Por María del Ángel Albaladejo. Logopeda especializada en geriatría y miembro de la Comisión Sociales del Colegio Profesional de Logopedas de la Comunidad de Madrid (CPLCM).
Un logopeda es un profesional de la salud especializado en la prevención, diagnóstico y tratamiento de los trastornos de la comunicación, el lenguaje, el habla, la voz y la deglución. Y, estos trastornos pueden estar presentes en todas las etapas de la vida.
Generalmente, la figura del logopeda se asocia a la intervención en la infancia, pero lo cierto es que los logopedas trabajan la atención en personas de todas las edades y en una variedad de entornos, incluyendo hospitales, clínicas, escuelas de educación especial, centros de rehabilitación, centros de día y residencias de mayores.
En la atención a las personas mayores, la logopedia resulta indispensable cuando existen problemas de comunicación y alimentación, pero también es clave para la adaptación de la audición.
Existen muchos estudios sobre los problemas de disfagia en las personas mayores, y un porcentaje bastante alto en personas que viven en centros de larga estancia. En todos ellos, se habla de una prevalencia de más de 60 % en sujetos a partir de los 65 años, y esta cifra crece a medida que aumenta la edad. No se quedan atrás la problemática en la comunicación y en la audición, muy asociadas de igual manera al envejecimiento.
Las alteraciones en la comunicación, la deglución y cognición también son muy frecuentes en pacientes con enfermedades neurodegenerativas (párkinson, alzhéimer, Corea, esclerosis…), sobre todo en estadios avanzados, o tras sufrir un ictus, condiciones que se producen más en edades más avanzadas. Pero con una intervención logopédica a tiempo y con tiempo se puede mejorar mucho la calidad de vida de la persona afectada y de sus familiares, amigos y cuidadores.
“La logopedia hay que trabajarla a tiempo, con tiempo y en el tiempo”
Para abordar estas situaciones, el logopeda realizamos un programa individualizado, según la valoración y evaluación que haya hecho del paciente, y trabajamos aquellas funciones perdidas, reforzando las conservadas para compensar dichas pérdidas. Tendremos tantos programas de intervención como pacientes a rehabilitar.
Somos conocedores de las peculiaridades y sintomatología de cada una de estas enfermedades, cómo afecta a la persona y cuál es la forma de intervenir en cada una de ellas.
Sobre la intervención del logopeda, cabe destacar la importancia de la formación al cuidador, ya sea familiar o profesional. Es imprescindible que conozcan pautas sencillas, precisas y concretas porque hacer porque la terapia debe tener una continuación en casa.
La disfagia, o dificultad para tragar, es un problema común entre las personas mayores, que puede tener serias implicaciones para su salud y calidad de vida. La más preocupante la neumonía por aspiración, pero también la desnutrición y deshidratación.
La deglución es un proceso complejo que involucra la coordinación de múltiples músculos y nervios, y cualquier alteración en este proceso puede llevar a dificultades significativas. Con el envejecimiento, se producen cambios naturales en la estructura y función de los músculos y nervios implicados en la deglución. También existen enfermedades neurológicas y problemas musculares y estructurales que condicionan esta situación.
La logopedia es muy importante en estos casos para conseguir que la persona se alimente y se hidrate correctamente y con seguridad. Algunas de las pautas, técnicas y maniobras usadas por el logopeda para conseguir esa eficacia y seguridad en la deglución en personas con problemas de disfagia son sencillas de aprender y de llevar a cabo, y son importantísimas para asegurar el bienestar del paciente.
Conocer los predictores de que existe un problema deglutorio es la base para que la misma se detecte y se trabaje a tiempo.
Los síntomas de la disfagia incluyen la sensación de que los alimentos se quedan atascados, dolor al tragar, babeo, tos o ahogo durante las comidas, un cambio de voz, un carraspeo o un cambio en el patrón respiratorio, fatiga después de comer y regurgitación de alimentos.
Una vez detectado el problema, se pueden realizar algunas pautas que, aunque sencillas, son primordiales preservar la salud del paciente.
También es importante el uso de ayudas técnicas específicas para la ingesta, como vasos escotados (que evita mala postura que pueda provocar aspiraciones), cubiertos engrosado o con peso, vasos con peso (muy útiles para personas con temblor esencial y párkinson), platos con ventosa, reborde. Con estos instrumentos se consigue fomentar la autonomía en la alimentación.
La comunicación eficaz es esencial para mantener las relaciones sociales, expresar necesidades y participar en la comunidad. Sin embargo, diversas condiciones y cambios asociados con el envejecimiento pueden afectar la capacidad de una persona para comunicarse. De hecho, la prevalencia de los problemas de comunicación aumenta con la edad.
“La intervención del logopeda es muy importante en los casos de disfagia para conseguir una alimentación eficaz y segura”
Los problemas de comunicación más comunes en las personas mayores son los siguientes:
Se estima que entre el 5% y el 20% de los adultos mayores experimentan algún grado de afasia y la disartria puede afectar a aproximadamente el 30% de los adultos mayores con condiciones neurológicas.
Respecto a los problemas de comunicación, los logopedas tenemos un papel crucial en la detección, evaluación y tratamiento. Además, podemos ofrecer información, formación y pautas sencillas para favorecer la comunicación con personas que tienen alterada esta función. Entre ellas destacan:
Un ejercicio muy sencillo y beneficioso en problemas de comunicación como la afasia es acompañar la nominación con una acción. Por ejemplo, poner la mesa para comer e ir nombrando lo que se va colocando: cuchillo, tenedor, servilleta, vaso, planto hondo; hacer la cama y nombrar lo que se va haciendo: coloco sábana bajera, pongo almohada…
Los problemas cognitivos en las personas mayores pueden variar desde leves dificultades de memoria hasta condiciones más graves como la demencia. Los logopedas también ayudamos a mantener la salud cognitiva y nuestras funciones, en este aspecto, son esenciales.
La aplicación de estimulación cognitiva es muy importante para el resto de las funciones: comunicación, deglución y audición. Y es que las terapias en atención, concentración, discriminación, memoria y orientación influye en la mejor intervención en las demás esferas.
“La comunicación eficaz es esencial para mantener las relaciones sociales, expresar necesidades y participar en la comunidad”
Ejercicios sencillos como sopas de letras, sudokus, juegos de mesa, adivinanzas o refrenes resultan muy beneficiosos y, además, el carácter lúdico lo hace más atrayente y motivador y tienen un impacto muy positivo.
La orientación temporo-espacial y personal se ha de trabajar también a diario y supone un gran beneficio.
Cuando una persona va perdiendo audición, ve mermada su comunicación y, por ende, su vida relacional y social. Por tanto, hay que intervenir para que esto no suceda.
Cada vez son más las soluciones que las personas mayores tienen a su disposición para mejorar la audición (audífonos, implante coclear, etc.) y, en todas ellas, los logopedas podemos ser de gran ayuda, sobre todo en la adaptación a ese nuevo tipo de audición que consigue con esa prótesis.
La labor del logopeda es fundamental en la atención a las personas mayores, por lo que es clave que existe una mayor conciencia y apoyo a esta disciplina en el ámbito sociosanitario. Debemos luchar para que la figura del logopeda esté en el entorno del cuidado al mayor: centros de día, residencia y en ayuda a domicilio, del mismo modo que están profesionales como psicólogos, terapeutas ocupacionales o fisioterapeutas que sí están contemplados como profesionales necesarios en estos centros.
Beneficios de la logopedia para las personas mayores
Los logopedas desempeñan un papel esencial en el cuidado integral de las personas mayores, favoreciendo su autonomía y calidad de vida a través de la mejora de sus habilidades comunicativas y de deglución.
Entre las principales ventajas de su intervención están las siguientes:
Es muy importante que la intervención profesional se complemente con el trabajo en el entorno habitual. Por tanto, la implicación de los cuidadores y/o familiares en el proceso de logopedia es fundamental para asegurar una atención efectiva y mejorar los resultados terapéuticos en personas mayores.
La participación de la familia proporciona un entorno de apoyo esencial y facilita la puesta en marcha de estrategias terapéuticas en la vida cotidiana del paciente. De hecho, está demostrado que esta colaboración estrecha puede marcar una diferencia significativa en el éxito del tratamiento logopédico.
Los logopedas educan y forman a los cuidadores sobre los trastornos de comunicación y deglución, las estrategias terapéuticas y cómo apoyar eficazmente al paciente en su vida diaria.
Una comunicación abierta y constante entre el logopeda y el cuidador permite un intercambio de información valioso. Los cuidadores pueden proporcionar información sobre el comportamiento y las necesidades del paciente en el hogar, mientras que los logopedas pueden ofrecer orientación y ajustes en el tratamiento basados en esta retroalimentación.
Del mismo modo, involucrar a los cuidadores en la planificación de objetivos terapéuticos asegura que estos sean realistas y alcanzables en el contexto del entorno familiar. Esto también fomenta un sentido de colaboración y compromiso con el proceso terapéutico.
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