En poco más de 15 años, la teleasistencia evoluciona desde una telealarma, un sistema que alertaba de situaciones de emergencia, movilizaba los recursos necesarios y apenas existía comunicación bidireccional entre el centro de atención especializado y la persona usuaria; a un servicio regulado y profesionalizado, que ofrece una respuesta más amplia que incorpora conceptos más proactivos como el seguimiento periódico del estado del usuario e incorpora servicios de intervención domiciliaria.
La teleasistencia avanzada da un paso más e incluye, además de las prestaciones brindadas hasta ahora, apoyos tecnológicos complementarios dentro y fuera del domicilio, que permiten la detección automática de potenciales situaciones de riesgo, gracias a la interconexión de los servicios de información y de los profesionales de referencia de los sistemas sanitario y social.
Por tanto, la teleasistencia avanzada ofrece una atención integral y personalizada en función de las necesidades de los usuarios. El domicilio pasa a tener un papel clave como centro de cuidados y las TIC, supervisadas por profesionales, actúan como instrumento para favorecer la permanencia de la persona en su entorno familiar y sociocomunitario de manera saludable, activa, conectada e informada.
Características y prestaciones
La tecnología de la teleasistencia avanzada debe entenderse como la herramienta que fomenta la cooperación entre todos los agentes implicados en la prestación del servicio y que, al mismo tiempo, permite al usuario asumir un rol activo en el proceso.
Prestaciones:
Detectores de situaciones de riesgo, mediante dispositivos que señalizan e informan de una forma inmediata y automática, tanto en el domicilio del usuario como en la central de alarmas: fugas de gas, incendios, escapes de agua, detectores de caídas…
Detectores de cambios en los patrones normales de actividad empleando detectores de movimiento instalados estratégicamente en el domicilio del usuario (habitación, pasillo, baño, cocina…), dispositivos portátiles detectores de actividad, en forma de pulsera, y/o sistemas de detección de apertura y cierre de puertas (frigoríficos, neveras, puerta de salida a la calle). Estos dispositivos permiten identificar desviaciones del patrón habitual de comportamiento y de actividad de los usuarios: salidas a la calle, hacer la comida, entrar al baño, tiempo de sueño, periodos prolongados de inactividad. Además, favorecen la identificación de potenciales situaciones de contingencia y vulnerabilidad en el domicilio: alteraciones del estado de salud, caídas, problemas de movilidad, inicio de deterioros cognitivos, etc.
Dispositivos de telemonitorización, que permiten realizar la medición desde el domicilio de los usuarios y la transmisión inmediata de la información a la central de alarmas de la tensión arterial, frecuencia cardiaca, oximetría en sangre, temperatura corporal, glucemia sanguínea y peso corporal. La información es valorada instantáneamente por personal sanitario, quien en caso de detectar desviaciones en los parámetros moviliza los recursos sanitarios oportunos.
Accesibilidad universal a la comunicación, mediante el empleo de dispositivos de videoconferencia, dispositivos móviles con comunicación escrita, dispositivos móviles con comunicación mediante pictogramas y dispositivos de señalización visual, acústica y mecánica de llamadas telefónicas.
Incorpora la necesidad de coordinación y colaboración entre el sistema de servicios sociales y los servicios sanitarios en asuntos como pueden ser: gestión de citas médicas, la integración entre plataformas de teleasistencia y de salud, donde puedan intercambiar información, telediagnóstico, etc.
La teleasistencia avanzada ofrece una atención integral y personalizada en función de las necesidades de los usuarios. El domicilio pasa a tener un papel clave y las TIC actúan como instrumento para favorecer la permanencia de la persona en su entorno familiar y sociocomunitario
Por su parte, el director de Servicios de Proximidad de Ilunion Sociosanitario, Domingo Manuel García Fernández-Caro, añade que “la teleasistencia avanzada busca dar respuesta a toda la diversidad de perfiles, que requieren respuestas muy distintas según cada necesidad. Debe ser un servicio universal y accesible para todas las personas sin excepción, no solo para los mayores que puedan presentar situaciones de riesgo por dependencia. Para ello, además de dispositivos tecnológicos capaces de ofrecer respuestas y recoger información más específica y valiosa, requiere la incorporación de nuevos perfiles profesionales capaces de valorar la necesidad tecnológica de cada persona usuaria a partir de las distintas necesidades que presenta en su vida diaria: físicas, funcionales, cognitivas, emocionales, sociofamiliares, de participación con el entorno, etc.”.
Por otra parte, Fernández-Caro subraya que para que telemonitorizar al usuario con dispositivos resulte un éxito, la persona debe comprometerse con el servicio ser capaz de familiarizarse con él e interpretar los resultados para contribuir con su autocuidado. Para todo ello, es imprescindible el apoyo de profesionales técnicamente cualificados que sean capaces de entrenar a los usuarios en el uso de estos dispositivos “y que tras el registro de las biomedidas sean capaces de interpretarlas para, en coordinación con los profesionales de referencia, introduzcan cambios en las pautas de autocuidado que favorezcan un mejor estado de salud y calidad de vida”.
Los usuarios frente a la instalación de sensores
El director general de Atenzia, Florencio Martín Tejedor, destaca que la teleasistencia avanzada tiene medios más sofisticados y, sobre todo, conceptualiza una nueva manera de prestar un servicio de calidad, integrador, individualizado y preventivo en el domicilio del propio usuario.
“En la teleasistencia convencional no se cuestionan cuáles son los hábitos del usuario. Se conservan datos en la ficha personal o de su historia, pero sin una intencionalidad precisa, sin objetivos asistenciales e integradores que mejoren la vida de esa persona. Con la teleasistencia avanzada, los profesionales, tanto del centro de atención como los que intervienen en los domicilios, disponen de información automatizada de la vida de cada usuario y pueden observar lo que hace, si cumple con el patrón de vida establecido o no, y ver en tiempo real lo que sucede sin que tenga que contártelo el cliente”, explica este experto.
Desde su experiencia, el principal beneficio para los usuarios es la seguridad que le proporciona, la tranquilidad y una mayor capacidad de prevenir y de intervenir ante situaciones de riesgo, ya que la información es más fiable, más real y más inmediata. “Los familiares también son receptores de beneficios aportados por la teleasistencia avanzada, especialmente los cuidadores de las personas dependientes. Y a los profesionales se les dota de mejores instrumentos de trabajo y se les da mayores perspectivas de intervenir con criterios establecidos”, asegura Martín Tejedor.
La incorporación de la tecnología no siempre es asumida por las personas de la misma manera. “El 90 % de nuestros usuarios no suelen poner ningún inconveniente al instalarle sensores en su hogar. Sí puede haber, en el caso de las cámaras de vídeo, cierto rechazo. Generalmente, el uso de nuevas tecnologías creadas para facilitar la vida a personas dependientes, para compensar ciertos déficits y para aportarles seguridad y tranquilidad no encuentran resistencia”, concluye el director general de Atenzia.
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