A pesar de esta situación, Ana García reconoce que el outsourcing tiene importantes ventajas: “Convierte costes fijos en variables; aumenta la flexibilidad para realizar cambios según las condiciones del negocio en cada momento; posibilita retribución según resultados; aporta mayor calidad y eficiencia, gracias a la especialización; y posibilita pactos de inversión sin incremento de gastos para el contratista”. Asimismo, apunta que no tiene por qué resultar más caro, ya que “la especialización permite a las empresas que prestan estos servicios la optimización de costes”.
Como ejemplo de centro que recurre a la externalización en lavandería encontramos al Grupo Amma, que casi desde sus orígenes se ha inclinado por esta tendencia, con el fin de “aumentar nuestra calidad en este aspecto, que es uno de los más sensibles, junto a la alimentación y al servicio médico, y más importantes para conseguir la satisfacción de los usuarios”, afirma el director de Comunicación, Marketing y Relaciones Institucionales, Roberto Rodríguez.
En este sentido, es esencial que la empresa que se contrate sea de confianza. Amma, para dar un impulso de calidad a su lavandería ha encomendado esta labor a Flisa, “una de las compañías de mayor implantación y prestigio en el sector sociosanitario”, manifiesta Rodríguez. Asimismo, este convenio responde a un acto de responsabilidad social por parte de Amma, puesto que permite generar 60 puestos de trabajo para personas con discapacidad.
El acuerdo al que Amma ha llegado con Flisa se divide en dos acciones distintas: lavado de la ropa de los usuarios en las instalaciones de la residencia, a la que acudirán los trabajadores de la empresa perteneciente a Fundosa, y servicio de lavado de ropa plana en la central de Flisa.
Para Roberto Rodríguez, entre las ventajas de externalizar, se encuentra la eficiencia en costes, “que es algo muy importante en el sector”. Además, en su caso concreto les permite tener la ropa plana en el mejor estado posible, ya que la empresa de lavandería le repone el material según se vaya deteriorando.
Cómo rentabilizar la lavandería interna
Contar con lavandería interna también es una opción interesante a la que se le puede sacar partido. Entre las ventajas que se le reconocen se encuentran las siguientes:
– Permite ajustar la partida de lavandería porque el control de costes es directo.
– Posibilita el disponer siempre de la ropa cuando se precisa, gracias a la autogestión.
– Se evitan pérdidas durante el transporte, al no salir la ropa del centro.
– Se consigue el nivel de calidad que se desea y se puede personalizar el trato de la ropa de los residentes.
– Se pueden procesar pequeñas cargas si conviene y dar un trato diferenciado a la ropa.
En cualquier caso, el éxito de un servicio de lavandería es tener una respuesta integral, ya que “cada parte del proceso es fundamental para conseguir un buen funcionamiento”, asegura el jefe de producto de la División Comercial de Girbau, Marc Caralt. De hecho, este fue el punto de partida de Girbau cuando creó el Sistema G, un sistema de lavandería específico para geriátricos.
Se trata de un sistema estructurado en kits de equipamiento, en función del número de plazas del centro, que ofrece una solución integral desde la clasificación de la ropa durante la recogida, pasando por el lavado, secado, planchado y almacenamiento.
Además, la empresa asesora al centro de mayores en el proyecto de implantación de la maquinaria en la lavandería para que cumpla los requisitos necesarios para garantizar que el proceso sea higiénico y el más óptimo en cuanto a producción.
El sistema G nació de un estudio que analizó las necesidades de los centros de mayores en función de la tipología y capacidad del centro. “No se limitó al equipamiento, sino a calcular las necesidades reales del centro, definir el equipamiento necesario, la organización de la lavandería y los procesos de trabajo para garantizar la higiene, la productividad y la rentabilidad”, indica Caralt.
Y todo ello, se consigue disponiendo de maquinaria de última generación, adecuada a las necesidades de producción y de calidad del centro, pero también diseñando una lavandería en que la ubicación de los equipos y la formación de los operarios permitan trabajar con la praxis adecuada para conseguir la higiene y la productividad requerida.
En cuanto a la maquinaria, los equipos en Girbau están pensados para alcanzar los siguientes objetivos: limpieza, higiene, rentabilidad, ahorro energético, ergonomía y seguridad. La clave es que cada una de las máquinas se ha pensado para cumplir con estos propósitos, pero a la vez todo el proceso de lavandería está interrelacionado para conseguir estos parámetros. Por ejemplo, las lavadoras ahorran agua, energía y tiempo en cada ciclo, pero además su alta capacidad de centrifugado extrae una gran cantidad de agua, por lo que el proceso de secado puede ser más corto y volver a ahorrar energía. Del mismo modo, las planchadoras disponen del sistema Autospeed que ajusta la velocidad de planchado en función del grado de humedad de la ropa, consumiendo solo la energía necesaria.
Por otra parte, la formación es fundamental, tanto en el uso de la maquinaria, como en el proceso de trabajo, porque permite aumentar la rentabilidad de manera considerable. Debe establecerse una praxis específica para garantizar la higiene máxima. Según explica Caralt, “en la recogida de la ropa en las plantas, en la lavandería y en la entrega, el personal tiene que saber cómo trabajar para evitar la contaminación entre ropa sucia y ropa limpia. Deben conocer que los flujos de circulación de la ropa tienen que prevenir siempre el cruce entre ropa sucia y limpia. Además, los procesos de trabajo tienen que estar estudiados para evitar tiempos muertos, flujos, movimientos y traslados innecesarios”.