“Se lo debemos a las personas que cuidamos y a las familias que nos han confiando su cuidado, así como a los profesionales y a las entidades que no han escatimado esfuerzos y recursos para hacer su trabajo”, explican desde Gesca, que agrupa a 10 entidades que gestionan 27 residencias y 22 centros de día en Bizkaia.
Bizkaia dispone de una tupida red foral de residencias, fruto de un modelo de colaboración público-privada, en el que las personas dependientes y sus familias tienen derecho a elegir libremente entre un amplio abanico de centros, y son libres de cambiar cuando así lo estimen conveniente.
Las personas que viven en nuestras residencias son personas muy mayores, más de 86 años de media, con grados altos de dependencia reconocida (grados II y III), mayoritariamente enfermos crónicos, polimedicados frágiles y con algún tipo de deterioro cognitivo en un porcentaje superior al 65 %.
La esperanza de vida de las personas que viven en las residencias es inferior a los cuatro años y esta cifra está reduciéndose anualmente.
Los derechos de las personas residentes y sus familias, la actividad que se desarrolla y el número y perfiles del personal que trabaja en las residencias está muy regulado y controlado por las administraciones sociales y sanitarias. El marco normativo, Decreto 126/2019, es el más exigente de todo el Estado.
Como no podía ser de otra manera, las residencias de Bizkaia están cumpliendo de manera escrupulosa con todos los protocolos y recomendaciones dictados por las autoridades sociales y sanitarias durante la pandemia, y están siendo sometidas a una inspección y control permanente.
Diariamente se está informando al departamento de acción social, a Osakidetza, y a la fiscalía sobre la situación en los centros
Todos los centros han tenido que desarrollar planes de convivencia y contingencia para poder afrontar la pandemia, se han constituido equipos de profesionales para implantar nuevos protocolos, y se han destinado recursos materiales y sobre todo humanos para garantizar el contacto permanente con las familias.
Gracias a este esfuerzo realizado en los centros, la letalidad del virus entre las personas contagiadas en las residencias ha sido muy inferior al de personas mayores que viven en sus domicilios.
Para Gesca, los retos del sector son los siguientes:
o Se ha contratado a más personal, el absentismo se ha incrementado sustancialmente, ha habido que reforzar los protocolos de limpieza y desinfección y se ha incrementado exponencialmente la compra de materiales de protección a unos precios desorbitados.
o Junto con este incremento de costes se ha producido un significativo descenso de la ocupación en las residencias de nuestro territorio, cerca del 25 % de las camas están vacías.
3. La falta de profesionales en el mercado laboral es un problema que el sector viene arrastrando desde hace tiempo y que ha quedado más patente durante esta crisis:
o Se ha conseguido, aunque ha resultado muy difícil, reforzar las plantillas y cubrir todas las bajas del personal de atención directa con la formación adecuada.
o La pandemia ha puesto de manifiesto el gran déficit que hay de personal sanitario, médicos y ATS. Urge tomar medidas.
4. Desde el inicio de la pandemia se ha hecho un gran daño reputacional a todo el sector, y lo que es más grave, se está cuestionando al sistema público de servicios sociales que entre todos hemos construido en estos cuarenta años.
o Se está acusando al sector de incumplir reiteradamente la normativa vigente, en aspectos como ratios de personal y cumplimiento de protocolos ante la pasividad de la administración. La normativa vasca es la más novedosa, avanzada y exigente de todo el Estado y corresponde a las administraciones vascas (Diputación , Fiscalía y Gobierno Vasco) el trabajo de control e inspección de su cumplimiento, un trabajo que se ha redoblado especialmente con la pandemia. Cuestionar este trabajo es cuestionar a las instituciones y a un sistema que en estos cuarenta años nos ha permitido contar con una red de servicios sociales, mejorable como todo, pero de una contrastada calidad.
o Se nos ha acusado de maltrato laboral y de fomentar la precariedad laboral. En el aspecto laboral hay que recordar que Bizkaia cuenta con un convenio laboral propio sustancialmente más ventajoso que el convenio estatal. Se está haciendo un gran esfuerzo por mantener las plantillas como si la ocupación de los centros fuese plena. Hay que recordar y poner en valor elesfuerzo que realizan las entidades asociadas a Gesca por mantener la estabilidad del personal, que mayoritariamente tiene un contrato indefinido.
o Se ha dicho que la tasa de mortandad en los centros privados ha sido mucho más elevada que en los centros públicos. No hay ningún estudio ni dato que avale esta información. Donde el virus ha podido entrar lo ha hecho, y no ha distinguido si quien estaba atendiendo a la persona dependiente era funcionario o no.
o Se ha dicho que los fondos “buitre” son quienes controlan nuestra actividad y se nos ha acusado de enriquecernos priorizando las cuentas de resultados frente a la salud de las personas que viven y trabajan en nuestros centros.
Los fondos de inversión, instrumentos que permiten canalizar el ahorro de particulares y entidades, han ido adquiriendo y promoviendo centros residenciales que alquilan a gestores profesionales a cambio de una rentabilidad proporcionada y razonable. Utilizar el despectivo calificativo de “buitres” a estos inversores solo se justifica por el desconocimiento de la realidad y/o, la intención de criminalizar a la iniciativa privada, en un discurso demagogico, con una importante carga ideológica.
o Se está cuestionando el actual modelo de atención, al que se le acusa de ser el responsable de la alta propagación del virus en los centros. Los datos de los efectos de la pandemia en la mayoría de los países avanzados son similares a los nuestros y desmontan esta afirmación.
Es necesario avanzar en la atención a las personas dependientes, y explorar modelos alternativos que hayan demostrado su eficacia y eficiencia pero, hay que hacerlo desde la realidad de nuestro territorio.
Tenemos que hacerlo conjuntamente, la iniciativa privada, y la administración pública, como siempre lo hemos hecho las entidades asociadas a Gesca, con un modelo de gestión basado en la calidad asistencial, el compromiso ético y la excelencia empresarial, en el que la persona residente y su familia están en el centro de toda su actividad.
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