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Enfermería geriátrica en España: evolución y perspectivas

Enfermería geriátrica en España: evolución y perspectivas.
Enfermería geriátrica en España: evolución y perspectivas

El sistema sanitario español, gratuito en gran medida, se caracteriza por una gran demanda asistencial por parte de la población y un amplio nivel de cobertura. Por su propia naturaleza se le exige la realización de mejoras constantes que den respuesta a nuevas demandas en materia de prevención y atención en salud. Una de estas nuevas demandas, si no la mayor de todas es dar respuesta al reto del envejecimiento poblacional. Sin duda una estrategia fundamental radica en promover, reforzar y promocionar la implantación y desarrollo de la enfermería geriátrica.

  • Carmelo Gómez, enfermero especialista en geriatría y vocal por Murcia de la Sociedad Española de Enfermería Geriátrica y Gerontológica (SEEGG).
  • Rocío López, enfermera especialista en geriatría y vocal por Galicia de la SEEGG.

Si bien el crecimiento del segmento poblacional de personas mayores nos lleva a comprender las necesarias reformas del sistema sanitario, la realidad que vivimos en nuestro paísdista mucho de ello.

Según las convocatorias oficiales de Formación Sanitaria Especializada (EIR), el número de plazas de especialista ofertadas ha crecido cada año. En el caso concreto de enfermería geriátrica, la convocatoria para acceso en 2020 contaba con 46 plazas y desde entonces la oferta ha subido año tras año (66 plazas en 2021, 78 en 2022,81 en 2023, 85 en 2024) hasta llegar a 92 plazas de la convocatoria de 2025. Sin embargo, enfermería geriátrica es la especialidad con menos plazas en comparación con familiar y comunitaria (919); obstétrico-ginecológica (211); pediátrica (265); salud mental (351); y del trabajo (93).

Por otro lado, la elección de plazas por jornadas por parte de los nuevos residentes continúa siendo desalentadora. Concretamente, en la convocatoria de 2025 solamente se adjudicó una plaza de geriatría hasta el puesto 700 mientras que en el último día (puestos 2001-4500) se adjudicaron 75 de las 92 plazas ofertadas, lo que hace reflexionar que los propios profesionales no ven la mejor opción en la especialidad, en parte motivada por la poca oferta de listas de especialista que permitan su continuidad laboral como enfermeras y enfermeros especialistas.

Actualmente, la mayoría de los enfermeros especialistas indexados en la Sociedad Española de Enfermería Geriátrica y Gerontológica (SEEGG) son por vía extraordinaria, y cada vez hay más sectores que vuelven a exigir esta vía para regularizar la situación profesional de miles de enfermeras que entonces se quedaron fuera.

Desde la SEEGG pensamos que esa es solo la punta del iceberg, pues si no hay una oferta real y adecuada de plazas laborales de enfermeras especialistas, ofertadas por las administraciones sanitarias públicas autonómicas, las enfermeras recién egresadas no podrán valorar positivamente la posibilidad de decantar sus preferencias profesionales hacia la geriatría. Sin un lugar específico y oficialmente en el organigrama del sistema público de salud, debidamente reconocido como especialista donde pueda desarrollarme profesionalmente ¿para qué servirá hacer durante dos años una especialidad, aunque nos guste?

De nuevo, se vislumbra como posibles causas las luchas intestinas entre los lobbies de especialidades enfermeras, por cuestiones de rol y estatus, por no perder capacidad de influencia ante la administración pública, entre otras, que hacen que en lugar de preocuparnos por promocionar entre todas juntas la enfermería se dé una imagen de más división y alejamiento entre “hermanas”enfermeras. Además, está la cuestión de la presencia cada vez mayor de la mano negra del edadismo descarnado entre los organismos de la administración pública sanitaria, tal y como pudimos comprobar desgraciadamente en tiempos de pandemia. Para algunos de estos representantes, por lo visto a los mayores hay que tenerles pena, pero tampoco esforzarse demasiado en procurarles la atención digna que se merecen. Son posicionamientos claramente utilitaristas desde un punto de vista ético y deontológico, totalmente alejados de los objetivos personalistas de la enfermería geriátrica.

Competencias de la enfermera especialista

La enfermera especialista en geriatría está preparada para ofrecer una atención integral y centrada en la persona, teniendo en cuenta su entorno cultural, familiar y las normas éticas y de autocuidados de las personas mayores.

El programa formativo de Enfermería Geriátrica define un conjunto amplio de competencias específicas en los ámbitos de la gerontología: clínica, funcional, psicológica y social.

Una especialista en geriatría es totalmente capaz de evaluar y diagnosticar los cambios de salud propiosde la edad avanzada (enfermedades crónicas, síndromes geriátricos y situaciones de dependencia) yaplicar cuidados de calidad en esas situaciones. También se forman en prevención de riesgos de deterioro funcional, educación sanitaria de la persona mayor y de la familia, y en la administración segura de fármacos y terapias complementarias adaptadas al paciente mayor.

En el aspecto psicológico, deben saber identificar y manejar comportamientos complejos o desafiantes propios de demencias u otros trastornos cognitivos. Asimismo, aprenden a comunicarse de forma efectiva con los pacientes y sus cuidadores, prestando apoyo psicoemocional en situaciones de fragilidad, dolor crónico, sufrimiento o duelo.

En las comunidades donde se apuesta por mejorar la atención a los mayores, existen un mayor reconocimiento de la enfermería geriátrica

Igualmente, integran competencias sociales y conocen las estructuras de apoyo comunitario y de cuidadores informales, así como detectar y actuar ante posibles malos tratos o edadismo.

Ámbitos profesionales de la enfermera geriátrica

Rocío López, enfermera especialista en geriatría y vocal por Galicia de la SEEGG.
Rocío López, enfermera especialista en geriatría y vocal por Galicia de la SEEGG.

Las enfermeras especialistas en geriatría pueden trabajar en múltiples entornos asistenciales. En hospitales suelen desempeñarse en plantas de agudos geriátricos, unidades de subagudos o media estancia, unidades de ortogeriatría, consultas externas, hospital de día geriátrico e incluso equipos de enlace hospital-residencias. También participan en las urgencias y en equipos de hospitalización a domicilio y apoyo a residencias especializadas en mayores, así como en unidades de cuidados paliativos.

En el ámbito extrahospitalario, tienen un papel clave en centros de atención sociocomunitaria de mayores (tanto públicas, concertadas o residencias privadas), donde coordinan los cuidados enfermeros. Asimismo, pueden integrarse en centros y programas de atención primaria (como los equipos de soporte domiciliario ESAD, atención a la cronicidad y abordaje de la fragilidad). En general, la demanda de enfermeras formadas en geriatría es alta en todos los entornos donde viven o se atienden personas mayores dependientes, debido a sus necesidades complejas y su aumento poblacional.

Unidades Docentes Multiprofesionales (UDM)

En los últimos años se han constituido las primeras Unidades Docentes Multiprofesionales (UDM) de geriatría en España. Por ejemplo, el Hospital Universitario Infanta Leonor de Madrid creó en 2023 una UDM que ofrece plazas MIR de medicina geriátrica y plazas EIR de enfermería geriátrica. Esta UDM dispone de servicio propio de geriatría con unidades de agudos, ortogeriatría, enlaces con residencias, consultas monográficas y programas innovadores (p.ej. un programa de prevención del delirium).

Otro ejemplo es Matia Fundazioa en el País Vasco, que ha definido una UDM con un organigrama interdisciplinar (medicina geriátrica, enfermería, rehabilitación, fisioterapia, etc.) para formar conjuntamente especialistas en geriatría que favorecen la formación transversal y colaborativa entre expertos.

Actualmente, y a raíz de la pandemia COVID-19 podemos encontrar en A Coruña, Albacete y Madrid, donde existen unidades de apoyo residencial formados por geriatras y enfermeras especialistas, que coordinan la atención del paciente en los distintos niveles asistenciales.

Unidades de geriatría en hospitales

Imagen: Plazas EIR 2025 por especialidades y CC.AA. Fuente: BOE.
Imagen: Plazas EIR 2025 por especialidades y CC.AA. Fuente: BOE.

La cobertura de unidades geriátricas especializadas en los hospitales españoles es muy heterogénea. Sólo unas pocas comunidades autónomas han definido la figura profesional de enfermera especialista en geriatría en sus servicios de salud.

Son muy pocas las comunidades autónomas que han incluido la categoría “Enfermera Especialista en Geriatría” en su oferta de empleo sanitario (como Euskadi, Castilla y León, Navarra, Comunidad Valenciana, Cataluña y Madrid), mientras que en el resto la enfermería geriátrica carece de reconocimiento propio. En consecuencia, el número de unidades de geriatría hospitalarias activas es limitado. Esto no solo es una cuestión de números, sino que tiene una evidente repercusión en cuanto a las exigibles condiciones constitucionales de igualdad, equidad y proporcionalidad. Se han creado sistemas sanitarios de primera y segunda categoría, de manera que en aquellos donde se apuesta por mejorar la atención a los mayores mediante el desarrollo y reconocimiento oficial de la especialidad de enfermería geriátrica, los mayores tienen acceso a unos servicios sanitarios más eficientes, mientras que en otras comunidades los mayores no tienen derecho a una atención digna.

Listas abiertas de empleo en las comunidades autónomas

En España la mayoría de las especialidades sanitarias se convocan por concurso oposición centralizado, pero algunas comunidades han implantado bolsas de empleo abiertas y permanentes para cubrir vacantes temporales. En el caso de la enfermería geriátrica, destaca Aragón, donde el Servicio Aragonés de Salud, puso en marcha en 2022 una convocatoria abierta y permanente para la cobertura temporal de plazas de Enfermera Especialista en Geriatría (BOA 15/07/2022). Es decir, los aspirantes pueden inscribirse continuamente en una lista de espera (bolsa) para acceder a esas vacantes sin pasar por un examen específico. Y para eso primero crearon plazas de enfermeras especialistas en geriatría.

La especialidad en las residencias

La atención residencial a personas mayores en España ha crecido en los últimos años, pero con predominio del sector privado. Según datos del IMSERSO, hay un total de 389.031 plazas residenciales en 5.542 centros. De ellas, el 62% (242.206 plazas) son financiadas con fondos públicos (ya sea centros públicos o concertados), mientras que el 38% restante (146.825 plazas) corresponde a financiación privada. Es decir, la mayoría de los centros (4.107 de 5.542) son privados, aunque concentran algo menos de la mitad de las plazas.

Este modelo de gestión tiene consecuencias laborales negativas. El empleo en residencias de mayores es conocido por su precariedad: sueldos bajos, exceso de trabajo y alta rotación y temporalidad. De acuerdo con el Convenio Colectivo estatal de residencias, el salario base de una enfermera de residencia es de unos 1.435 € brutos mensuales (en 14 pagas), cifras que distan mucho de los sueldos de la sanidad pública. Según asociaciones patronales del sector, actualmente faltarían en torno a15.000 y 24.000 enfermeras para cubrir la demanda en todas las residencias españolas (unas 2,7 enfermeras por centro de media). Este déficit estructural se agrava porque muchas profesionales jóvenes sólo encuentran contratos muy cortos (de 3 a 6 meses), lo que incentiva su abandono. De hecho, se han descrito casos de enfermeras que renuncian al puesto en residencias para trabajar en otros sectores por ofrecer mayor estabilidad y sueldo.

Los convenios colectivos ni siquiera recogen en sus listas de profesionales la figura de la enfermera especialista en geriatría. Los convenios recogen una realidad supeditada a la necesidad de ajustarla a los presupuestos de las entidades mayoritarias. Pero estos presupuestos están condicionados por los precios que la administración pública está decidida a pagar por lo que esta entiende que es una atención digna. La solución al problema de las residencias y la carencia de enfermeras no la tienen las entidades gestoras, sino que recae totalmente en la administración pública, que es la garante de la calidad asistencial de todos los ciudadanos. Cuando sus responsables quieran, los problemas se solucionarán.

En resumen, la combinación de plazas insuficientes, las condiciones laborales poco atractivas, y una total irresponsabilidad de la administración pública en cuanto a su figura de arbitraje ha llevado a una fuga de profesionales y una fuerte escasez de enfermeras especializadas en geriatría en el ámbito residencial público y privado.

Propuestas para la retención y captación de enfermeras

La escasez actual de enfermeras geriátricas especializadas obliga a adoptar medidas urgentes. A modo de resumen entre las posibles mejoras destacan las siguientes:

Incrementar las plazas de formación

Dada la alta necesidad asistencial, es fundamental seguir aumentando las plazas EIR de Geriatría. Ello podría incluir fondos adicionales o cupos específicos en las comunidades autónomas que históricamente ofertan pocas o ninguna plaza.

Estabilidad laboral garantizada

Convocar bolsas y oposiciones específicas para enfermeras geriátricas, con reconocimiento oficial de la especialidad, ayudaría a fidelizar a los Por ejemplo, extender los modelos de bolsa permanente (como en Aragón) a otras regiones para que las enfermeras puedan acceder a plazas en geriatría sin depender únicamente de la rotación ocasional. Además, debería fomentarse la creación de puestos específicos para enfermeras especialista en geriatría en los centros (hospitales y residencias), evitando que sean absorbidas en listas generales.

Mejora de condiciones laborales

Dignificar las condiciones laborales en el ámbito geriátrico con salarios competitivos y equiparables al resto de especialidades, jornadas antiestrés y contratos estables. Además de los beneficios sociales (como permisos de conciliación) para retener talento.

Integración en equipos multiprofesionales

Promover entornos de trabajo colaborativos donde la enfermera geriatra tenga un rol destacado que mejoren la identidad y la satisfacción profesional. Fomentar la participación en comisiones de geriatría y en la planificación de políticas de atención al mayor, junto a otras especialidades de enfermería, daría mayor visibilidad a la especialidad.

Promoción y sensibilización

Difundir el valor de la enfermería geriátrica entre la comunidad sanitaria y la sociedad a través de programas de divulgación, líneas de investigación en gerontología de enfermería y mayor reconocimiento institucional pueden animar a nuevas generaciones a elegir esta especialidad.

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