Según explica el investigador del CIBERESP en la UAM, Humberto Yévenes, “nuestros resultados evidenciaron una alta prevalencia de pérdida de audición que se acentuaba aún más cuanto más alta era la frecuencia estudiada y observamos en paralelo el deterioro de las capacidades instrumentales de la vida diaria, de la función física y el aumento de la fragilidad”.
Sin duda, la pérdida de la capacidad auditiva es una condición de salud cada vez más prevalente y se estima que más de 460 millones de personas en todo el mundo la sufren en mayor o menor medida. Por eso con esta investigación se han pretendido analizar sus causas y determinar las asociaciones con otras enfermedades o discapacidades en personas mayores. El estudio ha analizado los datos de 1.644 participantes mayores de 65 años en el estudio español Senior-ENRICA-2. Los resultados se han publicado en JAMA Otolaryngology–Head & Neck Surgery.
Los investigadores han estimado que la pérdida auditiva se asocia con un aumento del doble de posibilidades de tener deterioro en la función física, fragilidad y discapacidad. Si bien queda por determinar los mecanismos que explican estos resultados. Por tanto, “es necesaria más investigación en la materia, porque si se determina que la pérdida de audición es un marcador de fragilidad, se debe considerar una revisión médica para detectar un estado frágil o prefrágil”, precisa el también investigador del CIBERESP Francisco Félix Caballero.
El estudio determina que si la pérdida de audición contribuye de manera significativa a la fragilidad, el tratamiento adecuado puede retrasar el deterioro físico y la muerte y conseguir un envejecimiento más saludable. Asimismo, considera Yévenes, “de cualquier manera, considerando la alta prevalencia de la pérdida auditiva entre los adultos mayores y el manejo relativamente sencillo de ésta, las evaluaciones periódicas en personas con este riesgo y el manejo adecuado de este tipo de discapacidad podrían mejorar la calidad de vida de estas personas”.
Existen varias vías potenciales que relacionan la pérdida auditiva con la fragilidad, por ejemplo, la hipoacusia aumenta el riesgo de caídas accidentales y también se ha relacionado con la depresión y una función física deficiente.
Diversas investigaciones en la materia sugieren, asimismo, que la pérdida de audición y la fragilidad relacionadas con la edad, así como la cognición, comparten vías fisiopatológicas y que el uso de dispositivos auditivos podría aliviar la fragilidad. Sin embargo, la evidencia científica no es concluyente, de ahí la importancia de este estudio y sucesivos.
Artículo de referencia:
JAMA otolaryngology– head & neck surgery, Humberto Yévenes-Briones, Francisco Félix Caballero, Ellen A. Struijk, Jorge Rey-Martinez, Lourdes Montes-Jovellar, Auxiliadora Graciani, Fernando Rodríguez-Artalejo, Esther Lopez-Garcia, Association Between Hearing Loss and Impaired Physical Function, Frailty, and Disability in Older Adults: A Cross-sectional Study, DOI: 10.1001/jamaoto.2021.2399
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