Con el paso del tiempo, Bifo se ganó el corazón de todos. Día tras día, Bifo pasó a formar parte de la familia Vitalia Jardín. Los residentes disfrutaban de su compañía, sus juegos y su pelaje. Las familias también lo adoraban, ya que Bifo aportaba bienestar emocional, con un aire de alegría y familiaridad al ambiente.
Yolanda, observó la conexión que se había creado entre Bifo y los residentes y comprendió el impacto positivo que su presencia tenía en todos ellos. Hoy en día, Bifo es más que un perro, es un terapeuta de cuatro patas que llena de alegría el centro:
“Bifo vino a la residencia en octubre del pasado año, tenía 3 o 4 meses cuando llegó y desde ese momento está viviendo allí con nosotros. Bueno, yo me lo llevo a casa a dormir, pero está todo el día allí trabajando, la verdad es que tiene una relación con los mayores increíble”.
Bifo, nunca ha estado destinado a brindar un apoyo de terapia, pero desde su llegada, Bifo ha transformado el ambiente del lugar. Los residentes pasan horas acariciándolo, jugando con él y hasta incluso grabando Tiktoks:
“Colgamos bastantes vídeos de él en TikTok la verdad es que tiene mucho éxito. Las familias están encantadas, en el teléfono de familias colgamos los vídeos y están todos encantadísimos”.
El personal de la residencia también ha notado un cambio positivo en los residentes desde la llegada de Bifo. De hecho, varios estudios demuestran que el contacto con animales puede reducir el estrés, la ansiedad y la depresión, mejorar el estado de ánimo, la autoestima y la calidad de vida:
“Cuando Bifo era pequeño lo llevaba a que recibiese alguna lección de adiestramiento de perros con las pautas básicas: sit, plas… y me dijeron que era un perro muy sensible. Y la verdad es que, aunque vaya todas las tardes un ratito con el adiestrador, la mayoría de las cosas le salen a él de mutuo propio”
Bifo es un ejemplo de cómo una mascota en un centro residencial marca una gran diferencia en la vida de los residentes. Su presencia en la Residencia Vitalia Jardín es un regalo de valor incalculable que ha llenado de amor y compañía a los residentes, haciéndoles sentir más queridos y felices.
“Cuando voy a ver a la abuela, me gusta jugar con Bifo”, familiar de un residente de Vitalia Jardin.
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