«Con la actual evidencia científica, debemos recomendar siempre el aumento de la actividad física para mayores, la práctica de ejercicio de fuerza y potencia y, sobre todo, la disminución del comportamiento sedentario. Obviamente, practicar ejercicio es mejor que no hacerlo. Sin embargo, como profesionales debemos ser capaces de optimizar y adecuar la prescripción en cuanto a intensidad, volumen, frecuencia y progresión«, expone Soto sobre estas aplicaciones y el ejercicio en mayores.
«La absoluta novedad de este trabajo, publicado por la histórica y prestigiosa revista de la Sociedad Británica de Geriatría, se debe al hecho de que se trata de una revisión sistemática que aplica los métodos más rigurosos de investigación, clasificación y análisis de las aplicaciones, pero que parte de los marketplaces de aplicaciones de los teléfonos móviles, y no de bases de datos y buscadores puramente científicos. De esta forma, nos proporciona informaciones sobre aplicaciones que tenemos a nuestro alcance y que probablemente son utilizadas por muchas personas de nuestro entorno», explica el doctor Marco Inzitari, director de Atención Integrada e Investigación del Parque Sanitario Pere Virgili e investigador de los Estudios de Ciencias de la Salud y del eHealth Center de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC).
De las más de 8.000 aplicaciones de ejercicio encontradas en la App Store (Apple) y en la Play Store (Google), se han analizado quince que cumplían los siguientes requisitos: tener más de 10.000 descargas, dirigirse a gente mayor, disponer de actualizaciones realizadas en los últimos tres años, estar en inglés y no ser exclusivas de ninguna disciplina específica.
«Nos hemos encontrado con una baja oferta de aplicaciones para este perfil de personas, y creemos que las que existen actualmente podrían ajustarse más a las necesidades de las personas mayores frágiles, tanto en la prescripción de ejercicio como en la facilidad para utilizarlas y así empoderarlas en el proceso», explica el investigador principal del proyecto.
En el análisis no se ha encontrado ninguna aplicación que se adapte al estado cognitivo del usuario. Según los investigadores, una aplicación dirigida a gente mayor debería ser simple, intuitiva y adaptada a sus necesidades. Por este motivo, consideran imprescindible incluir a los destinatarios de las aplicaciones en los procesos creativos y, sobre todo, garantizar que haya representación de los diferentes estatus socioeconómicos y de los distintos conocimientos en tecnología.
«La tecnología puede ayudarnos, pero es necesario revisarla de forma cuantitativa y cualitativa. El objetivo del estudio justamente ha sido ofrecer una visión cualitativa (sin dejar de lado la evidencia científica) de las aplicaciones que los profesionales pueden utilizar para la prescripción de ejercicio a personas mayores frágiles», añade Soto.
Por último, los investigadores han encontrado que solamente una de las quince aplicaciones está basada en evidencia científica según el análisis realizado (citas en el motor de búsqueda de publicaciones científicas PubMed).
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