Según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE, 2008), en España hay 1.064.000 personas con distintos grados de sordera, lo que supone el 2 % de la población y el 28 % del total de personas con discapacidad. Un colectivo numeroso que debe ser escuchado, más aún si hablamos de la accesibilidad en el ámbito sociosanitario. Las personas sordas tienen derecho a ser atendidas en igualdad de condiciones y, por tanto, hay que evitar situaciones que generen confusión o ansiedad, así como diagnósticos o tratamientos erróneos. Si bien las personas sordas tienen derecho a contar con un intérprete de lengua de signos para comunicarse con el personal sanitario, en demasiadas ocasiones se ven en la necesidad de recurrir al lápiz y papel o a intentar leer los labios. Para mejorar la comunicación en entornos sociosanitarios, la Confederación Estatal de Personas Sordas (CNSE) propone, por ejemplo, pantallas luminosas que complementen a la acústica, servicio inmediato de interpretación, videointerpretación y, sobre todo, una mayor voluntad de la sociedad para entender y compartir sus necesidades.
Comunicación en el sistema sociosanitario
La falta de información accesible nos convierte en un colectivo especialmente vulnerable en casos de emergencia, tanto social como sanitaria
Otros recursos que ayudarían a mejorar la comunicación pasan por la necesaria formación, tanto de las propias personas sordas como de los profesionales del ámbito sanitario. En 2015, la CNSE puso en marcha un programa a cargo del 0,7 % del IRPF para la promoción accesible de hábitos saludables, que se concretó en un ciclo de conferencias que se imparten por todo el territorio español sobre la salud integral de las mujeres sordas y la elaboración de un folleto informativo (www.cnse.es/uploaded/publicaciones/04032015092332_4201.pdf) para que los profesionales de la salud conozcan cuáles son las necesidades de estas mujeres y con qué recursos pueden tener una comunicación accesible.
Por otra parte, Concha Díaz destaca que es necesario adaptar los servicios de aviso de los centros sanitarios e incorporar en las salas de espera pantallas o letreros luminosos para que cuando llamen a consulta a una persona sorda, ésta pueda enterarse. “Recientemente, un paciente sordo de Almería pasó siete horas en urgencias por esta falta de accesibilidad”, añadió.