Evolución del sector sociosanitario

María José Álvarez

Directora de Círculo Empresarial de Cuidados a Personas (CECUA)

Ante un contexto tan volátil y complejo, como el actual, toda empresa que aspire no solo a sobrevivir, sino a ser competitiva, debe evolucionar constantemente. Ya que cuando se produce un cambio, si se continúa actuando de la misma forma que siempre, probablemente, se terminará fracasando. Y de ahí la importancia de adoptar medidas ante nuevas formas que afectarán a nuestro futuro inmediato. En lo social, político y tecnológico encontramos estas amenazas, ya que algunas que dificultan ese desarrollo. Podría ser la larga transición derivada de la pandemia COVID-19 o la inflación sostenida, por ejemplo. Nos llevan a reflexionar sobre la forma más acertada que tienen las empresas a la hora de operar o gestionar ese cambio pero, también, teniendo en cuenta algunos aspectos que ayudan a mejorar la competitividad, como es la tecnología-digitalización. 

Sea cual sea el sector al que hagamos referencia, hablamos de una herramienta que facilita y mejora los procesos en las empresas. El problema deriva cuando la prestación del servicio es presencial, lo que supone un escaso margen de maniobra, dado que, aunque la tecnología no elimina esa presencialidad, sí mejora la eficiencia. Todo por la evolución del sector sociosanitario

Y es que el sector de la atención a la dependencia está evolucionando a la necesidad de implementar tecnología asociada a la innovación; evolución que se está notando, por ejemplo, en el comportamiento que muestran las empresas como licitadores. Aunque casi todas tienen muy definidas sus áreas de negocio, hay una muy importante que ya está presente y a la que aún no se le ha dado el sitio que le corresponde: los sistemas de información e innovación. Debemos de tener en cuenta que un hándicap importante es que la estructura que se dedica al desarrollo tecnológico-digital supone un esfuerzo económico muy elevado, y el tamaño de las empresas, en general, no permite disponer de un departamento propio tecnológico, porque los márgenes económicos son muy bajos, entre otros factores. Sin embargo, hay fórmulas que permiten alcanzar este objetivo como la innovación abierta, mediante alianzas con otras entidades que generarán una posición más competitiva, permitiendo estar en el mercado, pero a un menor coste. 

La innovación interna requiere un gran esfuerzo económico, y esto – mismo obstáculo a superar – no siempre es factible por el tamaño de las organizaciones, aunque se podría mancomunar. Por lo que, partiendo de esta premisa, deberíamos aprovechar las empresas ya tractoras en estas áreas, para que puedan facilitar esta adaptación al nuevo contexto, ya que a veces no es necesario inventar nada nuevo, sino aprovechar lo que ya existe, sin olvidarnos de poner en valor la importancia del papel de las asociaciones empresariales como agente de primer orden, que reside, principalmente, en el hecho de ser (o en que debe ser) un miembro activo de esa regulación del sector. 

Ahora, más que nunca, las empresas están buscando ese apoyo de las asociaciones, por lo que aquella que no se encuentre integrada dentro de una patronal, está aislada y no participa en esa evolución del sector sociosanitario

Si el sector no evoluciona, no podremos abordar los retos que tenemos por delante. Para ello, es necesario fortaleza asociativa, porque lo decía un antiguo proverbio del filósofo Lao Tse: Un viaje de 3.000 leguas empieza con un solo paso.