“Más de 40 centros van a tener que dejar de prestar servicios después de vivir con las familias y personas usuarias la desesperación por no poder recibir terapias y servicios especializados y de respiro para los cuidadores que han estado confinados con personas mayores que ahora verán cómo pierden el derecho a ser atendidos dignamente”, explican desde la Asociación Madrileña de Atención a la Dependencia (Amade).
La situación que se arrastra desde el mes de marzo se produce por “cambios de criterios en la facturación” adoptados tras la COVID y varios intentos de solucionar la situación entre el director general de Mayores, la subdirectora y el responsable del Departamento de Centros de Día y Residenciales del Área del Gobierno de Familias, Igualdad y Bienestar Social del Ayuntamiento de Madrid y Amade, donde se solicita a la Administración local el pago urgente e íntegro de la deuda adquirida con los centros de día.
Se ha llegado a la situación actual tras el establecimiento del estado de alarma y el decreto de cierre en toda la Comunidad secundado por el Consistorio desde el 16 de marzo. El Ayuntamiento decidió entonces la readaptación de los servicios, estableciendo el Nivel 1 que obliga a estar disponibles 24 horas al día, y la prohibición del establecimiento de ERTES, incluyendo el personal de transporte, que se ha mantenido hasta la reapertura de los mismos. “Los centros privados y concertados nos hemos limitado durante este periodo de inactividad presencial a seguir fielmente las instrucciones y órdenes dictadas desde el Ayuntamiento de Madrid, Por ello, los asociados de Amade no encontramos motivo alguno para el impago de las facturas debidas” y, por tanto, solicitan del Gobierno local de Madrid una solución urgente.
Desde Amade, “confiamod plenamente en una respuesta positiva por parte del Ayuntamiento y en una resolución coherente y satisfactoria para nuestros centros en función del ímprobo trabajo realizado en estos meses de confinamiento y del escrupuloso cumplimiento de las instrucciones recibidas”.
Son lugares de atención a personas con algún grado de dependencia: discapacidad sensorial, de movilidad, emocional, y donde reciben atención especializada con una finalidad preventiva y rehabilitadora. Los usuarios disponen de atención y seguimiento individualizado y actividades programadas en función de sus necesidades. Una vez incorporados al centro de día, se elabora un Plan de Atención Personalizado consensuado por el equipo multidisciplinar con los equipos sanitarios, sociales y con la persona atendida y su familia o cuidadores.
“En los centros no sólo trabajamos con las personas más vulnerables, sino también con las familias, con los cuidadores, las grandes perjuficadas, junto con las usuarias, de la crisis sanitaria ya que en los centros de día se logra proporcionar a las personas mayores un apoyo técnico y especializado en horario diurno para que puedan desarrollar con mayor autonomía las actividades de la vida cotidiana ofreciendo calidad de vida a los cuidadores y la disponibilidad para que puedan también ellos desarrollar su propia viva”, explican desde Amade.
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