¿Es la protección contra incendios en residencias de mayores una asignatura pendiente?

Alfredo Álvarez. Responsable de European Fire Sprinkler Network (EFSN) España y Portugal
Alfredo Álvarez. Responsable de European Fire Sprinkler Network (EFSN) España y Portugal

Alfredo Álvarez

Responsable de European Fire Sprinkler Network (EFSN) España y Portugal

 ¿Son nuestras residencias tan seguras como las de otros países? ¿Tendrán sus usuarios el tiempo suficiente para abandonar el edificio en caso de un incendio?

Desde el año 2014, todo edificio tiene que estar adaptado y ser accesible para todos. Entonces, ¿hemos tenido en cuenta cómo garantizar una evacuación segura para estos usuarios si se propaga el fuego?

Recientes incendios en residencias de mayores demuestran las deficiencias en protección contra incendios y muestran la necesidad de evaluar los riesgos reales a los que los usuarios de estos edificios se enfrentan. 

Muchos países protegen residencias de mayores con sistemas fijos de extinción automática con agua. ¿Qué es esto? En palabras sencillas: una red de tuberías que va por el techo con dispositivos mecánicos, cada ciertos metros, de los que saldrá agua en caso de un incendio.  Estos dispositivos se denominan rociadores automáticos. Algunos protegen este tipo de establecimientos siguiendo códigos de diseño europeos; otros, después de un análisis de riesgos, también los protegen. La mayoría estiman que cierto tipo de usos, destinados a la salud y bienestar social, así como centros infantiles y docentes, deberían ir provistos de esta medida de protección.

En España, los rociadores no se exigen en este tipo de usos. Si se exigen en hoteles h≥28m, cualquier otro edificio con h≥80m, centros comerciales con s>1500m² y aparcamientos robotizados; también en el ámbito industrial y de almacenamiento.

Los rociadores actúan cuando el fuego aún es pequeño y enfrían o apagan el incendio antes de que se desarrolle y pueda propagarse; conteniendo el fuego en la estancia donde se origina, reduciendo la temperatura, el humo y los gases tóxicos que podrían invadir otras áreas del establecimiento; protegiendo así al resto de ocupantes e instalaciones.  Cientos de incendios reales demuestran que en el 72 % de los casos, tan sólo un rociador será suficiente para controlar o extinguir el incendio; mientras el resto permanecen cerrados. Estudios de distintas administraciones públicas internacionales indican una efectividad por encima del 95 % y una reducción de víctimas y daños a la propiedad que supera el 80 %.  

Los sistemas automáticos de extinción proporcionarán el tiempo adicional con el que cualquier usuario que requiera asistencia o se encuentre en una situación vulnerable, debería contar para abandonar o ser rescatado de un edificio en caso de incendio. El acceso universal de usuarios a edificios no garantiza que, en caso de incendio, puedan escapar del mismo a tiempo o esperar de forma segura a ser rescatados.

Cada año vemos que más países protegen con rociadores edificios tanto nuevos como existentes; particularmente aquellos destinados a salud y bienestar social y de alturas que dificulten la evacuación por el exterior; siendo estos, usos que implican un mayor riesgo para sus ocupantes debido a su especial vulnerabilidad.

La EFSN recomienda la protección de estos usos con rociadores automáticos para garantizar la integridad de usuarios e instalaciones, debido a la especial protección que ofrecen, su simplicidad y su bajo coste en función del valor total de la construcción.

Etiquetas