Los sanitarios y otros profesionales que han estado en primera línea en la pandemia han estado sometidos a altos niveles de estrés y han sufrido de forma recurrente alteraciones emocionales que, si no se abordan de manera correcta, pueden derivar en trastornos más graves.
Según los primeros estudios realizados para valorar el impacto que COVID-19 ha tenido en el personal sanitario muestran que este colectivo presenta síntomas compatibles con el estrés postraumático, síntomas de ansiedad, depresión, u otros trastornos.
Los profesionales sanitarios han vivido esta situación desde una perspectiva específica que requiere un abordaje terapéutico acorde, donde además se trabaje de forma específica la dualidad como paciente y cuidador de la salud.
Por ello, la Clínica López Ibor ha diseñado un programa específico para el abordaje del post-trauma y burnout cuyo objetivo es dotar a los profesionales de la salud de mecanismos y estrategias de afrontamiento que les ayuden a sobreponerse de los efectos negativos que les ha generado esta situación.
Así, un equipo especializado de psicoterapeutas valorará cada caso concreto y establecerá una intervención acorde a las vivencias y necesidades de cada persona.
La doctora Julia Picazo, coordinadora de psiquiatría de la CLI, asegura que “la intervención está enfocada a trabajar la regulación emocional cuando se están padeciendo síntomas ansiosos o alteraciones del ánimo, a subsanar el estrés post traumático y el agotamiento mental como consecuencia de la atención realizada durante la pandemia”.
Por su parte, la coordinadora de Psicología de la CLI, Beatriz Mora, sostiene que “los profesionales sanitarios han vivido situaciones que pueden poner en riesgo su equilibrio mental. Por tanto, la interpretación que hagan de esta situación y de sus consecuencias, así como la forma de afrontarla puede ayudarlos a reducir el riesgo de sufrir dichas alteraciones en nuestra salud mental. Y esto es lo que trabajamos en nuestro Programa Post COVID-19 dirigido a estos profesionales”.
El programa dura entre dos y cuatro semanas, según los requerimientos individuales de cada paciente. Durante las sesiones, que pueden ser individuales o colectivas, “se trabajará la identificación y reconocimiento de los problemas, las respuestas que se activan ante el estrés, así como el autocontrol emocional y toma de decisiones. También se potencian hábitos saludables, pautas de autocuidado, mecanismos de adaptación y aceptación, estrategias de afrontamiento y preparación a la vuelta”, afirma Mora.
Carlos Rus, presidente de ASPE, asegura que “estas iniciativas en favor de los profesionales son muy positivas, más si vienen avaladas por un referente de la Salud Mental como la Clínica Lopez Ibor. No cabe duda de que los profesionales sanitarios han sufrido de una forma particular la pandemia y es necesario darles el apoyo físico y psicológico que merecen”.
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