Aunque ya se van conociendo datos acerca del suceso, el procedimiento está en proceso de instrucción. Por tanto, hemos querido centrarnos en conocer cómo se podrían prevenir situaciones de riesgo. Para ello, hemos preguntado a un especialista en esta materia, César Mayoral, consultor de Emergencias y Seguridad.
Según explica Mayoral, las residencias de mayores tienen la obligación de tener un Plan de Autoprotección. Teniendo en cuenta que las personas que están en las residencias de mayores no pueden evacuar por sus propios medios, la Norma Básica de Autoprotección 393/2007, y las normas desarrolladas por las comunidades autónomas que tienen transferidas las competencias de emergencias, establecen la obligatoriedad de elaborar e implantar un Plan de Autoprotección.
Estos planes se asientan en dos aspectos fundamentales, indica este consultor:
Una vez desarrollado el Plan de Autoprotección, el siguiente paso formar correctamente a los trabajadores para saber actuar ante este tipo de situaciones y realizar simulacros de emergencias. “Ambas cuestiones con carácter anual y obligatorio”, sostiene César Mayoral.
En concreto, sobre la formación recomienda que esté muy adaptada a la residencia objeto del Plan de Autoprotección: “Al trabajador le interesa saber qué debe hacer y cuándo, en caso de emergencia, en su residencia y no en otra”.
Del mismo modo, el simulacro se debe hacer teniendo en cuenta cuestiones como emergencias sufridas en la residencia, resultados de los últimos simulacros, etc. Para aumentar el nivel de formación de los trabajadores en su propia residencia.
Los errores más comunes en lo que respecta a la prevención de incendios en las residencias y a los que tienen que estar atentos los responsables de los centros es a lo que Mayoral denomina “cadena de seguridad” y que comienza un poco antes de llegar a los responsables de los centros.
“Sabemos que la mayoría de las emergencias se inician debido al aparato eléctrico, esto es, regletas, cargadores, etc. Teniendo en cuenta este punto de inicio, podemos establecer algunas pautas para que todos participemos en la seguridad de las personas mayores”, subraya.
Por ejemplo, a la hora de comprar cualquier elemento eléctrico, que posteriormente se llevará a la residencia, hay que comprobar que tiene su marcado CE. En el caso de las regletas, además del punto anterior, mirar el limite de potencia que soporta. Y, ante la duda, preguntar al personal de la residencia si es un elemento seguro para que se enchufe en el interior.
Este experto también recomienda que cuando se realicen labores de limpieza y/o mantenimiento y se observe cualquier elemento con inusual calor, desenchufar rápidamente e informar a la dirección de la residencia para que tome las medidas oportunas. Del mismo modo, cuando estos elementos estén cercanos a las camas, cortinas, etc.
Una vez tomadas estas medidas de inicio, ahora sí depende de los responsables de los centros, la formación y simulacro de emergencias que deben realizar todos los trabajadores todos los años. “Como podemos observar, la seguridad es cosa de todos y en todo momento”, incide.
En opinión de César Mayoral, las residencias dan importancia a al aspecto de la seguridad, aunque, en caso de emergencia, depende de las personas que estén trabajando en eso momento. Por tanto, considera que hay que dedicarle más tiempo a la concienciación en medidas preventivas, y a la formación en las medidas de qué se debe hacer, y qué no hacer, en caso de emergencia.
Por otro lado, recomienda a las residencias convocar a los familiares de las personas mayores a alguna sesión de concienciación en materia de emergencias. “De este modo, participa toda la cadena de seguridad”, apunta.
La formación que se ofrece sobre prevención de incendios a los profesionales que trabajan en residencias debe ser concreta y adaptada a la residencia. “Fijar las horas de formación, sin establecer el contenido, provoca que se pierda el objetivo que es que los trabajadores sepan qué tienen que hacer en caso de emergencia. Una emergencia que se puede producir en cualquier momento del día y/o de la noche”, advierte César Mayoral.
“La formación se debe dirigir al perfil de personas, horarios, etc. de profesionales que trabajan en la residencia, es decir, dos trabajadores a las 02:00 h, en caso de fuego, ¿van a desplegar una Boca de Incendios Equipada? La respuesta es no. Por dos motivos: Uno porque no saben y dos porque no se atreven. Y es lógico, no es su trabajo. Lo que si pueden hacer en cerrar puertas y avisar al 112 dando información correcta. En este punto es donde creo que hay que incidir. El resto forma parte de un día de asueto, pero nada práctico en caso de emergencia real”, señala.
Lo recomendable y obligatorio es que, al menos una vez al año se realice un simulacro contra incendios en residencias de mayores. Pero este consultor matiza que no es necesario realizar evacuaciones completas y/o complejas, sino realizar simulacros concretos como por ejemplo evacuaciones de una planta trabajando la sectorización de ésta, dejar a las personas dentro de las habitaciones (confinamiento), etc. Según explica, algunas residencias se empeñan en realizar simulacro total con la consiguiente descoordinación y desmoralización del personal al entender que no sirve para nada. Y, sin embargo, “aunque parezca lo contrario, en ocasiones, mantener a las personas en el interior de las habitaciones y llamar inmediatamente a los servicios de emergencia es más seguro que producir evacuaciones no controladas”, sostiene.
Para cumplir correctamente con las medidas de emergencias, César Mayoral recomienda a los responsables de las residencias que sigan el siguiente check list:
PLAN DE AUTOPROTECCIÓN | SÍ | NO | |
La fecha de la última revisión supera los tres (3) años. |
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| FORMACIÓN Y SIMULACRO | SÍ | NO |
| La fecha de realización de la última formación en emergencias supera un (1) año. |
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| La fecha del informe del último simulacro supera un (1) año. |
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Si la respuesta es sí, en alguna de las cuestiones, debe ponerse en contacto inmediatamente con un profesional para que le actualice y registre el Plan de Autoprotección, formación y/o simulacro.
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