Libertad Álvarez
Presidenta del Comité de Bioética de Amavir
La integración de la humanización y la ética del cuidado son aspectos fundamentales y de creciente relevancia en las residencias para mayores, además de ser esenciales para garantizar un entorno donde las personas se sientan valoradas y respetadas.
Este enfoque aboga por una atención integral, empática, respetuosa y compasiva que reconoce la dignidad, la vulnerabilidad y las necesidades físicas, emocionales, afectivas, sociales y espirituales de las personas mayores. Al combinar la humanización y la ética del cuidado, se reconoce a las personas no solo como usuarios de servicios, sino también como individuos con historias, valores, necesidades y deseos únicos.
Integrar la humanización y la ética en el entorno residencial es una necesidad práctica para mejorar la calidad de la atención y los servicios. Para ello, se requiere una formación continua en habilidades de comunicación, empatía y toma de decisiones éticas para los profesionales y la implementación de protocolos y prácticas organizativas que fomenten un entorno de cuidado ético y humanizado. Solo de esta manera se podrá llegar a mejorar la experiencia de las personas mayores en residencia y se fortalecerá la relación y el vínculo entre los profesionales, los residentes y sus familias y allegados.
Es por ello por lo que los profesionales sociosanitarios debemos mostrar empatía, respeto, paciencia y compasión a la hora de acompañar, para así poder brindar un cuidado humanizado y entender las necesidades y emociones de las personas a las que cuidamos y acompañamos. La capacidad de comunicación efectiva y la habilidad para trabajar en equipo también son aptitudes clave para fomentar la humanización del cuidado.
Asimismo, es importante cuidar el entorno y el espacio, creando ambientes acogedores, familiares y accesibles que promuevan la interacción social y faciliten el desplazamiento de personas con movilidad reducida.
En todas estas cuestiones, los comités de ética en las residencias desempeñan un papel fundamental en la promoción de prácticas éticas y humanizadas ya que contribuyen a asegurar una atención integral de calidad, respetando y protegiendo los derechos, garantizando la confidencialidad y privacidad y salvaguardando la dignidad, la autonomía y la independencia en la toma de decisiones de las personas mayores.
Para ello, proporcionan orientación y asesoramiento a los profesionales, familiares y residentes en la toma de decisiones éticas complejas, capacitan y sensibilizan promoviendo la cultura ética, de respeto y empatía en las residencias y fomentan un entorno de cuidado justo, equitativo y más humanizado. Su presencia y funcionamiento efectivo son clave para garantizar un trato digno y justo en la atención a las personas mayores.
En conclusión, la puesta en práctica de la humanización y la ética en las residencias no solo beneficia a los residentes, sino que también contribuye a crear un entorno de cuidado más cálido, empático y profesional ya que un enfoque humanizado mejora la calidad de vida, reduce el estrés y la ansiedad promoviendo un mayor bienestar emocional y aumenta la satisfacción y vocación de los profesionales mejorando así la calidad y excelencia en el cuidado y acompañamiento a las personas mayores.
Extremadura supera la media nacional en cobertura residencial para mayores, con 5,28 plazas por cada…
La Fundación ADINBERRI ha inaugurado Bibetoki en Lezo, promoviendo el diálogo sobre la longevidad y…
La atención al cliente y la hospitalidad son fundamentales en diversos sectores. La Universidad de…
La Universidad de Málaga presenta la primera escala de prevención de la dependencia, un cuestionario…
El presidente de Castilla y León firmó el "Pacto por las Familias" con 45 entidades…
Investigadores de la Universidad de Málaga desarrollan robots sociales de asistencia autoadaptativos en la residencia…