“Los resultados obtenidos a través de la encuesta no hacen más que ratificar algo que ya veníamos afirmando: el modelo de cuidados actual ha de dirigirse a prolongar la autonomía de nuestros mayores para que permanezcan el mayor tiempo posible en sus domicilios y retrasar la entrada en residencias. Para ello es fundamental impulsar mejoras en los servicios de atención domiciliaria sin olvidar la importancia de las innovaciones tecnológicas para potenciar esa autonomía y mejorar la calidad de vida”, señala Ignacio Gamboa, director técnico de Servicios Sociales de Clece.
En el caso de que su nivel de autonomía no les permita permanecer en su domicilio habitual, los encuestados se abren a otras opciones, como las residencias de mayores o los pisos tutelados.
En el supuesto de vivir en una residencia, cerca del 80% asegura que le gustaría hacerlo con personas afines y en grupos reducidos y siempre manteniendo su capacidad de elección en determinadas cuestiones, como invitar a amigos y familiares y decidir la hora de levantarse o de acostarse.
La atención médica es el principal servicio de salud que les gustaría encontrar en una residencia a 9 de cada 10 encuestados y la mayoría de ellos esperaría que contase con personal suficiente como para prestar un servicio personalizado y de calidad, seguido de que dispongan de unas instalaciones adecuadas para ello.
Por lo que respecta a los pisos tutelados, son principalmente las mujeres las que se decantan por esta opción. En cualquier caso, esto es, ya sea viviendo en el propio domicilio, en una residencia o en un piso tutelado, la mitad de los encuestados afirma que les gustaría que su familia les visitara pero respetando su intimidad. Más del 20% ha manifestado que prefiere que sus familiares estén lo menos involucrados posible para no resultarles una carga. Y solo 1 de cada 4 encuestados (25%), mayoritariamente hombres, ha revelado que sí quiere que su familia esté lo más involucrada posible a lo largo de su vejez.
En cuanto a la tecnología, 2 de cada 3 españoles esperan que juegue un papel determinante a la hora de mejorar su calidad de vida durante la vejez. En este sentido, Ignacio Gamboa recalca lo siguiente: “Es imprescindible seguir impulsando tanto el desarrollo como la implantación de innovaciones tecnológicas para prestar a las personas usuarias unos cuidados de calidad, ya sea en su domicilio, en una residencia, en un piso tutelado o en cualquier otras instalaciones pensadas para vivir cuando seamos mayores. La Administración Pública, las empresas y la sociedad en su conjunto debemos concienciarnos de la importancia de invertir en estos recursos que mejoran nuestro bienestar y calidad de vida a lo largo del proceso de envejecimiento”.
Por otro lado, la profesionalidad y la eficiencia de sus futuros cuidadores profesionales, ya sea en una residencia o a través de servicios como el SAD o la teleasistencia, es el principal aspecto que valoran los encuestados (77%), seguido de la empatía y el trato cercano o casi familiar (69%), que tengan en cuenta su opinión en la toma de decisiones importantes relacionadas con su salud (68%) y los conocimientos médicos (57%). Respecto a los servicios de cuidados públicos, más de la mitad de los encuestados reclama que ofrezcan mayor variedad de modelos de estancia y convivencia, en función del grado de dependencia.
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