Según algunos estudios, más del 50% de los mayores de 65 años padecen algún trastorno del sueño. Esto puede deberse a los cambios fisiológicos que se producen por la edad, así como por las alteraciones relacionadas con ciertas enfermedades o por algunos tratamientos. Con independencia de la causa, desde la Sociedad Española de Neurología (SEN) recomiendan no normalizar el dormir mal o dormir poco. “Si una persona presenta cualquier alteración del sueño, incluidos problemas de insomnio, debe consultar con su médico”, explica la doctora Celia García Malo, coordinadora del Grupo de Estudio de Trastornos de la Vigilia y Sueño de la SEN.
Esta sociedad científica asegura que un 48% de la población adulta no tiene sueño de calidad y el 54% duerme menos de las horas recomendadas, que se establecen entre las 7 y 9 horas diarias. Además, uno de cada tres adultos españoles se despierta con la sensación de no haber tenido un sueño reparador.
Consecuencias de dormir mal
Dormir menos de lo aconsejado afecta a la salud. La doctora García Malo apunta que, “a corto plazo, experimentaremos problemas de capacidad de atención, de productividad y, la sensación de sentirnos cansados y somnolientos durante el día, lo que provocará que estemos más irritables y con peor estado de ánimo”. Además, a largo plazo, “esta falta de sueño se traduce en un mayor riesgo de padecer muchos tipos de enfermedades, algunas potencialmente graves y discapacitantes”, advierte esta neuróloga.
Enfermedades metabólicas como la obesidad y la diabetes, la hipertensión o problemas de colesterol y triglicéridos pueden aumentar significativamente cuando la persona duerme poco. Y, esto, incrementa el riesgo de padecer algún tipo de enfermedad vascular (como ictus o infartos de miocardio) o enfermedades neurodegenerativas (como la enfermedad de Alzheimer).
Por otra parte, la falta de sueño también incrementa el riesgo de sufrir trastornos mentales graves, como la depresión, y se ha vinculado a una mayor incidencia de algunos tipos de cáncer, como el del colon, mama o próstata.
Sueño: calidad, además de cantidad
Para que el sueño sea de calidad, además de la duración, es importante que se tenga en cuenta la calidad. La doctora García Malo apunta que para que el sueño sea de buena calidad, también “debe de ser regular, acorde con nuestro ritmo circadiano o reloj biológico; y continuo, es decir, sin fragmentación y cumpliendo con todas sus fases (sueño ligero, sueño profundo y sueño REM). Por lo tanto, cuando nuestro sueño no tiene una duración adecuada, cuando los horarios de sueño varían en exceso, o nos despertamos frecuentemente, ya no estamos descansando adecuadamente”.
El mejor marcador para conocer si nuestro sueño es suficiente y de calidad tiene que ver con “sentirnos satisfechos y descansados a la mañana siguiente, con energía y bienestar para afrontar nuestra actividad”, afirma esta especialista.
Buenos hábitos de sueño
Desde la SEN recuerdan que priorizar el descanso e incorporar buenos hábitos de sueño supone un impacto positivo para nuestra salud global.
Llevar una vida saludable, realizando ejercicio de forma regular y evitando las comidas copiosas, el alcohol, el tabaco o drogas que puedan alterar nuestro sueño, es crucial. Es importante también tratar de mejorar nuestros niveles de estrés y evitar aquellos elementos que pueden sobreexcitarnos antes de ir dormir, como puede ser el uso de móviles u ordenadores.
Por otra parte, también es importante tratar de adecuar el entorno en el que dormimos para que sea confortable, silencioso y oscuro.
Solución a los problemas del sueño más frecuentes
La SEN alerta de que más de 4 millones de españoles padecen algún tipo de trastorno del sueño crónico y grave. Entre los más habituales se encuentran el insomnio, la apnea obstructiva del sueño, el trastorno del ritmo circadiano, el síndrome de piernas inquietas, las parasomnias NREM, el trastorno de conducta durante el sueño REM, la narcolepsia o la hipersomnia idiopática.
Se trata de alteraciones que requieren ser diagnosticadas y tratadas correctamente. Y el primer paso es consultar al médico. Desde la SEN recomiendan evitar la automedicación. “Muchos remedios para mejorar el sueño, incluso vendidos sin receta en las farmacias, no resultan curativos y favorecen que la persona con problema de sueño se autorresposabilice de ponerle remedio por su cuenta, sin contar con los profesionales indicados. Este hecho supone una gran carga mental y es fuente de preocupación para nuestros pacientes”, señala la doctora García Malo, que explica que “dentro de la evaluación global de los trastornos del sueño, las sociedades científicas estamos promoviendo cada día más la creación de unidades multidisciplinares de sueño, que permitan brindar una atención completa a las personas que presentan estas enfermedades”.
Por ello, se debe recurrir cuanto antes al especialista, ya que la demora en la atención médica puede complicar algunas patologías y cronificarlas. “Cuanto más tiempo lleve la persona durmiendo mal, más tiempo toma volver a resetear el sueño y salir del bucle que lo cronifica”, concluye la coordinadora del Grupo de Estudio de Trastornos de la Vigilia y Sueño de la SEN.