Hay personas que requieren cuidados especializados que no pueden permanecer en sus domicilios
Juan Vela
Presidente de LARES
Cuando hablamos de personas debemos tener en cuenta la gran variabilidad que existe entre unas y otras. Una realidad que resulta especialmente notoria cuando nos referimos a personas mayores. Se trata de un grupo con grandes diferencias entre sus integrantes y esto es a nivel gustos, personalidad, necesidades, capacidades, tipo de familia, salud, ingresos, etc.
Cuando se plantea la vuelta al domicilio, lo que no podemos perder de vista es que para que esta situación sea sostenible en el tiempo y positiva, debemos garantizar que la persona tenga las ayudas y apoyos que necesite. Requiere tener respuesta a necesidades tanto sanitarias, como alimentarias, de movilidad y de respuesta a sus necesidades afectivas y de compañía.
No debemos olvidar que la función que han realizado y realizan las residencias es fundamental, y lo seguirá siendo. Hay personas que requieren cuidados permanentes y especializados y, debido a su situación o grado de dependencia, no es posible que permanezcan en sus domicilios. Otras personas prefieren vivir en comunidad y compartir junto a otras personas su día a día. En cualquier caso, los servicios integrales que ofrece una residencia dotan a la persona de mucho más que la compañía y los cuidados.
La viabilidad económica depende de un aumento de la financiación por parte de las Administraciones Públicas. Para ello, los Presupuestos Generales del Estado (PGE) deben garantizar esta sostenibilidad del Sistema de Dependencia, aumentando el PIB hasta un 2,5 % como en el resto de los países europeos.
Por otra parte, hace falta reforzar los servicios de teleasistencia. Actualmente, los equipos están trabajando y dando respuesta, pero ya se encuentran sobrecargados. Al igual que le sucede al sector residencial, estos servicios necesitan nutrirse con más profesionales, más preparación y más apoyos.