No nos han educado ni preparado para afrontar esta etapa de la vida, y esto repercute en la imagen que se proyecta de ella. Así pues, partimos de un contexto en el que, por lo general, aquello que rodea a la vejez no gusta, es poco atractivo e incluso a veces molesta. Observamos cómo la falta de información y el desconocimiento, acompañados en ocasiones de discursos demagógicos y confusos, generan una imagen distorsionada del sector, además de falta de confianza por parte de la sociedad. En este sentido, somos testigos de una escasa valoración tanto del sector en sí mismo como de los profesionales que lo integran; de una ausencia de reconocimiento social, en definitiva.
Resolver este asunto se convierte sin duda en un elemento clave para poder afrontar como sociedad los retos que se nos presentan, pero esto no solo es una responsabilidad de las organizaciones, sino una tarea compartida que involucra a toda la sociedad.
Debemos trabajar por posicionar el sector del cuidado a los mayores como el sector estratégico que es en nuestro país; un recurso esencial que contribuye al bien común, resuelve situaciones complejas, contribuye a evitar el colapso del sistema sanitario, genera empleo y fundamentalmente femenino, y ayuda a combatir la soledad de las personas mayores.
Desde el propio sector también tenemos mucha responsabilidad; es necesario promover la transparencia, comunicar más y mejor aquello que hacemos, trabajar por estar en la agenda política y la de los medios de comunicación, reconocer los errores cuando se producen y trabajar de la mano de todos nuestros grupos de interés para conseguir nuestro propósito común: garantizar un futuro a las personas mayores donde se fomente lo máximo posible su autonomía y se preserve su identidad.
En definitiva, si queremos un sector sólido, con profesionales cualificados y que sean los suficientes para poder cubrir las necesidades existentes, que además estén orgullosos de pertenecer al sector; si queremos unas políticas dotadas de los recursos suficientes que nos lleven a un nuevo modelo de cuidados, que haya inquietud por mejorar, por poner realmente a la persona mayor en el centro, por adaptarse al nuevo perfil de personas mayores que ya está utilizando nuestros servicios, por promover modelos flexibles que permitan a las personas elegir cómo quieren ser cuidadas, debemos trabajar de manera colectiva y con un fuerte compromiso por parte de todos los agentes implicados por la buena imagen del sector, y poner en valor a los mayores y a todo lo que les rodea y representan.
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