Por eso, Vela subraya que “es muy decepcionante que nadie, o casi nadie, se acuerde de nosotros. No puede volver a ocurrir lo que ha pasado. Ya está bien de que lo social, siempre esté supeditado a lo sanitario. Ya está bien de que no se respeten los criterios de los servicios sociales a costa de la salud emocional de las personas. Ya está bien de repetir que tenemos el mejor sistema sanitario del mundo. No es cierto. Y su mal funcionamiento ha arrollado a todo lo social. As í no vamos a ninguna parte. Y debemos aprender para no volver a los mismos errores”.
Vela advierte de la necesidad de disponer de un Plan para la Dependencia del Tercer Sector en la línea de los que se están lanzando para rescatar a la automoción, la hostelería, el turismo, etc. “En nuestro sector, también tenemos personas, familias y trabajadores. De hecho, vivimos un bloqueo del Sistema de Dependencia por el estrés administrativo derivado de la burocracia que impide a los dependientes acceder al servicio que ya se les ha sido concedido legal y oficialmente por las autoridades. Se vulnera el derecho de la persona, y se pone en peligro la viabilidad de las Entidades. ¿Dónde está el Plan para la Dependencia del Tercer Sector? Es de máxima urgencia”.
Y añade: “Lares y sus 35.000 profesiones y 11.000 voluntarios son la única garantía de cooperación real con los Servicios Públicos. Lares es la única garantía de que nadie se quede atrás porque llega a donde no está lo público, y porque llega donde a lo mercantil no le es rentable. Somos la garantía de la compensación territorial del servicio digno que no discrimina entre lo rural y lo urbano. Nosotros tenemos en el centro de todo a las personas y da igual dónde viven y cuál sea su estatus económico.”
La Federación Lares defiende un modelo futuro para los mayores y para la dependencia que tenga su marco en el hogar: “Somos hogares, no hospitales”.
Lares cree en la atención domiciliaria, en la atención comunitaria. “Las personas quieren vivir en lo más parecido a una casa. Y lo más parecido a una casa es su casa”, afirma Vela, que recuerda las residencias de mayores deben ser la última alternativa por si no se puede atender en el propio domicilio.
En su opinión, el trato digno a las personas mayores y en situación de dependencia es fundamental que arranque con un trato digno a los profesionales que les cuidan: “Mejores formaciones, más cualificación, más prestigio social de esa labor (porque cuidar no lo puede hacer cualquiera), y, por supuesto, más salario. El 92 % de las profesionales de este sector son mujeres y no hay mejor política social y feminista que abordar una dignificación de estas trabajadoras que tanto bien hacen a la sociedad”.
Por eso, Vela insiste en que “necesitamos 1.000 millones de euros, cada año, de aquí a 2030 para atender con buenos servicios y profesionales a las personas que serán dependientes en esa fecha”.
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