La Fundación Mayores y la Comunidad de Madrid organizaron la jornada “Avances en el Plan de Envejecimiento Activo de la Comunidad de Madrid. Construyendo la longevidad desde la corresponsabilidad de todos los agentes sociales”. El encuentro, que tuvo lugar el 28 de noviembre en la Residencia y centro de día Fundación Reina Sofía Alzheimer, se celebró en un ejercicio de reflexión y con el objetivo de crear una hoja de ruta que permita contribuir a la longevidad y bienestar de las personas mayores. El acto con la participación del director general de Atención al Mayor y a la Dependencia de la Comunidad de Madrid, Óscar Álvarez, y la presidenta de la Fundación Mayores de Hoy, Matilde Pelegrí.
La Comunidad de Madrid presentó en septiembre el Plan de Envejecimiento Activo y Prevención de la Dependencia 2025/2027, con cuatro ejes estratégicos que abarcan las dimensiones de seguridad, hábitos saludables, participación social y aprendizaje continuo. Ahora, responsables de la Administración Pública y de entidades públicas y privadas implicadas en la salud, bienestar, formación, ocio, cultura y cuidados de las personas mayores expusieron una serie de conclusiones para analizar y reflexionar sobre el nuevo Plan.
La inauguración de la jornada estuvo a cargo del director general. Óscar Álvarez manifestó que el objetivo, no solo de la jornada y su dirección general, sino de la sociedad, es “dar respuesta al principal reto del envejecimiento demográfico y las proyecciones, que ya se vienen acercando, con un incremento previsto, de aquí a 14 años, de más del 47% de mayores en la Comunidad, más de 600.000 personas”.
Participación en el diseño y evolución

Óscar Álvarez anunció la intención de “marcar una hoja de ruta a año y medio vista, dando voz a los mayores, los grandes protagonistas; y abandonando versiones paternalistas de ‘actuar en representación de’, muchas veces sin conocer sus inquietudes o necesidades”. “La Administración es un actor más, pero también actúan múltiples actores públicos y privados, añadió.
El director general puso el énfasis en las entidades locales que están más próximas al ciudadano, “la puerta de entrada a todo el sistema, esenciales en el seguimiento, en la cercanía y la detección de la soledad”.
Esta estrategia tiene el propósito de asegurar la participación, no solo de los agentes sociales, sino de los mayores en el diseño y evaluación del Plan, conocer si hay que continuar con estas medidas, implementar nuevas, y reforzarlas o detectar carencias. No obstante, para conseguir esa participación real, el director general señaló el propósito de “crear un órgano más dinámico”.
Para finalizar su intervención, Óscar Álvarez destacó que “la responsabilidad es de todos”. “Hay que poner en valor lo que hacemos, con muy pocos recursos, y la sociedad tiene que ver que hay que invertir socialmente para retrasar al máximo cualquier situación de dependencia. Por eso, estos planes tienen que lograr que la gente viva con calidad de vida, con la mayor autonomía y disfrutando de todo lo que se merecen”, agregó.
Seguridad, autonomía y envejecimiento activo
A continuación, Juani Loro, periodista de Grupo SENDA y presentadora del programa de radio “Palabras Mayores”, condujo la primera mesa de la jornada “Vivir con seguridad, envejecer con salud”, que contó con la participación de Celia Bañón, responsable del servicio de Proyectos de Fundación Asispa; Débora Nuevo, jefa del Servicio de la Unidad de Longevidad y Microbiota de Olympia, del Grupo Quirón Salud; María Jesús Naranjo, directora y fundadora del Centro de Día Manava; Sonia Terrón, terapeuta ocupacional del Centro de Día Manava; y Miguel Ángel Sáinz, responsable del proyecto Club de Cuidadores.
La conductora de la mesa reveló una de las claves que se comentaron en los webinar: el envejecimiento de forma segura se desarrolla desde todas las dimensiones: emocional, física, legal y económica. Las profesionales de Manava señalaron que “la seguridad es fundamental para promover un envejecimiento activo” porque “sin seguridad no hay autonomía y sin autonomía no hay envejecimiento activo”. De esta forma, la persona puede decidir y desarrollarse y, fomentando el cuidado de uno mismo, puede evitar el aislamiento y promover los vínculos sociales.
Por su parte, Miguel Ángel Sáinz incidió en que “los cuidados empiezan por formar al cuidador”. Una circunstancia que va a repercutir en una mejor calidad de vida de la persona a la que cuida. “Hay que dar soluciones para poder cuidar. En Club de Cuidadores queremos que esas formaciones lleguen a todos los rincones. Además, incorporamos a las personas mayores a los planes de formación, luchando contra la brecha digital con la unión intergeneracional de voluntarios jóvenes y la experiencia de los mayores para que se sientan valiosos”, agregó.
Una actitud proactiva

Para abordar mejor esta seguridad, Débora Nuevo animó a mostrar una actitud proactiva, “pensar no solamente en cómo estar mejor hoy, sino qué hacer hoy para estar mejor mañana”. No obstante, reconoció en que es muy difícil pensar en el mañana cuando no tenemos una seguridad económica y emocional, que es casi igual de importante que una seguridad física. “Hay que estar al lado de los mayores de hoy, que seguirán siendo mayores mañana”, subrayó.
Desde su propia experiencia, la especialista en longevidad consideró que hay que cambiar el concepto de que “envejecer no va de la mano de ir sufriendo achaques”. La persona tiene que asumir que envejece, pero que se puede mejorar y hacer muchísimas cosas.
A continuación, Celia Bañón incidió en la importancia de generar entornos amigables e inclusivos con las personas mayores en todas las zonas, “tanto las zonas urbanas con menos tejido social, pero más recursos, como en las rurales, que tiene menos recursos, pero más tejido social”.
Según explicó, estos entornos impulsarían, además, la lucha contra el edadismo, la tercera causa de discriminación más extendida en el mundo, según la ONU. “Hay que sensibilizar, hacer participar a los mayores, crear redes en las que participen todos los agentes sociales para generar este tipo de entornos”, valoró. Unas redes como la de la Atención a Mayores en Soledad de la Comunidad de Madrid, impulsada por la Dirección General del Mayor, que ya cuenta con 104 entidades sociales públicas.
Para finalizar este primer bloque de seguridad financiera, María Jesús Naranjo puso el enfoque en que, en muchas ocasiones, las personas mayores no tienen el control de sus recursos económicos, sino que recae en las familias. “Creo que es básico para que ellos puedan participar y saber qué recursos pueden elegir, tener y afrontar”, añadió.
5 claves para envejecer con salud
La mesa redonda continuó abordando el envejecimiento saludable. Débora Nuevo reveló cinco claves fundamentales que determinan la calidad de vida de la persona en su proceso de envejecimiento:
- Nutrición: dieta mediterránea con alimentos frescos.
- Ejercicio físico: beneficioso contra la fragilidad y para liberar moléculas antiinflamatorias, favoreciendo la microbiota.
- Control del estrés y sueño: vivimos en una sociedad en la que no tenemos conciencia de lo que hacemos.
- Relaciones sociales: importantes para prevenir todas las enfermedades neurodegenerativas.
- Tener un propósito de vida.
La jefa del Servicio de la Unidad de Longevidad y Microbiota de Olympia, del Grupo Quirón Salud, incidió en que son aspectos “prevenibles con nuestro estilo de vida”. “La genética es un 20 % de cómo envejecemos. La medicina de la longevidad es la medicina del estilo de vida, ni es rara ni es cara y está al alcance de todos”.
Los beneficios de los centros de día
Con el objetivo de mejorar la autonomía y potenciar ese envejecimiento saludable que comenta Débora Nuevo, los centros de día irrumpen como una alternativa muy adecuada. La directora y fundadora del Centro de Día Manava apuntó que es fundamental dar visibilidad al trabajo que se hace en los centros de día porque “es espectacular observar el progreso y mejora de una persona que llega con deterioro cognitivo”.
Sin embargo, la terapeuta ocupacional del centro fue un paso más, apuntando que el perfil de los usuarios está cambiando y acuden personas con un nivel de autonomía bastante alto, con las que trabajan estrategias de prevención de la dependencia. “A nivel preventivo tenemos que trabajar codo a codo con Atención Primaria y Servicios Sociales. Nosotros ya hacemos programas de autocuidado, charlas, talleres, programas intergeneracionales o hacemos participes a la familias, fomentando el apoyo comunitario. En definitiva, los servicios tienen que cambiar para ser más personalizados y accesibles a la historia de vida de cada uno”, agregó Sonia Terrón.
Colaboración público-privada y formación
En este sentido, los profesionales sociosanitarios adquieren una gran responsabilidad, pero no es menos cierto que cada hay más cuidadores no profesionales atendiendo a las personas mayores. Y este colectivo, así como el resto de agentes sociales, también necesitan formación. Miguel Ángel Sáinz puso en valor el propósito de acercar la formación a todo el mundo, las familias, los centros de día, centros sanitarios, farmacias, zonas rurales, etc.
“Intentamos que todos participen, formarles será repercutir en una buena calidad de vida y, por consiguiente, un ahorro para el sistema sanitario. Para ello, la colaboración público-privada es importantísima, juntos vamos a entrenar a todos los agentes para mejorar la atención”, detalló.
Además, Celia Bañón profundizó en la relación entre soledad y salud mental, incidiendo en que el aislamiento social puede llevar a situaciones de depresión. Para hacerlo frente, recordó una de las frases de Débora Nuevo que señala que “los vínculos son antiinflamatorios”.
Intergeneracionalidad
Teniendo en cuenta la importancia de las iniciativas y vínculos intergeneracionales a los que se referían, el bloque de envejecer con salud finalizó precisamente con un análisis de los beneficios de las relaciones intergeneracionales y desde qué ámbitos se deben fomentar. En Manava aseguraron que ya tienen programas en esta línea, acuden a colegios -o al revés, los más jóvenes también acuden al centro de día- a hablar de edadismo, dar formación a los niños y “crear conciencia sobre lo que es ser mayor”.
La terapeuta ocupacional de Manava concluyó que esta intergeneracionalidad es clave porque hay personas mayores que sufren y les agobia el relacionarse solamente con personas de su entorno. “Me parece muy injusto, tenemos que generar una sociedad en la que nos relacionemos todos con todos, independientemente de la edad”, agregó.
A su vez, el responsable del proyecto Club de Cuidadores reconoció que les había “sorprendido” de que cada vez hay más jóvenes que se incorporan a las formaciones de cuidadores porque, en la gran mayoría de casos, es “una mujer mayor de 70 años”. “Cada vez tienen más interés por ayudar, para nosotros es muy importante porque también colaboran en esa brecha digital que comentamos”, explicó.
Desde una perspectiva más sanitaria, Débora Nuevo expresó que, “si dos extremos de la vida se relacionan y comparten experiencias, crean conexiones neuronales nuevas en ambos cerebros”. “Una forma maravillosa de crear nuevos caminos es con nuevas experiencias, nuevas visiones de vida”, finalizó.
Aprendizaje a lo largo de toda la vida

En el segundo bloque de la jornada, Juani Loro condujo también la segunda mesa “Participación y aprendizaje: motores de una longevidad plena”, que contó con la participación de José Luis Fernández Santillana, presidente de la Confederación Española de Organizaciones de Mayores, CEOMA; Raúl Vaca, responsable de Metodología de Envita; y Marián Alexón, presidenta de la Asociación Estatal de Programas Universitarios para Mayores, AEPUM.
Los ponentes pusieron de manifiesto la necesidad de seguir aprendiendo durante todas las etapas de la vida, sobre todo, para estar presentes y seguir participando en todos los ámbitos: “Nada de mayores sin mayores”. Fernández Santillana consideró que, “objetivamente, la mayoría de las personas mayores quiere seguir aprendiendo”, poniendo de ejemplo como regresan a los estudios y la universidad, porque estamos “envejeciendo cada vez mejor, con capacidades más plenas y un aprendizaje a lo largo de toda la vida”.
En el sentido de la participación, el presidente de CEOMA destacó que la necesidad de “dejar participar” porque, en muchas ocasiones, “las personas mayores no participan porque no se les deja”.
Facilitar el aprendizaje
Por su parte, Marián Alexón, fue un paso más allá y apuntó que “ahora la pregunta es cómo, cuándo y cómo vamos a facilitar ese acceso al aprendizaje” porque hay personas mayores, como colectivo heterogéneo que es, que “piensan que no pueden acceder al aprendizaje”. Asimismo, se refirió a la jubilación como un punto de inflexión.
“A partir de la jubilación es como si nos dijeran: ‘¿para qué quieres cambiar el mundo? Usted ya se jubila, ahora deje de vivir, deje de aprender’. Me quedan 30 o más años de mi vida. Entonces, ¿qué voy a hacer? Tengo que repensar, tengo que poder aprender otras cosas, y poder dirigir mi vida hacia otro camino”, agregó.
En esta misma línea, Raúl Vaca incidió en que los mayores quieren aprender según su curiosidad, historia de vida e intereses previos, pero también “desde la necesidad, el bienestar y el beneficio que pueden tener”, poniendo el ejemplo de las videollamadas de las abuelas con sus nietos durante la pandemia. “Hay que facilitar su aprendizaje y generar conciencia de que pueden hacerlo”, añadió.
Evitar los “guetos”
Si hacemos referencia a los ámbitos de participación de los mayores, Fernández Santillana aseveró que sería “un poco lamentable que solamente se dirigiesen a los mayores solo de las cosas de los mayores” porque quieren hablar de todo. “Yo creo que hay que evitar los ‘guetos’, de mayores solo con mayores y jóvenes solo con jóvenes”.
En este sentido, hizo referencia de nuevo a la importancia de la intergeneracionalidad, teniendo en cuenta la experiencia del colectivo más adulto y “el rol de los abuelos en la educación de los nietos. Asimismo, incidió en que hay que preguntar las “necesidades formativas” que tiene la gente antes de desarrollar un programa y no inventarlas. “A partir de ahí, establecemos canales de información de ida y vuelta, con información bidireccional”, agregó.
No obstante, el presidente de CEOMA incidió en algunas limitaciones que encuentra el colectivo en diferentes ámbitos que disminuyen o frenan la capacidad de participación, como el papeleo y la burocracia. “A veces desincentivan a la gente. Las personas se desmotivan solamente pensando en los papeles, en las gestiones, las llamadas telefónicas, etc. Si conseguimos reducir la burocracia y los tiempos de espera sería estupendo”, señaló.
¿Cómo conseguirlo? Fernández Santillana pidió el poder gestionar los trámites con las administraciones públicas de forma presencial, así como hacer páginas web más “amigables, accesibles y comprensibles” para los mayores.
Participación, un derecho
De esta forma, esta participación se incrementará. No obstante, el responsable de Metodología de Envita dejó clara que esta participación se trata de un derecho, “ni de un privilegio ni un capricho”, y que los profesionales tienen que asumir un papel fundamental. “Ya no me sirve el de ‘yo soy psico-gerontólogo y voy a diseñar el plan que yo creo que a ti te viene bien’, sino mis conocimientos técnicos los pongo al servicio de la persona. ¿Y cómo lo pongo a tu servicio? Preguntándote, conociendo tu historia de vida, tus intereses, qué te preocupa, qué miedos tienes, qué metas tienes, etc.”, resaltó.
Así, Raúl Vaca centró su intervención en la necesidad de trabajar el vínculo desde dos vertientes: conocer su historia de vida y crear dinámicas de relación entre profesional y persona.
El voluntariado y el papel de los jóvenes
Durante este análisis de cómo fomentar la participación, el voluntariado emergió como un punto fundamental. La presidenta de la Asociación Estatal de Programas Universitarios para Mayores señaló que no se trata de “imponer nada para aprender”. “Los mayores están aprendiendo a tener habilidades nuevas para poder hacer cosas, y esas cosas muchas veces se traducen en acciones sociales y de voluntariado”, detalló.
Así, Marián Alexón opinó que ahora hay que “dar soporte para que esas personas, con todo ese bagaje que tienen, creen cosas, hagan voluntariado y ofrezcan parte de esa información a otras generaciones.”
Por su parte, el presidente de CEOMA, compartió la visión de Marián, aunque apuntilló que hay mucha gente dispuesta a hacer voluntariado y no sabe cómo hacerlo: “‘¿Yo qué puedo hacer y dónde me apunto?’”, evidenciando la necesidad de buscar fórmulas para que las personas mayores estén informadas, sepan dónde acudir y puedan ser voluntarias. Además, puso en valor el papel de la juventud en este sentido porque “hay mucha gente joven haciendo cosas por los demás que no están suficientemente valoradas”.
Raúl Vaca cerró este espacio aplaudiendo esta labor, aunque mencionando que “el programa de voluntariado tiene que estar conectado con la historia de vida, identidad, dar bienestar, potenciar las relaciones y permitir desarrollar un rol que para mí sea importante”. Su afirmación revela los “programas poco flexibles” que existen.
Talento sénior
A continuación, los ponentes confirmaron que el margen de aprendizaje es muy amplio y que no hay una edad límite para aprender. La presidenta de la AEPUM, desde su experiencia, consideró que las personas mayores siempre quieren desarrollarse, pero son de las personas más ocupadas de la sociedad española: cuidándose a ellos, cuidando de sus nietos, preocupándose por sus hijos, viniendo a clase, etc. “Esa presión social les impide en muchas ocasiones desarrollarse. Sin embargo, lo siguen haciendo, aprendiendo idiomas. Hay que romper barreras estructurales, preguntar y no imponer”, dijo.
Fernández Santillana estuvo de acuerdo con Marián Alexón, recalcando que “somos tontos si no aprovechamos el talento de las personas mayores”. “El edadismo está muy metido en este tipo de conversaciones superficiales; no hay mala voluntad, pero es la cultura. O se cuenta con nosotros, o estamos desperdiciando un potencial increíble”, subrayó.
En esta línea, Raúl Vaca destacó que hay gente que se está muriendo y no estamos conservando sus aprendizajes, su legado. “Imaginad que cada uno de nosotros fuese un libro. Cada uno tenemos una historia de vida con cosas buenas, malas, graciosas, tristes o aprendizajes. Nadie iría a la Biblioteca Nacional a quemar la biblioteca porque total, esos libros son muy antiguos y ya no valen nada. Pues con las personas mayores hacemos algo parecido”, manifestó, incidiendo en la importancia de conocer a la persona y su historia de vida.
La jornada la clausuró la presidenta de la Fundación Mayores de Hoy. Matilde Pelegrí puso en valor la importancia de “crear comunidad” para impulsar el nuevo Plan. Asimismo, destacó la formación como una herramienta clave para lograr seguridad: “Cuando se está seguro, se cuida mejor. Necesitamos una coordinación real entre sanidad, servicios sociales y justicia”.
Para finalizar, hizo hincapié en las claves para envejecer con salud que aportó la doctora Nuevo, así como el papel de los centros de día “un recurso muy interesante, útil y práctico, pero con muy poca visibilidad”.








