Cada vez más solicitada
El alcance de la inteligencia emocional está llegando a ámbitos tan importantes como el sanitario y el sociosanitario, y no podía ser de otro modo. Así, por ejemplo, en Estados Unidos, en la Universidad de Yail, es requisito indispensable en aquellas personas que quieren estudiar Medicina unos niveles mínimos de habilidades sociales y emocionales, además de una nota de corte. Y así lo valoran en los procesos de selección, ya que consideran que es muy relevante para su futuro desarrollo profesional. Asimismo, también están estudiando la posibilidad de solicitar estas habilidades cuando van a solicitar el MIR.
En España, aún no se ha desarrollado nada parecido pero existe gran interés en el ámbito médico y sociosanitario, porque se ha visto que muchos de los problemas de estos trabajadores tienen que ver con las relaciones humanas, la comunicación con el paciente o cómo gestionan emociones negativas y la satisfacción del usuario.
Por todas estas razones, el Departamento de Salud de Torrevieja ha organizado recientemente un taller formativo sobre inteligencia emocional y proactividad en el que han participado más de una veintena de profesionales asistenciales con el objetivo de instaurar y fortalecer las destrezas y habilidades esenciales y mejorar su labor.
Esta actividad formativa ha abordado cuestiones como el desarrollo de la proactividad, el enfoque proactivo y la puesta en marcha de iniciativas, la gestión de las emociones, el concepto de asertividad, así como puesto en marcha y ejecutado acciones de inteligencia emocional, a través de estratégias creativas de pensamiento.
Para la jefa de Selección y Formación del Departamento, Begoña Kaifer, la importancia de este tipo de iniciativas reside en que “el aprendizaje de estas habilidades sociales y emocionales aporta un valor añadido a los profesionales, lo que redunda en un mejor servicio y asistencia”.
Según esta experta, el taller ha entusiasmado a los asistentes, que han solicitado nuevas ediciones para el próximo plan formativo, y, al ser posibles, más extensas. Por su parte, el Departamento de Recursos Humanos de Torrevieja ha reconocido como prioridad cualquier actividad que incremente el potencial de la empresa y, sobre todo, a través del perfeccionamiento profesional y humano de las personas que lo integran.
Beneficios de las habilidades sociales y emocionales
Algunas investigaciones apuntan que la inteligencia emocional es una de las premisas más importantes para obtener éxito en la vida, tanto en el plano profesional como personal. Concretamente, estas habilidades aplicadas a la relación entre especialistas sociosanitarios y usuarios de este tipo de centros, aportan múltiples beneficios.
Mejora la confianza. Cuando los trabajadores saben cómo gestionar sus emociones y la de los usuarios de manera inteligente, transmiten más confianza y seguridad. Esto aporta grandes ventajas para el mayor y para el profesional, porque si el paciente confía en el personal hará más caso de los tratamientos y los consejos que se le dé.
Por otra parte, esta relación cordial favorece que el residente suministre al especialista información valiosa y muy aprovechable, y esto es prioritario para que desempeñe mejor su labor, es decir, el cuidado del paciente.
En este sentido, Fernández-Berrocal asegura que “la relación de confianza entre el profesional y un usuario es básica y, parte de esa confianza, tiene que ver con el proceso de comunicación. Sin duda, esa comunicación es mejor cuantas más habilidades emocionales y sociales tenga el profesional”.
Mejora la satisfacción, tanto del residente como del profesional. Los usuarios que sienten estar bien atendidos, porque los profesionales tienen gran calidad técnica y, además, tienen habilidades sociales y emocionales, están satisfechos y tendrán una mejor calidad de vida.
Asimismo, está demostrado que aquellas personas con mayor inteligencia emocional, mejoran su nivel de satisfacción con su propio trabajo, están más contentos con su labor y tienen menos posibilidades de sufrir síndrome de estar quemados. Esto también es positivo para la empresa porque se evitan bajas laborales.
Por todo ello, el mercado actual exige el uso de las capacidades técnicas, pero también de nuevas competencias personales, sociales y profesionales para poder conseguir un desempeño efectivo de la labor asistencial y afrontar los continuos cambios que se imponen.