Formación

Acompañamiento de la sexualidad en las residencias: aprender a manejar los retos para convertirlos en bienestar

La sexualidad en las personas mayores es un tema fundamental que durante mucho tiempo se ha pasado por alto o considerado tabú en la sociedad. Sin embargo, debemos entender que es un aspecto más de la vida humana, independientemente de la edad. En el contexto de los cuidados, ya sea en residencias de mayores o en ayuda a domicilio, es crucial que los profesionales reconozcan y aborden las necesidades sexuales de los usuarios de manera respetuosa y comprensiva, al igual que lo hacen con otras necesidades básicas. Pero para eso, deben formarse, virar su forma de mirar y entender y disponer de un espacio donde poder compartir experiencias, dudas y aprender cómo resolver situaciones que pueden resultar incómodas y complejas. Aún queda mucho por hacer, pero ya se está avanzando en la dirección correcta.

Hasta hace poco tiempo, la atención a las personas mayores se centraba sobre todo en aspectos médicos y de cuidado físico, descuidando en gran medida la dimensión emocional y psicológica, incluida la sexualidad. Sin embargo, esta tendencia está cambiando gradualmente. En la actualidad, la salud mental y psicológica ha ganado gran importancia y también existe cada vez más conciencia sobre la necesidad de abordar la sexualidad de las personas mayores para cumplir con la atención integral y centrada en la persona.

Y es que las personas mayores no pierden su necesidad o deseo de intimidad y conexión sexual a medida que envejecen. De hecho, la sexualidad puede ser una fuente de satisfacción y vitalidad en la vida de los adultos mayores, contribuyendo significativamente a su calidad de vida y bienestar emocional. Por lo tanto, es imperativo que las residencias de mayores proporcionen un entorno que promueva la expresión saludable de la sexualidad y que los profesionales estén capacitados para abordar este aspecto de manera adecuada y respetuosa.

Según la psicóloga y gerontóloga de Matia Fundazioa, Nerea Almazán, “el acompañamiento en el camino de la sexualidad en las personas mayores por parte de los profesionales de las residencias implica comprensión, empatía y apoyo. Esto implica facilitar la comunicación abierta sobre deseos y preocupaciones, garantizar la privacidad y la dignidad en las relaciones íntimas, y ofrecer recursos y servicios adecuados para satisfacer las necesidades sexuales de los residentes”.

La sexualidad en los centros se ha vivido y se sigue viviendo como un reto porque provoca situaciones difíciles que los profesionales no saben manejar

Precisamente, avanzar en el acompañamiento a la sexualidad de las personas que viven en residencias es el objetivo principal de proyecto piloto Heldu Sexua (ri) emprendido por Matia y que se llevará a cabo durante 2024 en tres centros residenciales de personas mayores de Matia: Egurtzegi (Usrubil), Argixao (Zumarraga) y Otezuri (Zumaia). Sin embargo, a través de otros recursos y servicios de la fundación orientados a la transferencia se busca el impacto en todos los centros de Matia. 

Esta iniciativa busca garantizar el entorno y los apoyos necesarios para que las personas que viven en un entorno residencial puedan desarrollar su sexualidad de la manera más satisfactoria y segura posible de acuerdo con su elección. Para ello es importante que las propias personas que viven en los diferentes centros de Matia, junto con sus personas significativas y las profesionales sean las protagonistas de establecer cómo y dé qué manera lograrlo de la mano de su entorno comunitario.

Una necesidad real

Nerea Almazán cuenta que el interés por incorporar la sexualidad en la ecuación del cuidado nace como demanda de las personas que viven en los centros. “La sexualidad está muy presente en las residencias. Es parte de la identidad de la persona, es un derecho y es fuente de bienestar; de hecho, es uno de los factores que más influyen en nuestra salud. Sin embargo, nuestra mirada sesgada y los prejuicios sociales no nos dejan ver su importancia y lo convierten en un tabú, privando a la persona mayor de una necesidad básica”. Por ello, esta experta considera urgente que las personas mayores, familiares y los profesionales reflexionen sobre cómo acompañar este aspecto, se tomen decisiones al respecto y se capacite para ello. 

Hasta el momento, la sexualidad en los centros se ha vivido y se sigue viviendo como un reto porque provoca situaciones difíciles que los profesionales no saben manejar. Para dar respuesta a esta carencia, los equipos profesionales de las residencias deben formarse para poder ayudar a las personas mayores a vivir su sexualidad acorde a su propia identidad, preferencias y necesidades de apoyos. 

Pero esta formación también es imprescindible para que los profesionales de atención directa se sientan seguros, considerados y apoyados en su desempeño. Saber cómo actuar en estas situaciones, poder compartir los casos con el resto del equipo y tener un espacio donde recurrir en caso de tener dudas e incertidumbres es crucial.

De hecho, este aspecto es uno de los más valorados en el proyecto porque favorece que los equipos se fortalezcan y trabajen mejor.

Dotando a los profesionales de recursos

Formar a los profesionales de las residencias en el acompañamiento de la sexualidad de las personas mayores contribuye a una cultura de cuidado más centrada en la persona, ya que, al reconocer y abordar las necesidades sexuales de los residentes, se promueve un ambiente de respeto, autonomía y calidad de vida que beneficia a todos. 

Entre los temas que deben tratarse están la perspectiva de género, la diversidad funcional, los apoyos en la sexualidad, cómo actuar en situaciones complicadas, etc.

En este sentido, el proyecto Heldu Sexua (ri) está siendo muy importante para los equipos. Nerea Almazán sostiene que la respuesta por parte de los profesionales está siendo muy satisfactoria: “En ellos el cambio ha sido más evidente, quizá porque es donde había más necesidad de cambio”.

Entre los temas más importantes que deben tratarse, según esta experta, están la perspectiva de género, la diversidad funcional, los apoyos en la sexualidad, cómo actuar en situaciones complicadas vinculadas a la sexualidad, etc.

Gracias a las formaciones y talleres, donde se plasman experiencias y casos reales, los profesionales están consiguiendo cambiar su mirada. “Están tomando conciencia de que las personas tenemos una serie de derechos sexuales, de que la sexualidad es importante y habla de quién somos, de cómo vivimos nuestra vida, de cómo nos gusta relacionarnos con otras personas, de tantas cosas importantes que cambia completamente el foco de cómo acompañarlas. Están pasando de vivir la sexualidad de los mayores como un reto a considerarlo una oportunidad”, concreta esta psicóloga y gerontóloga.

Heldu Sexua (ri). Matia Fundazioa.

Algunas de las situaciones que preocupan más a los profesionales son las conductas sexuales inapropiadas, como los desnudos en las zonas comunes o el intento de tocamientos, también las sospechas de falta de consentimiento cuando existe una demencia. Se trata de temas relevantes que provocan mucha incertidumbre sobre cómo actuar y cierta sensación de soledad en las profesionales. Sin embargo, “al generar distintos espacios donde se pueden analizar cómo actuar y acompañar genera mucha confianza y seguridad. A veces no es necesario ni que cambien la manera en la que intervienen, es la tranquilidad de ver que se te valida y que te reconocen lo que estás haciendo; y el vivirlo acompañada porque estás trabajando esas situaciones que te retan en equipo”, reconoce Nerea Almazán.

En los talleres de capacitación también se abordan cuestiones como las identidades de género, la expresión de género, el sexo más allá del coito, etc. lo que les permite poner nombre a situaciones que han ido viviendo en la residencia y que no habían podido identificar. Interiorizar todo esto, les hace sentirse mucho más confiadas y seguras y entender nuevas lógicas y aspectos que pueden acompañar. 

Reconocer los derechos a los mayores

“En una sociedad que determina que las personas mayores son asexuales, ya sea por la necesidad de apoyo o por edad, que el espacio en el que viven se reconozca tu sexualidad y se acompañe, genera muchísimo bienestar”, expresa la psicóloga de Matia Fundazioa.

Es necesario que la sexualidad se trabaje de manera transversal en las residencias para acompañar a las personas mayores desde el derecho, la oportunidad y el bienestar

Y así lo confirman los mayores que están participando en el proyecto piloto. No obstante, esta especialista considera que aún queda mucho que desarrollar, porque el proyecto acaba de empezar. Y mucho camino para poder hacer esto de una manera integrada y completa, pero en todo aquello que ya se está haciendo el impacto está siendo muy positivo.

Por otra parte, están las familias, que también son importante en este acompañamiento y que constituyen un grupo con el que existe gran necesidad de trabajar. Como consecuencia de la deficiente educación sexual que hemos tenido, como hijos, es difícil atender o ayudar a tus padres en según qué situaciones y, además, relacionadas con la sexualidad. “Es el punto más sensible y donde más trabajo debemos realizar. Y en ello estamos”, afirma Nerea Almazán. 

Las familias también necesitan acompañamiento. En estos casos, naturalizar la situación, que sepan que la sexualidad es otro aspecto que se va a tener en cuenta en el cuidado, que pueden entender que cuando ocurren situaciones complejas va a poder recurrir a los profesionales y favorecer que se impliquen en la solución es reconfortante. Pasa por ejemplo en casos donde, como consecuencia de una demencia, existe una desinhibición. Los familiares no saben cómo actuar, sufren y mantienen distancia. Para evitarlo, es necesario mantener una comunicación adecuada con esos familiares, crear espacios donde se les explique por qué está sucediendo y se allanen el estigma y rechazo. Esta también es una manera de humanizar el cuidado.

La sexualidad de manera transversal en el cuidado

Para acompañar a las personas mayores desde el derecho, la oportunidad y el bienestar es necesario que la sexualidad se trabaje de manera transversal en las residencias. En el proyecto piloto de Matia, no hay equipos especializados en esta área, todos los trabajadores deben tener claro que la sexualidad es otro aspecto más de la calidad de vida de la persona mayor que debe abordarse. 

La formación sobre todo está dirigida a los auxiliares que son los que pasan más tiempo con la persona mayores, pero también es importante para el resto de los perfiles profesionales, como psicóloga, médico, trabajadora social, etc., incluida la dirección porque la sexualidad debe plantearse desde cada uno de estos roles. 

Heldu Sexua (ri). Matia Fundazioa.

“En el centro debemos replantearnos qué prejuicios tenemos o no con respecto a la sexualidad de las personas mayores y reconocer y conectar con este punto de la importancia de la sexualidad para analizar, desde nuestro rol profesional, las distintas dimensiones en las que podríamos acompañar a la persona mayor”, puntualiza Nerea Almazán.

Esta experta advierte de que la sexualidad es una piedra angular si se quiere pasar de una atención exclusivamente sociosanitaria a una atención centrada en la persona, que esté acorde al proyecto de vida y donde se busque el bienestar de las personas. Y para eso “debemos empezar a plantearnos desde el principio, desde la valoración inicial de la persona, como acompañar la sexualidad como una oportunidad para ofrecer bienestar, para respetar los derechos y para promocionar la salud de la persona, en lugar de responder a la sexualidad solo cuando nos reta”.

El origen de Heldu Sexua (ri)

Heldu Sexua(ri) deriva del acompañamiento a la sexualidad originado en Iza en el 2020 y ampliado desde el 2021 a todas las unidades de personas con diversidad funcional y/o problemas de salud mental de Matia.

Estos procesos que incorporan la sexualidad como una de las claves de avance para la Atención Centrada en la Persona (ACP) sirvieron como puerta de apertura a la sexualidad en Matia. Esta particularidad vino desde la propia demanda de las personas que vivían en él, quienes señalaron la necesidad de incorporar la sexualidad como uno de los ejes y una de las claves principales para el avance real en la ACP.

“El trabajo de acompañamiento en estos centros para personas con diversidad funcioanal nos permitió comprender que esta carencia también se extrapolaba al cuidado de las personas mayores en las residencias. Y los buenos resultados obtenidos, nos animaron a iniciar este proyecto”, explica Nerea Almazán, psicóloga y gerontóloga de Matia Fundazioa. 

Por lo tanto, ha llegado el momento de saltar la frontera de la edad y co-diseñar con las personas mayores y su entorno cómo realizar estos avances en los entornos residenciales. 

Nerea Almazán, psicóloga y gerontóloga de Matia Fundazioa.

Objetivos específicos de Heldu Sexua (ri)

El objetivo principal del programa piloto de Matia Fundazioa es avanzar en el acompañamiento a la sexualidad de las personas que viven en centros residenciales, pero el proyecto tiene otros objetivos fundamentales, entre los que se encuentran los siguientes:

  • Progresar en el desarrollo e implementación de la Atención Centrada en la Persona.
  • Progresar y avanzar en la protección y garantía de derechos de las personas que precisan apoyos desde un enfoque y metodologías ACP, incorporando la garantía de los derechos sexuales y reproductivos.
  • Facilitar la participación de las personas en el análisis y toma de decisiones de aspectos clave sobre el centro y sobre sus propias vidas en relación con la sexualidad.
  • Promover la implicación de las familias y otras personas significativas en el desarrollo del proyecto y la vida cotidiana del centro.
  • Avanzar en el trabajo comunitario, tejiendo redes con otros agentes del entorno a nivel local y provincial, que puedan apoyar el avance en el acompañamiento a la sexualidad.
  • Acompañar y capacitar a las profesionales de atención directa para favorecer su acompañamiento a la sexualidad de quienes viven en los centros.
  • Combatir los prejuicios sociales sobre la sexualidad de las personas mayores y quienes necesitan apoyos, favoreciendo un imaginario colectivo sobre la sexualidad más positivo.
  • Generar herramientas, procesos y acciones orientadas a favorecer el acompañamiento a la sexualidad, que sean replicables y escalables a otros centros residenciales para personas mayores.
  • Contribuir a un progresivo proceso de desinstitucionalización, en el cual se acompaña a cada persona desde su percepción de «vida plena».
  • Romper con estereotipos que fomentan el edadismo en la sociedad.
  • Disminuir el sentimiento de soledad, al atender un aspecto directamente relacionado con la identidad, los valores y las relaciones.
  • Promover la riqueza de la diversidad, evidenciando la convivencia de las distintas identidades y formas de relacionarse con el mundo, en igualdad de derechos.
Carmen Moreno

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