El Ministerio de Derechos Sociales, Consumo y Agenda 2030 de España y el Ministerio de Desarrollo Social y Familia de Chile han firmado este lunes un Memorándum de Entendimiento para reforzar la cooperación bilateral en materia de políticas de cuidados. El documento, suscrito por los ministros Pablo Bustinduy y Javiera Toro, establece un marco de cooperación para avanzar en la transformación del modelo de cuidado de larga duración, apostando por un enfoque comunitario y por la desinstitucionalización.
El memorándum firmado entre España y Chile se enmarca en los procesos de reforma que ambos países están llevando a cabo para garantizar el derecho al cuidado y avanzar hacia un modelo de cuidado más justo, sostenible y adaptado a los retos sociales del siglo XXI.
Ambos ministerios subrayan la necesidad de abordar los cuidados como un derecho fundamental de las personas y defienden la profesionalización de las tareas de cuidado.
Perspectiva de género en el modelo de cuidado
El memorándum destaca que las labores de cuidados han recaído históricamente sobre las familias y concretamente las mujeres y denuncia que han sido invisibilizados y no valorados adecuadamente.
Por ello, las administraciones española y chilena apuestan porque esta transformación tenga una perspectiva de género e incluya en su diseño a todos los grupos de población implicados en el sistema: infancia, juventud, personas mayores, personas en situación de dependencia y personas que prestan servicios de cuidado.

Medidas para la promoción de la autonomía
El objetivo que plantean ambas administraciones pasa por superar la lógica asistencial e institucionalizadora y avanzar hacia sistemas que promuevan la autonomía. En este sentido, el memorándum defiende que las personas puedan seguir viviendo en sus hogares o en entornos cercanos cuando necesiten apoyos.
Para ello el memorándum establece cinco líneas operativas para guiar el trabajo conjunto:
– Consolidación de sistemas comunitarios. Para ello se prevé mayor participación de la comunidad en la elaboración de los itinerarios de cuidados, la creación de redes de apoyo cercanas y la atención específica a zonas rurales.
– Prevención de la institucionalización con medidas como la atención temprana, la mejora de la conciliación de la vida familiar y la laboral. También agilizando los procedimientos administrativos.
– Economía de cuidados. Aquí se incluye la profesionalización del sector y la mejora de condiciones laborales de las personas trabajadoras.
– Innovación en materia de cuidados. Se promueve el desarrollo de proyectos piloto, del establecimiento de indicadores comunes y la creación de comunidades de aprendizaje para obtener soluciones innovadoras.
– Intercambio de información, buenas prácticas y monitoreo. De este modo se fortalece el aprendizaje mutuo y los mecanismos conjuntos de evaluación.
Con esta alianza estratégica, ambos países avanzan hacia una política internacional de cuidados basada en la corresponsabilidad, la equidad de género y la innovación pública compartida.








