Las personas con discapacidad ven vulnerados sus derechos en muchos ámbitos de la vida. También en el laboral, porque hoy sigue siendo discriminatorio el acceso al mercado del trabajo para ellas. Una discriminación que impide, en muchos casos, el desarrollo personal de cada uno, que menoscaba su autoestima y que limita su participación social de pleno derecho. ¿Cuáles son las barreras que se encuentran las personas con discapacidad a la hora de acceder a un trabajo? ¿Están las empresas concienciadas del valor que aportan las personas con discapacidad en sus organigramas? Respondemos a estas y otras preguntas en este reportaje centrado en conocer, además, experiencias reales de inclusión laboral de un colectivo que aún tiene mucho que aportar profesionalmente.
El artículo 23 de la Declaración Universal de Derechos Humanos afirma que “toda persona tiene derecho al trabajo, a la libre elección de su trabajo, a condiciones equitativas y satisfactorias de trabajo y a la protección contra el desempleo”, y el artículo 27 de la Convención dispone que las estructuras generales deben ser inclusivas, lo que permitiría que las personas con discapacidad participen en el mercado de trabajo y trabajen en condiciones de igualdad con las demás. A pesar de normativas internacionales como esta, la realidad laboral que viven las personas con discapacidad dista mucho de ser equitativa.
Según los datos de 2021 del Real Patronato sobre Discapacidad, en su “Libro blanco sobre empleo y discapacidad”, la participación en el mercado laboral de las personas con discapacidad se sitúa en el 34,6 %, 43,1 puntos inferior a la de la población sin discapacidad. La tasa de empleo fue del 26,9 %, más de 39 puntos inferior a la de las personas sin discapacidad. Si nos centramos en los datos relativos a la tasa de paro, se constata que la de las personas con discapacidad era casi ocho puntos superiores a la de la población sin discapacidad (22,5 % frente a 14,7 %).
Estos datos hacen necesario tomar medidas en este sentido y confirman que el acceso al empleo de las personas con discapacidad sigue siendo discriminatorio, máxime para las personas con una discapacidad grave. Una situación que revierte directamente en la participación activa de este colectivo en la vida social y económica, así como en su desarrollo personal. Hablar de integración real, de inclusión, pasa inevitablemente por la igualdad en el acceso al mercado laboral.
Según los datos del Instituto Nacional de Estadística, a partir del Informe “El empleo de las personas con discapacidad”, de diciembre de 2023, el 35,3% de las personas de 16 a 64 años con discapacidad oficialmente reconocida en 2022 eran activos, 0,7 puntos más que en el año anterior. Esta tasa de actividad era 42,7 puntos inferior a la de la población sin discapacidad. La tasa de empleo de las personas con discapacidad fue del 27,8% (del 68,1% para las personas sin discapacidad), con un aumento de 0,9 puntos respecto a 2021. El 90,4% de los ocupados eran asalariados y, de estos, el 77,8% tenía contrato indefinido. La tasa de paro del colectivo con discapacidad fue del 21,4%. Esta tasa, 1,1 puntos menor que la de 2021, era 8,6 puntos superior a la de la población sin discapacidad.
En 2023 se dio un paso importante para buscar esa igualdad. Se publicó el “Libro blanco sobre empleo y discapacidad”, impulsado por el Real Patronato sobre Discapacidad (Ministerio de Derechos Sociales y Agenda 2030), el Ministerio de Trabajo y Economía Social, el CERMI y la Fundación ONCE. Un documento que insta a tomar medidas para asegurar la igualdad de oportunidades en el acceso al mercado laboral de las personas con discapacidad.
Algunas tecnologías como el reconocimiento de voz y los sistemas de interpretación visual, hacen posible que las personas con discapacidad sensorial y motora puedan interactuar de manera autónoma en los entornos de trabajo
Medidas que irán, paulatinamente, ayudando a cambiar la realidad del mercado laboral para este colectivo. Porque, no hay que olvidar que el trabajo es una herramienta imprescindible para la igualdad. Como explica el jefe de Experiencia de Empleado y Salud de ILUNION VidaSénior, Pedro Olmedo, un empleo en las condiciones adecuadas es una fuente de salud y de bienestar. El trabajo, refiere, “te genera bienestar y refuerza tu autoestima cuando ves que aportas a la sociedad y tu trabajo se reconoce. Además, las propias actividades, medidas y recursos que se ponen a disposición del trabajador permiten cuidarte más tanto física como emocionalmente”.
El trabajo permite gozar de independencia económica para poder avanzar con los proyectos de vida, que es “muy importante ya que muchas personas con discapacidad sufren discriminaciones solapadas”. Olmedo asegura que muchas de las compañeras que trabajan en la empresa han sufrido varias de estas discriminaciones, “como son tener discapacidad, ser extranjera, ser mujer y tener cierta edad. Con un trabajo adecuado para las capacidades de cada persona todo esto se minimiza”, concluye.
La IA para mejorar la accesibilidad laboral
Según el “Estudio de empleabilidad y talento digital 2024”, realizado por la Fundación VASS en colaboración con la Fundación Universidad Autónoma y con la ayuda del HUB Tecnológico X Talento Digital de Fundación ONCE y el CEDID, la Inteligencia Artificial (IA) está revolucionando el acceso al mercado laboral para las personas con discapacidad.
El estudio pone de manifiesto que la IA generativa se está posicionando como motor clave para la inclusión laboral, gracias a su capacidad para personalizar herramientas y tecnologías adaptadas a las diferentes necesidades de los trabajadores con discapacidad. Porque algunas tecnologías, como el reconocimiento de voz y los sistemas de interpretación visual, hacen posible que las personas con discapacidad sensorial y motora puedan interactuar de manera autónoma en los entornos de trabajo. Como se apunta en el mencionado documento, esto no solo les otorga mayor independencia, sino que, además, facilita su integración en equipos de alto rendimiento donde su talento puede aprovecharse al máximo.
De este modo se mejora la calidad de vida de las personas con discapacidad al mismo tiempo que se aporta un valor añadido a las empresas en las que trabajan. Por tanto, y bajo este prisma, las tecnologías adaptadas, permiten a las empresas ser más competitivas, más eficientes y maximizar la productividad de todos sus empleados.
Es cierto que para hacer efectiva esa integración, las empresas deben desarrollar programas de formación y empleo específicos para personas con discapacidad. Como están haciendo ya varias firmas junto a entidades como la Fundación ONCE y la Fundación VASS. Pero la inclusión real, más allá de la propia tecnología, pasa por el compromiso de las organizaciones para adoptar las soluciones adaptadas y accesibles que necesiten. Un compromiso que está avalado por el derecho al trabajo reconocido en la Convención de la Organización de Naciones Unidas sobre los Derechos de las personas con discapacidad. Su artículo 27 reza así: “El empleo con apoyo es un empleo competitivo en entornos integrados, para aquellos individuos que tradicionalmente no han tenido esta oportunidad, utilizando entrenadores laborales preparados adecuadamente y fomentando la formación sistemática, el desarrollo laboral y los servicios de seguimiento entre otros”.
Integración efectiva y enriquecedora
En nuestro país existen algunos ejemplos de integración real de personas con discapacidad en la plantilla de algunas empresas. Una integración que enriquece el sistema de trabajo y que refuerza la calidad humana de todos. Es el caso de ILUNION VidaSénior, empresa que como explica su jefe de Experiencia de Empleado y Salud, Pedro Olmedo, “cuenta con unos 42.000 trabajadores de los que un 42% son personas con discapacidad”.
Como parte del Grupo Social ONCE, esta cifra reafirma la convicción de la firma de que “otra forma de hacer empresa es posible, y que se puede generar rentabilidad económica pero también rentabilidad social”. Y es una premisa que impregna todo el trabajo de ILUNION, porque “uno de nuestros pilares fundamentales son las personas y lo materializamos a través de la creación de empleo de calidad para los colectivos más desfavorecidos: personas con discapacidad, colectivos vulnerables, personas mayores de 55, etc.”, añade Olmedo.
La apuesta por la integración de las personas con discapacidad se reafirma en el hecho de que es uno de los colectivos que más ha crecido en la plantilla en los últimos años. “En nuestras plantillas puedes encontrar compañeros y compañeras con diferentes discapacidades: física, orgánica, sensorial auditiva, visuales y mentales, entre otras”. Hoy ILUNION VidaSénior integra a 282 trabajadores con alguna discapacidad reconocida “que ejecutan su trabajo diariamente de manera ejemplar”, apostilla.
Como parte del Grupo Social ONCE, ILUNION VidaSénior conoce de primera mano cuáles son las principales limitaciones que se encuentran las personas con discapacidad a la hora de acceder al empleo. Olmedo señala que cuando una persona con discapacidad busca trabajo, “en muchos casos se ven obligados a eliminar esta condición de su currículum, ya que, debido al estigma social y a los prejuicios, las empresas ni siquiera se plantean darles una oportunidad, pensando que no van a ser productivos o van a generarles problemas”.
También señala que, en muchos casos, los costes de adaptación de los puestos de trabajo frenan a las empresas a la hora de contratar a personas con discapacidad. E incluso ni se plantean la adaptación, “lo que a la larga impide un correcto desarrollo profesional de la persona con discapacidad”. Situaciones que no se producen en ILUNION VidaSénior, como explica nuestro interlocutor, ya que cuando estos trabajadores llegan a esta empresa “se encuentran tantas facilidades y oportunidades de ser uno más en el trabajo que les sorprende y empiezan a comprender y creer en el propósito de ILUNION: construir un mundo mejor con tod@s incluidos”, señala.
Una inclusión que enriquece a la empresa porque, como apunta Olmedo, la diversidad “aporta a la cultura de las organizaciones innovación, empatía, mejor entendimiento con el cliente y pensamiento crítico, entre otros aspectos”. En ILUNION VidaSénior lo comprueban a diario, ya que algunos de estos trabajadores con discapacidad tienen unas historias de vida y de superación “que ayudan con su ejemplo a relativizar los problemas, a mejorar su compromiso y compañerismo y, sobre todo, a incrementar su capacidad de resiliencia y superación”.
Un enriquecimiento que va más allá de la relación entre compañeros, incidiendo también en el destinatario final de su trabajo, en este caso, en los usuarios de los servicios que ofrece ILUNION VidaSénior. Porque debido a la necesidad que tienen de ir superando barreras, “tienen grandes valores que aplican en su día a día”. Además, concluye Olmedo, “te das cuenta de que pueden tener alguna capacidad mermada, pero tienen otras muy desarrolladas, y estas, enfocadas al cuidado de los usuarios, les hacen profesionales excepcionales”.
El empleo personalizado como motor de inclusión para personas con discapacidad intelectual
En una sociedad donde la inclusión se proclama a los cuatro vientos como un valor esencial, las cifras nos cuentan una historia muy distinta para las personas con discapacidad intelectual o del desarrollo. Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), su tasa de actividad laboral es del 36,4%, casi 42 puntos menos que la población sin discapacidad, y la tasa de empleo no supera el 23,8%. Estas estadísticas no solo reflejan una realidad desigual, sino también un desafío que debemos enfrentar sin perder un solo segundo.
Conscientes de esta situación, desde Plena Inclusión Madrid -en colaboración con 12 entidades de REDempleo- y la Agencia para el Empleo del Ayuntamiento de Madrid, en diciembre de 2023 lanzamos un proyecto innovador: los Itinerarios Personalizados de Empleo. Esta iniciativa busca transformar la realidad laboral de 107 personas con discapacidad intelectual o del desarrollo, un colectivo que sigue enfrentando barreras estructurales, como la falta de itinerarios formativos adaptados, entornos no accesibles, y el desconocimiento por parte de las empresas del talento que aportan, una problemática que perpetúa estereotipos y temores infundados.
El corazón de este proyecto es el empleo personalizado, una metodología que rompe con la rigidez de los procesos tradicionales de selección. Aquí la relación laboral se redefine para satisfacer tanto las necesidades de la persona como las de la empresa, diseñando puestos de trabajo a medida y aprovechando todo el talento que tienen que aportar las personas con discapacidad intelectual o del desarrollo. Este enfoque no solo dignifica a las personas con discapacidad, al valorar sus habilidades, sino que también beneficia al tejido empresarial al incorporar perspectivas diversas y enfoques innovadores.
En menos de un año, los resultados ya hablan por sí solos:
- 107 personas han completado la fase de descubrimiento, identificando sus talentos y áreas vocacionales.
- Más de 60 entrevistas en empresas privadas han abierto puertas que antes permanecían cerradas.
- Se espera que 33 personas logren una inserción laboral efectiva en entornos ordinarios.
Pero los números no son el único logro. Este proyecto es también una lección de trabajo en red, innovación y compromiso social. La puesta en común de experiencias entre todos los agentes implicados, una jornada de intercambio y una campaña de visibilización en LinkedIn están siendo hitos que nos están permitiendo escalar el impacto y desafiar los prejuicios sociales.
El empleo personalizado no es solo una metodología; es un mensaje de esperanza. Nos recuerda que la verdadera inclusión no llega adaptando a las personas a sistemas ya existentes, sino transformando esos mismos sistemas para que sean accesibles, justos y humanos.
En un mundo donde el trabajo es un derecho y no un privilegio, iniciativas como esta demuestran que es posible romper barreras y construir una sociedad donde todos, sin excepción, tenemos un lugar en el que aportar talento y desarrollar un proyecto de vida pleno.
