En España “15 de cada 1.000 personas van a tener epilepsia en algún momento de su vida, y un tercio la padecerá activamente, lo que la convierte en una de las enfermedades neurológicas más frecuentes”, recuerda la doctora Carmen Mateos, directora médica del Centro Especializado en Rehabilitación de ORPEA Madrid Mirasierra.
La epilepsia está causada por una alteración de la actividad eléctrica cerebral que provoca las denominadas crisis epilépticas, muchas veces acompañadas de pérdida de conocimiento. En ocasiones esto puede afectar a la actividad diaria de las personas con epilepsia, ya sea laboralmente o desaconsejando tareas como la conducción.
Aunque algunos tipos de epilepsia tienen influencia genética, más de la mitad de los casos no tienen una causa identificada, y muchos se relacionan con patología neurológica. De hecho la causa principal de epilepsia en adultos mayores de 35 años son los accidentes cerebrovasculares, y según la doctora Mateos: “El 60% de las personas ingresadas en el centro con diagnóstico de epilepsia la padecen a consecuencia de un daño cerebral adquirido (ictus, traumatismo cráneo-encefálico, tumores o vasculitis)”.
“Los síntomas de una crisis dependen de la zona del cerebro donde se produce esta alteración, y pueden consistir en movimientos generalizados, bruscos e involuntarios, pero también en alteraciones de la percepción (alucinaciones o sensación de haber vivido ya una situación), el comportamiento (la persona comienza a hacer gestos como frotarse las manos, chupeteos…), o movimientos solo en una parte del cuerpo concreta”, explica el doctor José Luis Moñino, médico del Centro Especializado en Rehabilitación de ORPEA Madrid Mirasierra.
En palabras del doctor José Luis Moñino: “El tratamiento de primera línea de esta enfermedad es farmacológico, con medicamentos llamados ‘antiepilépticos o anticomiciales’. Algunos pacientes requieren combinar varios de estos fármacos para conseguir un adecuado control de las crisis. Ademas, en ocasiones, por ejemplo en pacientes de daño cerebral adquirido, estos tratamientos pueden ser beneficiosos para el control de otros síntomas de su problema neurológico de base. Pueden mejorar sus aspectos conductuales, como la agitación psicomotora, el estado de ánimo, la calidad del sueño o el dolor de origen neurológico entre otros”.
No obstante, desde el centro especializado en rehabilitación recuerdan que “encontrar el medicamento y la dosis correcta puede resultar complejo”, y teniendo en cuenta la “múltiple aplicación” de este tipo de fármacos en rehabilitación, “contar con los profesionales de Psiquiatría resulta especialmente enriquecedor”, en referencia a la vinculación corporativa y colaboración asistencial que existe con la Clínica López Ibor.
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