Juan Tomás Martín
Coordinador del CENIE, centro integrado en la Fundación General de la Universidad de Salamanca (FUSAL)
El cambio sociodemográfico es un fenómeno que está cambiado el mundo. Es necesario tener mayor conocimiento sobre la longevidad y las nuevas sociedades longevas, y ese es el principal objetivo del Centro Internacional sobre el Envejecimiento (CENIE). Los investigadores de este centro trabajan para dar respuesta al fenómeno de la longevidad y “para que dichos esfuerzos se traduzcan en un mayor bienestar, y en una sociedad más integradora, inclusiva y sostenible”, explica su coordinador Juan Tomás Martín. Con él reflexionamos sobre la importancia de un cambio cultural, basado en el conocimiento; sobre la economía de la longevidad; sobre la fórmula para la jubilación; sobre la salud preventiva y sobre la búsqueda de un modelo sociedad que mejore la calidad de vida.
El Centro Internacional sobre el Envejecimiento (CENIE) es un hub de conocimiento sobre la longevidad y las nuevas sociedades longevas. Es una respuesta a un fenómeno que está cambiando el mundo: el cambio sociodemográfico. El objetivo de CENIE es, por tanto, anticipar los análisis necesarios para identificar propuestas a las oportunidades y desafíos que conlleva la ampliación del ciclo vital; no podemos obviar el hecho de que, actualmente y más en un futuro próximo, tenemos ante nosotros nueve o más décadas de vida, conviviendo, en un mismo período de tiempo, cinco o más generaciones.
Igualmente, queremos sensibilizar y concienciar a la sociedad de la necesidad de llevar a cabo un cambio cultural, basado en un mayor conocimiento que nos permita envejecer bien y optimizar todas las posibilidades surgidas de los avances sociales, científicos y tecnológicos.
Entre las principales líneas de trabajo de CENIE están, en el lado de las oportunidades, la Economía de la Longevidad y, en la parte de los desafíos, la búsqueda de un modelo que mejore la calidad de vida, en el marco de una sociedad integradora e inclusiva y de un Estado de Bienestar que sea sostenible económicamente.
Dentro de la búsqueda de este modelo nos hemos centrado en 10 áreas de actuación: salud financiera, cultura y ocio; capacidad física; salud; justicia y relaciones intergeneracionales; ciclo laboral; educación a lo largo de toda la vida; hábitats y vivienda; inclusión y cohesión; voluntariado y participación.
Así hemos analizado la etapa de transición del trabajo/no trabajo; cómo formar, desde la infancia, en lo que es la longevidad, al fin y al cabo, a día hoy, el 50 % de los niños y niñas nacidos en países avanzados, como España, van a vivir más e 100 años; cómo promover un envejecimiento saludable potenciando la atención preventiva en nuestros sistemas públicos de salud; cómo responder a situaciones, tan presentes, como son la soledad no deseada y el aislamiento social; cómo favorecer una salud financiera que permita el disfrute de vidas prolongadas y dignas; por supuesto, la importancia trasversal que las relaciones intergeneracionales tienen; cómo si diseñar nuestros hábitats. En definitiva, queremos tener una visión global y multidisciplinar de las nuevas sociedades que están emergiendo.
Entre las principales líneas de trabajo de CENIE están, en el lado de las oportunidades, la Economía de la Longevidad y, en la parte de los desafíos, la búsqueda de un modelo que mejore la calidad de vida
Desde CENIE consideramos que hay dos cuestiones clave: una de ellas es cómo podemos hacer que esos años ganados reviertan sobre el conjunto de la sociedad, tanto individual como colectivamente. La segunda tendría que ver con la necesaria reformulación del Estado del Bienestar en el contexto de una mayor longevidad preservando los derechos sociales asociados, tanto en su calidad como en su sostenibilidad económica.
Indudablemente, la longevidad y el envejecimiento traen consigo desafíos, pero también muchas oportunidades que no deben dejarse de lado. Y la clave será maximizar las oportunidades que surgen de dos características de las vidas más largas. La primera es el hecho de que una vida más larga implica más tiempo en el futuro. Esto significa que a cada edad hay más incentivos para invertir en la salud, las habilidades, las relaciones y el sentido de la vida. La segunda es reconocer que la forma en que envejecemos no es determinista, sino que puede estar influida por una amplia gama de comportamientos, políticas y cambios en nuestro entorno.
En el siglo XX surgió una vida en tres etapas: educación, trabajo y jubilación. Sin embargo, a medida que la esperanza de vida aumenta y la probabilidad de vivir hasta los 100 años se convierte en un escenario plausible para muchos, simplemente alargar una vida de tres etapas retrasando la edad de jubilación no es la mejor opción. En su lugar, es probable que surjan carreras de varias etapas a medida que los trabajadores mayores sigan trabajando durante más tiempo, pero en diferentes funciones, potencialmente en diferentes sectores y haciendo un mayor uso del trabajo a tiempo parcial y flexible. Las carreras se alargarán en respuesta a la mayor esperanza de vida y se caracterizarán por más transiciones y más etapas.
Las consecuencias de esto son numerosas:
La forma en que envejecemos no es determinista, sino que puede estar influida por una amplia gama de comportamientos, políticas y cambios en nuestro entorno
Una prioridad es que la transición demográfica se convierte en una transición de la longevidad. El nuevo imperativo es envejecer bien, y ello da prioridad al envejecimiento saludable. Para lograrlo, los gobiernos deben elevar la importancia de la esperanza de vida saludable como objetivo.
Aumentar la esperanza de vida saludable requiere un cambio importante hacia la salud preventiva. A medida que la sociedad envejece, la carga de la enfermedad se desplaza hacia las enfermedades crónicas y no infecciosas, lo que hace que la intervención sea costosa y menos eficaz. Es mucho mejor centrarse en la prevención. Esto, a su vez, requerirá importantes reasignaciones de los presupuestos sanitarios existentes. También requerirá un sistema sanitario que vaya más allá de los pilares convencionales de la atención primaria y la atención hospitalaria, donde las personas llegan bien con una determinada sintomatología o, directamente, con una patología. Necesitamos el surgimiento de un nuevo pilar: la atención preventiva; solo desde su consideración podremos abordar un envejecimiento saludable.
En la sociedad de la longevidad, es hora de redefinir las nociones tradicionales sobre la salud financiera. Nuestras normas culturales y nuestros estándares para la educación financiera deben cambiar a medida que las personas viven más tiempo y deben ser responsables de su propio bienestar económico.Por ello, buscamos dar respuesta a preguntas como: ¿Cómo formar y transmitir esa capacidad financiera que es imprescindible para afrontar, con independencia y estabilidad, una mayor longevidad? ¿Quién, cómo y desde dónde formar esas capacidades financieras? ¿Tenemos los conocimientos necesarios para tomar autónomamente decisiones respecto a nuestra estabilidad financiera? ¿No es urgente afrontar la formación en temas como la “no planificación de la jubilación”, “la ampliación del período temporal de jubilación”, o el “ahorro insuficiente”?
Ante el fenómeno de las nuevas sociedades longevas, con motivo del aumento en la esperanza de vida, la intergeneracionalidad debe ser una cuestión presente en todas las etapas. La guía contribuye a conceptualizar la intergeneracionalidad y afrontar los retos que plantea a la sociedad en la actualidad. También tiene como propósito el de cambiar, mejorar y modificar los aspectos de la nueva longevidad, al ofrecer la oportunidad de reformular nuestras propias narrativas en torno a la última etapa de la vida a través de un proceso de aprendizaje común. Dichas recomendaciones se recogen en un decálogo formulado por expertos.
En concreto, la intergeneracionalidad debe ser entendida como un aspecto transversal para toda la sociedad, desde una nueva perspectiva. La clave, además de trabajar juntos, está en hacerlo mejor.
CENIE trabaja en estrecha colaboración con organismos internacionales y otras instituciones relevantes para incidir en el desarrollo de políticas que promuevan una longevidad saludable, activa y digna. Esto incluye realizar estudios, recopilar datos, identificar necesidades y desafíos, y generar recomendaciones. También trabajamos en la sensibilización y la defensa de los derechos de las personas, promoviendo una inclusión social efectiva. A través de nuestra experiencia y colaboraciones con expertos nacionales e internacionales, CENIE fomenta la necesaria colaboración entre las personas que lideran la investigación en este campo, lo que implica propiciar, además, el encuentro entre ese colectivo científico y las instituciones políticas, sindicales y empresariales.
CENIE trabaja en estrecha colaboración con organismos internacionales y otras instituciones relevantes para incidir en el desarrollo de políticas que promuevan una longevidad saludable, activa y digna
CENIE, el Centro Internacional sobre el Envejecimiento, es un organismo promovido por la Fundación General de la Universidad de Salamanca y, desde su inicio, partió de una premisa: “la ciencia es colaboración”; en este sentido, ha establecido acuerdos de colaboraciones con instituciones académicas y centros de investigación que están marcando la frontera del conocimiento en múltiples áreas científicas, desde la economía a la genética, desde la ciencia del comportamiento a la psicología social; igualmente, ha sido proverbial favorecer la transferencia de conocimiento a través de los expertos más prestigiosos relacionados con el envejecimiento y la longevidad.
En los trabajos de investigación se impulsa la cooperación científica, tanto en el ámbito nacional como internacional, y siempre tratamos de que en su realización interactúen con las vanguardias científicas en los campos que tratan. Creemos firmemente en la lapidaria frase: “Si he llegado a ver más lejos que otros es porque me subí a hombros de gigantes”.
En CENIE trabajamos para dar respuesta al fenómeno de la longevidad y para que dichos esfuerzos se traduzcan en un mayor bienestar, y en una sociedad más integradora, inclusiva y sostenible. En un entorno dinámico y cambiante, es importante avanzar de manera rápida y decidida, donde cada aporte es de suma importancia para hacer frente a los retos.
Durante el año pasado dedicamos una atención relevante a lo que podríamos denominar “nueva medicina”, en el foro científico Age Open Science, donde durante dos días, científicos e investigadores a la vanguardia en los estudios sobre envejecimiento y longevidad como Juan Carlos Izpisúa, María Blasco, Steve Horvath, Vera Gorbunova, Pura Muñoz, Cynthia Kenyon, Manuel Serrano, Tom Rando, entre otros, dieron a conocer sus principales investigaciones y avances a la sociedad en un novedoso formato de “ciencia en la calle” gracias al cual, en los lugares más emblemáticos de Salamanca, hablaron sobre sus trabajos sobre regeneración y rejuvenecimiento celular, una revolución científica de increíble dimensión.
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