Josune Méndez de la Cruz
Secretaria general de la Asociación de Empresas de Servicios para la Dependencia (Aeste)
En este momento una de las mayores preocupaciones es la falta de personal que existe para poder prestar atención a las personas mayores en los distintos servicios que se ofrecen. Este problema se viene arrastrando de un tiempo a esta parte, pero la preocupación aumenta si miramos al futuro teniendo en cuenta, por una parte, el envejecimiento de la población, que traerá consigo un mayor número de personas a las que será necesario prestar servicio, y, por otra, el incremento de las ratios que está previsto, que requerirá también un mayor número de profesionales. Actualmente, la falta de enfermeras es acuciante, así como de médicos, pero también hacen falta más gerocultoras, terapeutas ocupacionales, psicólogos y fisioterapeutas.
A la vez, preocupa la sostenibilidad del propio sector. Es necesario ir adaptándose al nuevo escenario que se nos presenta (nuevas normativas, mayor demanda, nuevo perfil de persona mayor que accede a los servicios…). Pero esta realidad no viene acompañada de la dotación económica necesaria para una correcta adaptación de las empresas. Sumado a esto, la Ley de Desindexación que impide la revisión de los precios estipulados en los contratos de servicios públicos que gestionan empresas de forma indirecta, aun en situaciones de excepcionalidad como la que atraviesa la inflación actual en España, entre otros, no hacen más que aumentar la incertidumbre en el sector.
Esta incertidumbre socioeconómica hace que ya se esté empezando a notar una ralentización en la inversión, que no hará más que dificultar la respuesta que debemos dar como sociedad a la demanda de plazas existente en los distintos servicios a medio y largo plazo.
Vamos a promover que se busquen soluciones para abordar la falta de profesionales, favorecer una mejor coordinación sociosanitaria, mayor dotación económica a los servicios que se ofrecen y actualización de los precios, entre otros.
Efectivamente considero que el sector de los cuidados a las personas mayores carece del reconocimiento e imagen que se merece. Considero que uno de los orígenes de la imagen que tiene el sector del cuidado a las personas mayores es la propia imagen de la vejez en nuestra sociedad: por lo general, lo que rodea a la vejez, la dependencia… no gusta.
Además, a esto debemos sumarle la falta de información y conocimiento por parte de la sociedad de cómo se trabaja en el sector y de las dificultades que desde el propio sector se hace frente día a día para ofrecer el mejor de los servicios, un servicio de calidad.
Por otra parte, considero que existe un discurso demagógico que rodea al sector que no beneficia en absoluto a su imagen, que se trasladan mensajes confusos y sin rigor sobre el mismo a la sociedad, y que todo ello provoca una gran desconfianza en la sociedad, difícil de revertir.
Los últimos años, la llegada del COVID y la situación excepcional y durísima vivida en las residencias no ha hecho más que empeorar la imagen del sector de manera totalmente injusta, bajo nuestro punto de vista.
Como sector debemos poner todos nuestros esfuerzos para revertir esta situación; pero no lo podemos hacer solos. Considero imprescindible trabajar conjuntamente con todos nuestros grupos de interés como pueden ser la administración, medios de comunicación, organizaciones sindicales, usuarios y familias. Aunque como sector seamos los directamente afectados por esta situación, existe una responsabilidad compartida y, en este sentido, necesitamos la implicación y la toma de conciencia de todos los agentes para poder proyectar una imagen que se acerque más a la realidad.
Además, como sector, debemos aumentar nuestros esfuerzos en comunicar más y mejor lo que hacemos, tratar de llegar a toda la sociedad, potenciar más la transparencia para ganar confianza, actuar siempre con coherencia entre lo que hacemos y lo que decimos y, por supuesto, reconocer aquello que no hemos hecho bien cuando eso ocurra.
¿Cómo se puede conseguir el reconocimiento que se merece este sector tan importante y necesario?
Existen muchos motivos para poner en valor el sector del cuidado a las personas mayores. Debemos ir todos de la mano y encontrar la fórmula para transmitir que es un recurso esencial en el que se trabaja con absoluta profesionalidad, que es clave para evitar el colapso del sistema público de salud y que es un motor laboral y fundamentalmente femenino. También, que es un sector que ayuda a resolver situaciones complejas en los domicilios, que ayuda a combatir la soledad de las personas mayores y que se trabaja desde la prevención, contribuyendo al bien común. En definitiva, se trata de dotar al sector de la visión estratégica que realmente tiene en nuestro país y en nuestra sociedad.
El sector del cuidado a las personas mayores cuenta con grandes profesionales que trabajan día a día por prestar unos servicios de calidad, tanto en las residencias, centros de día como en los servicios de ayuda a domicilio y teleasistencia. Sin ninguna duda, son el motor principal que hace que todo funcione, por lo que es necesario brindarles del reconocimiento social que se merecen. El reconocimiento social de los profesionales de los servicios de atención a mayores va totalmente ligado al reconocimiento del papel estratégico y esencial del sector, al que ya he hecho mención anteriormente.
En los últimos años se han promovido normativas y legislaciones que pretenden mejorar el modelo de atención que se ofrece a las personas mayores que viven en sus casas y en las residencias. ¿Cómo afectan estas normativas a las empresas de servicios para la dependencia?
Aunque estamos convencidos de que era necesario avanzar en el desarrollo de un nuevo modelo de cuidados que, además, favoreciera que las personas mayores permanecieran en sus domicilios el mayor tiempo posible, consideramos que las últimas normativas promovidas son justamente eso, normativas, y que por lo tanto no pueden ser consideradas un modelo de atención en tanto en cuanto estas normas solo por sí mismas no garantizan una mejor calidad de atención y una atención más personalizada.
En este sentido, pensamos que el servicio de los cuidados a mayores en España podría estar en riesgo si no se estudia un nuevo marco de financiación y se dota del tiempo suficiente para poder hacer la adaptación a los criterios de acreditación y calidad de los centros y servicios del Sistema para la Autonomía y Atención a la Dependencia (SAAD) que se establecen en el conocido “Acuerdo Belarra”.
Más concretamente nos encontramos con los siguientes problemas:
El servicio de los cuidados a mayores en España podría estar en riesgo si no se estudia un nuevo marco de financiación y se dota del tiempo suficiente para poder hacer la adaptación a los criterios de acreditación y calidad de los centros y servicios del sistema de dependencia
Creo que se está avanzando en ello, pero más lentamente de lo que a todos nos gustaría. Debemos ir hacia un modelo mucho más ágil y flexible donde se favorezca y facilite mucho más la permanencia de las personas mayores dependientes en su domicilio a través de un sistema de atención en el domicilio mucho más sólido y ambicioso.
Por otra parte, el sistema en general debe dotarse de una mayor capacidad de reacción y agilidad ante los cambios que pueden ocurrir en las personas mayores y debe ser capaz de adaptarse a las necesidades concretas que vaya mostrando la persona en cada momento, dependiendo de su circunstancia.
Además, el perfil de persona mayor usuaria de los distintos servicios está cambiando y en este sentido, debemos ser capaces de adaptarnos a las exigencias y necesidades de este nuevo perfil con el que ya estamos trabajando y en el que estamos poniendo todos nuestros esfuerzos para estar a la altura de sus inquietudes.
Muy al hilo de lo que comentaba anteriormente, entendemos que la continua adaptación a las diferentes etapas del envejecimiento y las necesidades de las personas, deben ser sin duda el centro de las políticas sociales, debiendo existir unos servicios acordes a cada momento de la vida de las personas y entre los que el propio usuario pueda ir eligiendo en función de las necesidades que más se adaptan al momento en el que se encuentra, permitiéndole disponer de los apoyos necesarios para poder permanecer en su propio entorno. Debemos, por tanto, ir hacia un sistema flexible que tenga en cuenta la heterogeneidad existente y las particularidades y necesidades de las personas.
Las empresas están muy preocupadas por, con los recursos existentes, personalizar al máximo los cuidados de las personas usuarias. Estar pendiente de sus necesidades particulares, inquietudes, conocerlas en profundidad, etc. para poder darles un servicio de gran calidad; tanto a ellas como a sus familias. En este sentido, los distintos recursos no dejan de trabajar y de innovar en la puesta en marcha de distintos programas y actividades que favorezcan esta atención personalizada.
Respecto a AESTE, las empresas nos trasladan las dificultades que se encuentran en el camino para que, todos unidos, podamos incidir de la manera más efectiva posible en avanzar en el sentido que más favorezca a las personas mayores. Tenemos sin duda la experiencia y el conocimiento, y en este sentido, tenemos mucho que decir y aportar en el diseño del modelo de atención a mayores hacia el que queremos ir.
Desde las empresas se promueve la formación continua de las personas trabajadoras de los centros de tal forma que estén siempre actualizadas para prestar el mejor de los servicios. En cuanto a sus condiciones laborales, como AESTE, nuestros esfuerzos se centran en poner en valor el sector en los distintos foros donde se nos tiene en cuenta incidiendo de la necesidad de dotarlo de los recursos necesarios para que las condiciones laborales de las personas trabajadoras puedan también mejorar.
Desde AESTE consideramos fundamental la colaboración público-privada para el buen desarrollo del sistema de cuidados de las personas mayores en nuestro país. En este sentido, desde AESTE estamos en constante contacto y promovemos relaciones con todos los agentes involucrados, trasladando necesidades y participando en foros y grupos de trabajo donde de manera conjunta podamos avanzar en mejorar esta coordinación en beneficio de un modelo óptimo de cuidados.
Nuestro objetivo principal este año es promover que el cuidado a los mayores esté en la agenda política. En este sentido, debemos incidir en las necesidades reales del sector, para que los mecanismos de coordinación, recursos y políticas que se destinen y se pongan en marcha vayan realmente alineadas y acorde a las respuestas que necesitamos como sector, pero también como sociedad. Para ello, vamos a trabajar a distintos niveles de la Administración, y tanto a nivel estatal como autonómico. Vamos a promover que se busquen soluciones para abordar la falta de profesionales, favorecer una mejor coordinación sociosanitaria, mayor dotación económica a los servicios que se ofrecen y actualización de los precios, entre otros.
Uno de los principales retos es afrontar la inseguridad jurídica que ha provocado a las empresas la nueva normativa de criterios de acreditación. Relacionado con esto también, y como ya he expresado anteriormente, la falta de profesionales para poder responder a la demanda de cuidados existente y a los requerimientos de las nuevas ratios de atención.
Además, poder hacer frente a la subida de los costes sin una revisión de precios de los contratos y relacionado con todo lo anterior, mejorar la imagen del sector y en este sentido, ser capaces de la mano de los agentes implicados, de darle al sector y a los profesionales que trabajan en él el lugar que se merecen.
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