de la ONU sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad lo deja claro: el empleo es un derecho fundamental. La transformación digital no puede permitirse seguir dejando fuera a millones de personas. La IA no es un fin en sí misma, pero bien implementada, puede convertirse en el gran aliado para construir un mercado laboral más equitativo.
En definitiva, integrar a las personas con discapacidad en el tejido productivo no solo es una cuestión de responsabilidad social, sino una apuesta estratégica por el talento y la innovación. La tecnología nos da las herramientas. Ahora necesitamos el compromiso.
